por HUGO ALBUQUERQUE*
Donald Trump tiene la intención de aumentar la explotación de los trabajadores inmigrantes ilegales –muchos de ellos mexicanos– en lugar de expulsarlos del país.
El presidente mexicano López Obrador, del progresista Movimiento Regeneración Nacional (Morena), estableció un nuevo método de comunicación masiva durante su mandato (2018-2024): mañanera, rueda de prensa en la que se dedicó a abordar cara a cara los problemas del país. Así lo sostuvo su sucesora, Claudia Sheinbaum, quien ahora se vio obligada a respondedores un informe sensacionalista do New York Times.
En este caso, el diario estadounidense, conocido por oponerse a Donald Trump, decidió realizar un reportaje en el que sus periodistas presenciaron la producción clandestina de fentanilo, un opioide sintético, en una cocina de una ciudad mexicana. El espectacular informe ignora que la producción del fármaco requiere laboratorios profesionales, ya que la manipulación del ingrediente activo de la sustancia es letal.
Toda la historia, más allá de lo probable. noticias falsas de un renombrado periódico en el que se produciría “periodismo profesional”, muestra un realineamiento del campo liberal estadounidense, que favorece el trumpismo –cuya nueva encarnación ha abusado de la retórica de bravuconería contra sus vecinos, especialmente México, a quien se atribuye responsabilidad por delitos ilegales la inmigración o la epidemia de adicción al fentanilo en Estados Unidos.
Claudia Sheinbaum contraataca
Científica de formación, Claudia Sheinbaum es hija de la clase media inmigrante europea y educada que vio a México como un refugio seguro durante el siglo XX. Además de ser la constructora del partido Morena con López Obrador, se convirtió en su sucesora y sostiene. Los mismos métodos de comunicación con las masas de su antecesor, aunque imprimiendo un estilo propio.
Esta forma de comunicación directa, asociada a las políticas sociales y populares del partido, fue clave para la construcción de una hegemonía estable, sin precedentes en el país desde la fragmentación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los años 1980, cuando su liderazgo se trasladó al bien. . El camino hacia la fundación de Morena fue una marcha larga, llena de accidentes y aprendizajes importantes.
En el camino, también estuvo la fundación del Partido Revolucionario Democrático (PRD) en 1989, hoy proclive al liberalismo, hasta llegar al momento actual, con su ala izquierda transformada en movimiento y luego en partido en 2011. comunicación con las masas – y ahora, desde Presidente – fue un punto central en la solidificación del partido, que desde 2018 es la fuerza política más grande de México.
Volviendo a la vaca fría, Claudia Sheinbaum prefirió abordar directamente una narrativa -en un ambiente supuestamente serio- que corrobora los ataques de la extrema derecha estadounidense a su país, y demuestra que está dispuesta al antagonismo que decidió López Obrador. evitar, incluso en el primer mandato de Donald Trump. Hoy, la situación entre ambos países se intensifica dramáticamente, en un verdadero terremoto geopolítico.
Si bien ataca a Canadá, que pasará por elecciones anticipadas que deberían elegir a la derecha radical, el caso mexicano es diferente: Donald Trump ataca, pero con cautela, ya que el liderazgo izquierdista es sumamente popular, a diferencia del longevo primer ministro liberal canadiense Justin Trudeau y su enemigo, que se convirtió en un pato saliente. Y ambos países son objetivos de la política más general de Donald Trump, pero también importantes chivos expiatorios.
La epidemia de fentanilo
Un opioide sintético decenas de veces más potente que la morfina, el fentanilo se ha convertido en los últimos años en una auténtica plaga en Estados Unidos. La conjunción de la falta de un sistema de salud pública y el crecimiento de la desigualdad social y la pobreza empuja a las masas hacia la automedicación o la drogadicción absoluta. Esto se ha convertido, ahora mismo, en uno de los mayores problemas estadounidenses.
Es profundamente irónico que en tiempos de rivalidad estadounidense con China, que se libró de una plaga de opioides inducida por los británicos entre los siglos XIX y XX, Estados Unidos se enfrente a un problema de este orden. Las causas, obviamente, son diferentes, a pesar de la narrativa construida por los propios demócratas de que China tuvo algo que ver con esto –en otra especulación sobre las causas de este mismo mal–.
Por supuesto, la historia china, de que una plaga de adicción al opio creada como comercio espurio y como arma de guerra, se les ocurre a los anglosajones en general, ya que uno generalmente mide las cosas con uno mismo como gobernante. Faltan pruebas más generales, aunque el fentanilo, ahora utilizado como arma por su rival China, también se está convirtiendo rápidamente en una amenaza traída por México, una especie de Estado paria y origen de todos los males.
Dejando un número récord de personas sin hogar, muchos ex veteranos con graves consecuencias y soldados sin tratamiento médico adecuado, además de las complicaciones provocadas por la falta de salud pública, Joe Biden fue el presidente bajo el cual la plaga del fentanilo explotó como la principal causa de muertes de jóvenes en su país –y ésta, sin duda, fue una de las principales (o al menos una de las más visibles) causas del curioso regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
Cuánto más fácil es culpar a un enemigo externo y, por tanto, exculparse a uno mismo sin dejar de utilizarlo como subterfugio para otros fines: en este sentido, Donald Trump, transformando el “fentanilo que viene de China” en “fentanilo mexicano”, llega a una superstición que se vuelve vuelve a los planes, pero encuentra la New York Times, su rival que recientemente dijo que sería “incapaz de liderar.
¿Qué quieren los estadounidenses?
Desde el antiguo Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de 1994, reemplazado por el Tratado Estados Unidos-México-Canadá (Umsca) en 2020, no solo ha crecido la dependencia comercial de México y Canadá entre sí hacia Estados Unidos, sino que También la calidad de vida en estos países cayó considerablemente: México, hasta el regreso de Morena, comenzó a funcionar.
En términos comerciales, sin embargo, Estados Unidos se volvió deficitario en relación con México, porque el TLCAN significó el desplazamiento de capital estadounidense para producir a menores costos –principalmente debido a salarios precarios– al otro lado de la frontera. No sorprende que Donald Trump haya convertido el TLCAN en el blanco principal de su retórica demagógica sobre la recuperación del empleo, al tiempo que aludía a la cuestión de los inmigrantes.
Más allá de la retórica, lo que las cifras muestran es que Donald Trump pretendía aumentar la explotación de los trabajadores inmigrantes ilegales –muchos de ellos mexicanos– en lugar de expulsarlos del país. Por otro lado, el cambio en los marcos comerciales entre Estados Unidos y México no cambió la dinámica de crecimiento del déficit del lado estadounidense, que tiene un elemento interesante: la guerra comercial contra China.
Si, por un lado, Donald Trump buscó crear dificultades a las importaciones desde México, estimular la producción en territorio estadounidense –aunque esto sea menos relevante de lo que parece–, por otro lado, la guerra comercial contra China provocó um auge de las exportaciones del país asiático a México, con la propia economía estadounidense estimulando al país latino como medio para eludir la política de sanciones de Washington.
¿Sugiere esto que el fentanilo podría ser un problema causado por China y México, en este contexto, contra Estados Unidos? Nada nos permite decir esto, sobre todo porque la propia retórica trumpista siempre alterna entre un país y otro, y no atribuye a ambos la causa de la epidemia, que sólo parece decir que es un chivo expiatorio de la guerra comercial, que no es verdadero en los términos en que se realiza.
Por cierto, considerar los déficits comerciales estadounidenses como un “problema” se basa en la premisa de que Estados Unidos puede suministrar, a precios adecuados, una gran parte de la oferta externa y, por tanto, satisfacer su propia gigantesca demanda. Posiblemente ni siquiera Donald Trump lo crea del todo, sino que los aranceles localizados parecen tener razones estratégicas y, además, ayudan a dinamizar sectores de la economía estadounidense en el mercado de capitales.
El “fantasma del fentanilo” aparece como una doble mentira, en sí mismo y en el propósito de lo que pretende ser un instrumento, ya que la guerra comercial tiene mucho más que ver con el mercado de valores y las acciones de las corporaciones estadounidenses que con “reemplazar importaciones”. Pero es una bandera para inflamar sus bases, construir una cultura de explotación a través del miedo, aún mayor contra los trabajadores mexicanos, y mantener un dominio estratégico sobre su vecino.
La novedad de la historia es la New York Times Coincide en algo con Donald Trump, lo que da una señal curiosa. Claudia Sheinbaum hace bien en enfrentar el movimiento, ya que la dependencia comercial de su país aparece como dependencia del otro lado para controlar la inflación. EL Libro del Éxodo nos enseña que Faraón depende más de los esclavos que al revés. Desmantelar este ilusionismo del poder es fundamental para México –y para el mundo.
* Hugo Albuquerque Es abogado y editor de Autonomia Literária.
Publicado originalmente en el sitio web Ópera mundial.
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