por FRANCISCO PEREIRA DE FARIAS*
El votante percibe que, en los distintos ámbitos electorales, los intereses en juego son diferentes: a mayor nivel electoral, más estratégicos los intereses
Aprovechando la publicación del acervo de informaciones del IBGE sobre participación político-electoral, presentaré algunas breves consideraciones sobre algunos de esos datos.
En 2022, la comunidad de votantes en Brasil registra 155.756.933, repartidos en 494.659 colegios electorales, con un promedio de 315 votantes por colegio electoral. Generalmente, estos 315 electores tienen una relación de barrio y afinidades sociales (clase, región, etnia, familia), lo que les permite, dado su reducido tamaño, la experiencia de autogobierno informal, gestionar o incidir en problemas cotidianos, como la limpieza del plaza, recolección de basura, seguridad, alumbrado público y otros temas comunes.
Aunque esta experiencia espontánea de participación esté condicionada por las instituciones y normas del Estado brasileño (municipio, estado y federación), bajo la hegemonía de la clase, región y etnia más poderosa, sigue siendo una promesa realizable de superación de la división social de hoy en una auténtica comunidad de valores e intereses compartidos.
El proceso de participación política se produce por la relación entre yo y otro. Un nosotros se distingue por la solidaridad de valores comunes a los individuos; tales valores sirven como medida de las diferenciaciones individuales, de tal manera que no se tornen exageradas, desproporcionadas, desarmónicas. Este nosotros funciona, por tanto, como condición para la especialización del yo y del otro. Evidentemente, el nosotros sólo puede existir, de manera auténtica, en los ámbitos tanto de la colectividad primordial como de la clase social, y no en el campo de la colectividad total dividida por valores antagónicos, como la oposición entre capital y trabajo asalariado.
La división del trabajo social -funciones productivas, reproductivas, simbólicas- da lugar a diferentes formas de participación. De las similitudes o diferencias en las funciones desempeñadas por los individuos surgen afinidades, que determinan objetivos comunes y solidaridades asociativas. Al mismo tiempo, la asociación ve una competencia por el liderazgo y por la prevalencia de puntos de vista particulares en el interés global de la asociación, tanto en el campo microsocial (familia, amistad) como en el campo macrosocial (trabajo grupo, comunidad global). .
La participación política, desde las agrupaciones más simples hasta las más complejas, está así marcada por lazos de solidaridad y competencia. El límite de la competencia, dentro de la asociación, será no cuestionar sus valores básicos, mantener el respeto al tipo histórico de reciprocidad social.
La extrapolación de este límite da lugar a otro patrón histórico de la relación de los participantes, a saber, el antagonismo. Aquí no sólo hay una disputa por la hegemonía, la generalización de intereses dentro del tipo histórico de asociación, sino la lucha por la definición del tipo como tal, es decir, el cambio o la preservación del modelo asociativo.
En el contexto del voto “libre”, los votantes tienden a tener diferentes expectativas, dependiendo del ámbito de la elección, lo que resulta en una “mezcla” de opciones partidarias. En la elección de 2022, mientras que el Partido de los Trabajadores (PT), que obtuvo la mayor cantidad de votos para presidente, eligió 04 senadores y 69 diputados federales; el Partido Liberal (PL), cuyo candidato presidencial fue derrotado en las elecciones, registró 08 senadores y 99 diputados federales.
El votante también percibe que, en los distintos ámbitos electorales, los intereses en juego son diferentes: cuanto más alto es el nivel electoral, más estratégicos son los intereses. El análisis de los votos en blanco da fe de la diferencia de expectativas. En general, la tasa de votos en blanco –que puede denotar una actitud de indiferencia por parte de los votantes– es mayor en las elecciones subnacionales que en las nacionales.
En 2022, los votos en blanco para gobernador en los estados de São Paulo (Sudeste) y Piauí (Noreste) fueron, respectivamente, el 6,06% y el 2,56% de la participación total; mientras que para presidente representaron el 2,10% y el 0,92%. La postura menos exigente del elector es pues, contrariamente a lo que indica el sentido común, más para el ámbito subnacional que para el nacional.
Desde el punto de vista de la división ejecutivo/legislativo, se sabe que los aparatos legislativos son más vulnerables al voto utilitario y, por tanto, al voto flotante. Un estudio sobre el voto en la ciudad de Río de Janeiro sugirió dos condiciones para esa mayor vulnerabilidad de los cargos legislativos (GAY, 1990).
El primero encuentra que los candidatos legislativos tienen menos acceso a los medios de comunicación y otros foros de partidos políticos que los candidatos ejecutivos. El segundo observa que los cargos legislativos requieren menos votos que los cargos ejecutivos, lo que hace más viable la estrategia utilitaria para el primer sector. Es posible agregar un tercer elemento: para los votantes, el papel de la legislatura es menos evidente, en comparación con la visibilidad de las tareas del ejecutivo.
Finalmente, en 2022, el PT recuperó el cargo de presidente de la república, que había perdido en 2018; fue, por lo tanto, una elección prospectiva del electorado. En este contexto, el total de diputados estatales del partido, el cargo más sensible a los votos flotantes, pasó de 83 a 115, lo que representa un aumento del 38% (para una expansión del 5% del electorado).
Diferentemente, en 2010, el partido ganó el tercer mandato a la presidencia del país, en una elección retrospectiva, por lo tanto, de los votantes. En este caso, la bancada de diputados estatales había crecido de 109 a 144, lo que indica una ganancia del 24,3% (sobre un aumento del 7,3% en el total de votantes).
Podemos preguntarnos si la mayor tasa de crecimiento del voto flotante en el partido en 2022 sería un síntoma de la caída del sentimiento anti-PT que marcó la crisis política en el país.
* Francisco Pereira de Farias Es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Federal de Piauí. Autor, entre otros libros, de Reflexiones sobre la teoría política de las jóvenes Poulantzas (1968-1974) (luchas contra el capital).
referencia
GAY, Roberto. Organización comunitaria y política clientelista en el Brasil contemporáneo: un estudio de caso del suburbio de Río de Janeiro. Revista internacional de investigación urbana y regional, v. 14, núm. 4, pág. 648-666, 1990.
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