por GÉNERO TARSO*
El Desguace de la Democracia y los Demonios de Todos
La aprobación de la “PEC do Calote” fue una barbaridad cometida dentro del Estado de Derecho, que así se aleja de una Democracia Constitucional, para ser una democracia de contingencia, en crisis política, moral e institucional, por tres motivos principales: sus métodos de formación de una mayoría calificada, no sólo eran fisiológicas, sino delictivas; sus objetivos son espurios, colocando en planes iguales los créditos de capital adeudados por el Estado, los créditos alimentarios de la Seguridad Social y los valores salariales de los trabajadores del sector público estatal; finalmente, se utilizó un “presupuesto secreto” de la Unión para obtener dicha mayoría, instrumento que viola el principio de publicidad y moral pública, para la compra y venta de votos en la Cámara de Diputados.
Los acreedores de la Unión, así, fueron tratados como "bárbaros", enemigos externos, combatidos con el uso de "fondos secretos, cortados en su red y ciertos derechos, por formas de "excepción" penal, sin prever responsabilidades y equiparación de deberes: incumpliendo contratos, corrompiendo aún más el Poder Legislativo e incluso agravando la situación social de los más pobres, pues entre sus objetivos estaba también la eliminación de la Bolsa Família.
Cícero, Hitler y Bolsonaro tienen algo en común. El primero, Cicerón, en el debate sobre los bárbaros que “amenazaban” al Imperio Romano y se negaban a sí mismos como esclavos –para gloria de la Ciudad– admitía que a veces sería justo “exterminarlos”; el segundo, Hitler, vio en la racionalidad técnica de la modernidad la autorización del sentido bárbaro del exterminio (del extranjero no nacional); y el tercero, Bolsonaro -con su "inmunidad de rebaño"- fulmina todos los días, públicamente, la compasión y así estimula -no la inmunidad- sino la muerte de lo que él cree ser, el "rebaño" humano de compatriotas que tiene el deber de sufrir , por tu Roma medieval.
El estallido de la Primera Guerra Mundial fue el punto de partida de un conjunto de reflexiones de intelectuales de izquierda y del campo democrático pacifista en Europa, sobre el futuro de la “civilización” europea. Los grandes terremotos históricos siempre han movido las placas tectónicas sobre las que se asientan las filosofías en boga que, en el plano específico de la política, reestructuran relaciones afectivas, alianzas, concepciones que pasan a moverse en torno a los intereses de las clases en lucha.
En estos tiempos, nuevos temas de fondo que de pronto se aclaran reposicionan sujetos políticos en el espacio social en torno a nuevos temas clave. En ese contexto preparatorio de la disputa entre los imperialismos del Continente, se trataba de paz o guerra, acuerdo o violencia bélica, conciliación entre Estados o violencia bárbara. Vida o muerte, luz o sombra de los delirios del mal, aire fresco o asfixia, que están siempre presentes para las elecciones humanas que, al final, producen su destino.
El esquema del estudio que generó el ensayo pequeño (grande) teoría del romance, de Lukács, fue concebida en 1914, aunque sólo se publicó en forma de libro en 1920, en Berlín. Su punto central fue el repudio moral a la Guerra. Y, más aún, la aversión a lo que llamó “entusiasmo belicoso”, en el violento ambiente político, en el que mantuvo su diálogo con su amiga Marianne Weber, quien quiso vencer la resistencia del joven filósofo, hábil en el uso de argumentos épicos. para seducirlo.
La historia –en su momento– para el joven Lukács, prefiguró, no actos heroicos sino dilemas morales, de los que Marianne quisiera extraer “actos de heroísmo”, en situaciones de defensa nacional, por encima de cuestiones políticas y de clase. lo mejor que habían generado las políticas de izquierda hasta entonces, era clarísimo: “Cuanto mayores son estas hazañas de armas, peor es la guerra”. Es decir, ningún hecho heroico dentro de la barbarie es mayor que la dignidad humana, esgrimida para evitarla.
La base parlamentaria del gobierno, salvo raras excepciones, ya no es una base meramente fisiológica, proveniente de nuestro distorsionado presidencialismo de coalición, y ha cruzado el rubicón: es probablemente hoy, más que ayer, una simple base criminal, una extensión política controlada por el milicianos diseminados en los sótanos del crimen organizado y dentro del Estado.
Vivimos una tragedia, más que un drama o una obra épica: el propio Lukács dice que “la tragedia elimina la jerarquía de los mundos superiores. Para ella no hay ni dios ni demonio, porque el mundo exterior no es más que una ocasión dada al alma para volverse (falsamente) heroica. Y lo hace como un mito, que previene problemas de conciencia y relevancia a los sentimientos de dignidad humana y compasión por los que sufren. El demonio, por cierto, no se extingue, sino que se convierte -a partir de entonces- en el demonio de cada uno, al acecho del siguiente acto por la oportunidad de sobrevivir.
* Tarso en ley fue Gobernador del Estado de Rio Grande do Sul, Alcalde de Porto Alegre, Ministro de Justicia, Ministro de Educación y Ministro de Relaciones Institucionales de Brasil. Autor, entre otros libros, de El futuro para armar (Voces).