por DENÍLSON BOTELHO*
Sólo es posible entender el activismo de Lima Barreto contextualizándolo en medio de los choques políticos e ideológicos en los que el escritor pretendía participar.
“Del calvario y la embriaguez de este gran colgante suburbano, urbano, brasileño y universal, se puede extraer tanto, que es vergonzoso. Sólo se puede decir que las jóvenes generaciones brasileñas se están perdiendo mucho porque no conocen al creador de hombres que sabían javanés, de personas que reflejaban –sin postizos– un Río suburbano que todavía hoy, como entonces, es olvidado; de un pequeño rayo carioca del que quizás nunca antes se había oído hablar –con tanto vigor, coherencia, pasión y humanismo– en la literatura de este país. Por Afonso Henriques de Lima Barreto todo está ahí, vivo, saltando, en las calles, moviéndose, increíblemente irresuelto, [...] años después de su muerte. En la forma incorpórea, cruda y tupiniquim con la que el mulato capturó esta vida carioca, brasileña, sudamericana”. (João Antônio, Calvario y porres del colgante Afonso Henriques de Lima Barreto, P. 14).
Si pudiéramos viajar en el tiempo y regresar al Río de Janeiro de principios de siglo, tendríamos la deliciosa oportunidad de presenciar el surgimiento de la música popular brasileña. De hecho, desde el siglo XIX, diferentes géneros musicales como la polca, el vals y el tango fueron “brasilizados” por los músicos cariocas, dando lugar a estilos musicales con ritmos típicamente locales, como la samba y el choro. Eran ritmos nuevos a los que se les sumaron temas de principios de siglo, como fue el caso de una canción de sátira política del teatro revista, originalmente grabada por Discos Phoenix, que competía en el naciente mercado musical de la época con la mítica Casa Edison en Río de Janeiro, la primera discográfica de 78 rpm, fundada en 1902.
Escasez, considerada una canción de humor, es una canción de autor desconocido, grabada en 1914 por Aristarcho Días, autor de la letra, y la actriz Arminda Santos. La interpretación original de la época, retrata los tiempos difíciles vividos en Río de Janeiro en la década de 1910. En poco más de dos minutos, los intérpretes encarnan a una pareja de recién casados que, en tres estrofas y un coro, cuentan el drama que da título a la canción. y, ciertamente, fue vivida por la mayoría de la población brasileña en esos años.
En el verso inicial, el cantante advierte: “Maricota, ya no podemos casarnos, ¡ay no!”, y luego explica que “los frijoles subieron mucho y el pirão aún más”. Finalmente, “Todo ha subido, carnes secas, viandas y frijoles / Todo ha subido, todo ha subido, todo subirá / La carne fresca, amada mía, ya cuesta diez centavos”. Ante tanta escasez, el coro revela la única solución percibida por el letrista: “Esperando que pase la crisis / es mejor para nuestro amor / qué desgracia, nunca la he visto / lo sentí, lo sentí”.[ 1 ]
El costo de vida crónicamente alto impuso innumerables dificultades y condiciones precarias de supervivencia a gran parte de la población brasileña en las primeras décadas del siglo XX. La postergación de la boda entre Maricota y su prometido sirvió de tema para la canción y demostró la irreverencia con la que se podía comentar este grave problema económico y social.
En el terreno de las letras, Lima Barreto (cuya muerte cumplió 102 años este 1 de noviembre) también puso el dedo en la llaga: “Las distintas partes de nuestro complicísimo gobierno se han movilizado para estudiar y combatir las causas de la creciente escasez de bienes de primera necesidad. a nuestra vida. Las huelgas que se han desatado en diversas partes del país han contribuido en gran medida a estas medidas adoptadas por el Estado. Sin embargo, la vida sigue encareciendo y las medidas no aparecen”.[ 2 ]
La economía brasileña durante este período de la Primera República atravesaba realmente un momento crítico. Las clases populares urbanas lo notaron en su vida cotidiana, especialmente a través de los frecuentes aumentos de los precios de los alimentos. La década de 1910 fue especialmente dolorosa para los bolsillos de las clases sociales más bajas, ya que la gran guerra agravaría problemas que ya se venían acumulando desde finales del siglo XIX.
Al igual que en el período imperial, la agricultura continuó siendo el principal sector de la economía en las primeras décadas republicanas, ya que en 1920 se encontraba que el 66,7% de la población económicamente activa del país se dedicaba a esta actividad.[ 3 ] Este predominio coincide con la persistencia de una estructura territorial altamente concentrada. Ante la falta de liquidez y crédito que marcó finales del siglo XIX, el gobierno buscó una manera de financiar la agricultura y adoptó una política de expansión del crédito interno y emisión de moneda, respaldada por préstamos tomados en el exterior.
Así, al menos dos veces, en 1898 y 1914, el país estuvo al borde del colapso financiero, habiéndose salvado mediante la firma de acuerdos con acreedores externos, los llamados Préstamos de financiación. En estas ocasiones, el Tesoro Nacional logró refinanciar sus deudas, estando dispuesto a pagar préstamos antiguos con préstamos nuevos y altas tasas de interés. Los acreedores y los nombres dados a los acuerdos cambiaron, pero la práctica se volvió recurrente en el período republicano.
Al mismo tiempo, los gobiernos de la Primera República todavía buscaban considerar los intereses de los productores de café, quienes vieron caer en picado el precio y las exportaciones del producto en el mercado externo con el paso de los años. Tratando de ignorar la ley de la oferta y la demanda, los productores se reunieron en Taubaté, en 1906, con el fin de implementar una frustrada política de aumento del valor y sostenimiento del precio del café, que consistía en reducir la oferta del producto y el tipo de cambio.
La reducción de la oferta de café se lograría retirando parte de este producto del mercado, lo que a su vez sería posible gracias a compras financiadas con préstamos externos. Debido a la resistencia de los bancos internacionales, temerosos de la situación financiera de Brasil, esos préstamos serían proporcionados por comerciantes internacionales directamente vinculados al comercio del café. Este último hecho llevó a parte de la historiografía a enfatizar que los mayores beneficiarios de las políticas de valorización del café fueron los comerciantes y banqueros internacionales, y sólo en segundo lugar quedaron los agricultores. Sea como fuere, el hecho es que tales políticas fueron, de hecho, pagadas por la sociedad en su conjunto (en particular, las clases trabajadoras).[ 4 ]
Si bien el café demostró ser un producto rentable e interesante, los agricultores y comerciantes fueron los primeros en beneficiarse de él. Desde el momento en que se devaluó, la pérdida fue compartida “democráticamente” por la sociedad en su conjunto, reservando una parte sustancial para las clases trabajadoras.
A este contexto de deuda externa creciente, se sumó inflación y hambruna generalizada. La demanda de alimentos en la Europa devastada por la guerra está creciendo y, en consecuencia, la oferta en el mercado interno está disminuyendo, lo que contribuye aún más al aumento de los precios de estos productos. Una vez más, el proyecto de ley acaba en los bolsillos de los menos favorecidos, que sufren una degradación cada vez mayor de sus condiciones de vida. Como decía la canción de la revista: “Todo ha subido, todo ha subido, todo debe subir”…
Frente a esto, estaba Lima Barreto protestando en las páginas deEl debate, que comenzó a circular en la segunda quincena de julio de 1917, bajo la dirección de Adolpho Porto y Astrojildo Pereira. Sus escritos permiten valorar cómo se vivió todo esto en la vida cotidiana de la Capital Federal. Por invitación de Pereira, el escritor colaboró en este periódico de 16 páginas, que se vende a 100 reales todos los jueves. Quizás fue éste el periódico en el que el escritor se sintió más cómodo y libre para expresar sus opiniones, después de su propia revista, la Floreal.
Esto es lo que se desprende de las palabras de Porto y Pereira al anunciar sus objetivos: “El programa de esta hoja, se podría decir, está contenido en su propio título – el debate. De hecho, el objetivo principal que nos impulsó a organizarlo fue crear un órgano de debate, cuyas columnas, (…) estén abiertas a la discusión de los problemas actuales más interesantes, en política, economía, literatura, artes… Abordando los temas más temas variados, afrontando con firmeza los problemas más graves, sosteniendo ardientes campañas; en resumen, agitando la opinión pública y reflejando sus acciones y reacciones en el debate, como queramos, será una hoja ardiente, cálida, impetuosa”.
“(…) Sin vínculos políticos ni sociales de ningún tipo, el debate que surge de esta urgente necesidad tendrá siempre sus páginas íntegramente dedicadas a las grandes causas de las libertades colectivas e individuales, indefectiblemente guiadas por un amplio ideal de justicia y equidad”.[ 5 ]
Esta propuesta resume los ideales de prensa que persigue el literato militante: afrontar los temas más serios del momento, con el objetivo de conmover a la opinión pública, combinado con la posibilidad de escribir con autonomía e independencia, sin estar vinculado a ninguna corriente política. . En este sentido, es importante señalar que, también en 1917, el escritor soñaba con repetir su sueño de tener su propia revista. Esta vez se llamaría nota marginal y su “programa” sería similar al de Floreal diez años antes y el d'El debate.
Aunque la revista no era más que un proyecto, podemos imaginar cómo sería a partir de lo escrito en el diario del escritor: “Habiendo observado que los artículos de algunos de nuestros autores, cuando aparecen en publicaciones de gran difusión, se leen con interés y avidez; y señalando también que muchos escritores no pueden hacerlo con independencia y autonomía intelectual necesaria, para no herir los intereses y sensibilidades de las grandes empresas en nuestra vida cotidiana, revistas y revistas; Decidimos publicar una pequeña revista quincenal que contuviera artículos de similar carácter y donde, sin depender de los pequeños intereses del momento, también se hicieran comentarios amplios y francos sobre los éxitos de nuestra actividad, en todos aquellos departamentos donde nuestra Los colaboradores querían buscar el tema”.
“(…) Lo que queremos es esclarecer hechos y opiniones, a la luz de la libre crítica, para que aquellos lectores, poco vistos entre bastidores de ciertos aspectos de nuestras vidas y teniendo sólo ante sí el hecho bruto, puedan juzgar mejor la situación. desarrollo de acontecimientos políticos, literarios y de otra índole, así como las individualidades involucradas en estos acontecimientos”.[ 6 ]
El mencionado programa también contiene un párrafo que revela la identidad que el propio escritor pretendía transmitir a la revista: “Con este espíritu, decidimos colocar, en la dirección intelectual de la publicación, al señor Lima Barreto, un joven autor, cuyos libros , bien conocido, son garantes de la directriz que imprimirá a nota marginal, según lo que queramos”.[ 7 ]
Editar una nueva revista sería revivir los tiempos de Floreal diez años después y, por tanto, en una situación muy diferente. En primer lugar, porque al frente de esta nueva publicación estaría un escritor más maduro y experimentado, de 37 años, a diferencia del impetuoso y poco conocido joven de 27, que todavía buscaba un lugar en el mundo literario de la Capital Federal. Además, esta experiencia vital, que incluyó libros publicados y estancias en diversas revistas de la época, seguramente le llevaría a dotar a esta revista de un carácter mucho más abiertamente militante por las causas que defendía.
Si en nota marginal no ganó las calles, Lima Barreto tendrá entoncesEl debate la oportunidad de ejercer su activismo crítico con autonomía e independencia en compañía de otros colaboradores, como Agripino Nazareth, Domingos de Castro Lopes, Domingos Ribeiro Filho, Fabio Luz, Georgino Avelino, Gustavo Santiago, José Félix, José Oiticica, Luis Moraes, Manuel Duarte, Mauricio de Lacerda, Max de Vasconcellos, Pedro do Coutto, Robespierre Trovão, Sarandy Raposo, Santos Maia, Theo-Filho, Theodoro de Albuquerque y Theodoro Magalhães.
En este grupo algunos nombres ya nos suenan e identificarlos representa la posibilidad de conocer la red social en la que se movía el escritor. Al fin y al cabo, son sus compañeros e interlocutores en las páginas de un periódico surgido en plena efervescencia del movimiento obrero en la década de 1910. Domingos Ribeiro Filho fue compañero de cargos públicos de Lima Barreto y anarquista que también participó en el movimiento obrero. Floreal.
Astrojildo Pereira nos da un perfil de su personalidad al narrar cómo lo conoció: “Lo conocí en 1910, cuando era principal colaborador de Renato Alvim en el semanario 'A Estação Teatral'. De estatura pequeña, muy feo, con la nariz aguileña, Domingos Ribeiro Filho pronto se convirtió, en cualquier grupo, en la figura central, gracias al hechizo de un espíritu en permanente brillo. En realidad, era un conservador admirable y escribía mientras hablaba, con la misma abundancia y el mismo encanto. Sus dichos, sus epigramas, sus sarcasmos demoledores se sucedieron y se multiplicaron con una vivacidad absolutamente asombrosa. Pero no era sólo por su espíritu irreverente o su derrochador talento como escritor que ejercía tal fascinación. Domingos fue también el mejor de los camaradas, muy cordial con sus amigos, siempre lleno de cariño y ternura hacia sus compañeros, y ahí estuvo el secreto de las fieles amistades que mantuvo hasta los últimos días de su vida”.
“Recuerdo bien las largas tardes que pasábamos alrededor de él, en el antiguo Café Jeremias […] o en el antiguo Papagaio de la Rua Gonçalves Dias. Yo era la más pequeña de la clase, y también la más tímida, escuchaba mucho más que hablaba, pero estoy segura que fue allí donde mejor aprendí a reír con optimismo y a sentir lo buena que es realmente la alegría de vivir”.[ 8 ]
En su juicio años después, en la década de 1940, Astrojildo consideró a Domingos un “conservador admirable”. Sin embargo, no sabemos exactamente en qué aspectos el anarquista Domingos sería conservador, en opinión de su compañero. En cualquier caso, esto es un indicio de que diferentes partidarios de esta doctrina libertaria podrían refugiarse bajo la tienda del anarquismo.
José Oiticica fue un intelectual que siguió de cerca los acontecimientos de la Revolución Rusa. Tanto es así que, a principios de 1920, escribió en Voz del Pueblo, una serie de artículos titulados “Mal camino”, expresando su descontento con la dirección de la revolución rusa.[ 9 ] Este diario fue fundado – en 1920 – por la Federación Obrera y estaba dotado de “sus propios talleres y de un cuerpo de redactores reclutados entre los elementos que actuaban en la vanguardia del movimiento obrero y tenían verdaderas cualidades de dirigentes”[ 10 ]. Con sucesivos números incautados y con policías vigilando permanentemente los alrededores de la redacción, este periódico en el que Oiticica militara acabó haciendo arrestar a sus impresores y editores y dejó de circular: “no fue bloqueado, sino estrangulado”.[ 11 ]
Oiticica y Fábio Luz, junto con Lima Barreto, formaron un grupo de intelectuales que trabajaron enEl debate. Oiticica fue un crítico literario, filósofo y poeta que incluso estudió Derecho y Medicina. Se declaró anarquista con ideas propias e independientes.[ 12 ] Fábio Luz, higienista carioca y también anarquista, escribió algunas novelas de contenido libertario que tuvieron repercusión en los círculos culturales populares: Ideólogo (1903) los emancipados (1906) Elías Barrao e Xica María (1915) madre virgen, Sergio e Chloé (1910).[ 13 ]
El debate También tuvo corta vida e incluyó en sus páginas a Mauricio de Lacerda, quien tuvo una carrera política y fue relator del primer Código del Trabajo, además de ser activo en la defensa de los derechos laborales, los derechos civiles de las mujeres y el derecho de huelga. proporcionando así un apoyo importante al movimiento obrero de principios de siglo.
El debate cobró importancia en la trayectoria de Lima Barreto porque expresa con claridad y didactismo su crítica política y social, como lo hizo respecto del hambre, en aquella edición del 15 de septiembre de 1917.
Sin dejarse atrapar por argumentos inverosímiles y cálculos difíciles de entender, explica: “No es necesario profundizar demasiado en los misterios del mal comercial e industrial, para ver rápidamente cuál es la causa de tal aumento del precio de los servicios públicos esenciales para nuestra existencia. Brasil nunca ha producido tantos y nunca han sido tan caros. El plantador, el trabajador agrícola sigue ganando lo mismo; pero el consumidor paga el doble. ¿Quién gana? El capitalista. Él es sólo él, porque Hacienda sigue cobrando lo mismo o casi lo mismo que antes”.[ 14 ]
La Primera Guerra y la Revolución Rusa, así como el agravamiento de la crisis económica que atravesaba el país, parecen exigir de Lima Barreto una participación más efectiva en las luchas políticas y sociales de ese momento y así se refleja en su paso. a través del El debate. Lo que podemos observar cada vez más en sus artículos y crónicas publicados a partir de 1916 y 1917 es una inclinación cada vez mayor hacia las ideas socialistas difundidas en la época. Lamentablemente, este periódico, como tantos otros, también duró poco y ni siquiera sobrevivió al final de la guerra. Sin embargo, fue allí donde transmitió algunas de sus críticas más incisivas a la situación política, económica y social del país en 1917.
Este año, Brasil estuvo gobernado por el presidente Venceslau Brás, quien externamente lidiaba con las consecuencias de la Gran Guerra iniciada en 1914 y, internamente, gestionaba un país en crisis. Si hasta el inicio del gran conflicto mundial con sede en Europa, Brasil importaba la gran mayoría de los productos manufacturados que consumía, a partir de entonces se produjo un aumento significativo de la industria nacional. “De repente faltaba todo y Brasil tuvo que producir. El precario parque industrial que existía desde el inicio de la República dio un salto adelante”.[ 15 ] Un salto que se puede medir por el crecimiento del porcentaje de la población brasileña considerada “trabajadores industriales” en los censos oficiales. Al inicio de la República, en 1889, sólo el 0,4% de la población entraba en este segmento, lo que representaba alrededor de 54 mil trabajadores. En 1919, inmediatamente después de la guerra, este porcentaje alcanzaba el 1% de la población, es decir, unos 275 trabajadores.[ 16 ]
El país donde hasta entonces predominaba la agricultura como principal actividad económica, ve entrar en escena un número cada vez mayor de trabajadores empleados en la industria en los grandes centros urbanos. Fue durante los años que duró la guerra que el proletariado superó los 200.000, llegando a un total de 1920 trabajadores en el censo de 293.673. Esta parte de la población se enfrentaba entonces a duras condiciones de vida y de trabajo: salarios bajos, largas jornadas de trabajo de 10 a 12 horas diarias, niños y mujeres que recibían salarios aún más degradantes y, además, los precios de los alimentos subían constantemente, lo que los hacía subir constantemente. hizo que la hambruna fuera insoportable.
En estos momentos de crisis se estableció una dinámica que “sólo podía mantenerse a costa de la superexplotación de las masas trabajadoras, mediante la caída de los salarios reales, el aumento del desempleo, con el consiguiente alto costo de la vida, escasez de alimentos básicos y hambre”. . Una de estas crisis que más afectó las condiciones de vida de los trabajadores fue la que surgió al final de la Primera Guerra Mundial. En un estudio de precios realizado por el carpintero Marques da Costa, en Río de Janeiro, mientras el costo de la vida, considerando sólo los artículos básicos, había aumentado un 189% –en el período 1914-23–, el salario medio profesional había aumentado un 71%. sólo el XNUMX% %, en el mismo rango, lo que significa una caída de casi dos tercios en el valor real de los salarios”.[ 17 ]
Según Foot Hardman y Victor Leonardi, uno de los estudios más completos sobre la creciente pauperización de las familias proletarias en aquella época fue realizado por Hélio Negro y Edgard Leuenroth, mostrando que “la situación concreta de la vida de la clase trabajadora era más grave que estas estadísticas sugeridas”[ 18 ]. Veamos: “El 80 por ciento de los jefes de familia ganan, en las ciudades y en el campo de Brasil, salarios que varían entre 000 y 120 dólares. Una familia formada por marido, mujer y dos hijos, gastando lo estrictamente necesario, necesita al menos 000 dólares, como se muestra a continuación”.
[…] Resumen:
Comida……………………..…………………………89$000
Alojamiento…………………….…………………………..45$000
Otras necesidades…………………………………… 32$000
Ropa, calzado y otras necesidades….40$000
Total……………………………………………………207$000
Como ves, estos gastos no incluyen entretenimiento, bebidas, tranvías, electricidad, educación de los niños, absolutamente nada que vaya más allá de lo estrictamente necesario para la vida de 4 seres humanos.
Se calcularon alimentos escasos y de la más baja calidad, y sólo para cuatro personas, a pesar de que las familias de clase trabajadora son generalmente más numerosas.
También suponemos que el cabeza de familia trabaja desde el primero hasta el último día del año, aunque sabemos que hay paradas forzosas, por enfermedad, desempleo, huelga, etc.”[ 19 ]
Vivir en el lejano suburbio de Todos os Santos, un suburbio que una vez describió como el “refugio de los desafortunados”.[ 20 ] –, siendo un usuario frecuente de los trenes de la Central do Brasil y manteniendo a su familia con el magro salario de un amanuense del Ministerio de la Guerra, Lima Barreto no sólo convivió estrechamente con la parte de la población que más sufrió la crisis y el hambre, sino que También se sintió en la propia piel las dificultades que impone una vida material llena de limitaciones.
Esta coexistencia permanente con la pequeña raya aparece a menudo en las páginas de su literatura. Pero en los artículos y crónicas publicadas en la prensa adquiere un perfil de no ficción. El escritor cuestiona insistentemente el origen de tanta desigualdad impuesta a la sociedad y protesta contra este estado de cosas. En las revistas en las que trabajó podemos ver con más detalle cómo la crisis que atravesaba el país y las ideas vinculadas a la Revolución Rusa quedaron reflejadas en sus textos.
En 1918, las páginas de Sujetadores Cubas, por ejemplo, expresan la furia del escritor contra cierto representante de la firma Zamith, Meireles & Cia, llamado simplemente Franco, que acude a la Asociación Comercial de Río de Janeiro – “nido de acaparadores del mal” – para presionar contra una posible regulación sobre el exportación de azúcar y defienden que el mismo producto se exporta por menos de la mitad del precio al que se vende en el mercado interior.[ 21 ]
En un mensaje directo a quienes “quieren enriquecerse con la miseria ajena”, Lima Barreto observa y advierte: “Si os hacéis ricos o os habéis enriquecido con azúcar, no sabéis cuánto dolor, cuánto sufrimiento, cuánta sangre, la maquinaria con la que se fabrica el azúcar en sus plantas. (…) Las empresas de São Paulo, Matarazzo y otras, Martinelli, aquí, y varias más que no quiero mencionar, han obtenido ganancias fabulosas, sin que esto se haya traducido en una mejora para los trabajadores que las atienden. .”
“El señor Franco dice que, si se regulan las exportaciones, decenas de miles de personas caerán en la pobreza. pregunto ahora; ¿En qué se han beneficiado ellos de los fabulosos dividendos que habéis tenido? Los salarios no han aumentado, mientras que todos los servicios necesarios para la vida siempre están subiendo de precio. (…) Simplemente quiero decirles que tengan cuidado; que no se puede estar abusando de la paciencia de todos nosotros, no sólo de los trabajadores a los que no halago, sino de los pequeñoburgueses como yo, que han recibido más instrucciones que todos los 'francos' y no toleran estas insultos de tirano, tirano del comercio, usura, piratería con la que se quiere saquear el mundo”.[ 22 ]
El artículo anterior registra el profundo desequilibrio que afecta a precios y salarios en Brasil, en el momento en que las primeras noticias de lo sucedido en Rusia comenzaban a llegar al país. Aunque en este texto el escritor ni siquiera aborda el tema de la revolución, veremos que es el estado de miseria en el que se ve sumergida progresivamente a gran parte de la población lo que despierta en él la defensa de una revolución capaz de revertir la actual situación en ese momento. Por eso advierte, en tono amenazador, a los capitalistas: “¡cuidado!”
Cabe señalar también que Lima Barreto se autodenomina pequeñoburgués, pues además de su empleo público y su propia casa en el barrio de Todos os Santos, esta condición está asociada al nivel de educación que tiene. A pesar de todas las dificultades que enfrenta, las deudas que pesan sobre sus hombros en varias ocasiones, su cultura y su vida intelectual lo convierten en un pequeño burgués admitido.
Por otro lado, se encarga de explicar su postura frente a los trabajadores, destacando que no se incluye entre sus aduladores circunstanciales, sino que sólo defiende posiciones que considera justas desde su punto de vista. Aunque asume su condición de pequeño burgués, no duda en reconocer la legitimidad de las reivindicaciones de los trabajadores sacrificados por el hambre y los bajos salarios.
La edición inaugural deEl debate contenía un artículo titulado “La Revolución Rusa”, escrito por Astrojildo Pereira, que muestra cierta sintonía con Lima Barreto. Aun admitiendo que un “movimiento de tal magnitud y complejidad, girado por mil corrientes diversas, debe necesariamente aparecer confuso y contradictorio, con altibajos, con luces y sombras violentas”, el columnista y director del periódico apostaba a la victoria de el “proletariado socialista y anarquista”.[ 23 ] De hecho, la sección que mantiene Astrojildo para tratar asuntos exteriores siempre tendrá un espacio reservado para informar al lector sobre los acontecimientos en Rusia.
Además, un artículo firmado por J. Gonçalves da Silva y titulado “Régimen del tapón de corcho para los trabajadores”[ 24 ], que condena la brutalidad represiva del jefe policial Aurelino Leal y se solidariza con los trabajadores en huelga, destaca el camino elegido por el periódico, que se manifestó en oposición a otros, como el padre, por ejemplo, uno de los organismos más conservadores de la época.[ 25 ]
De hecho, Astrojildo sentiría en carne propia la represión desatada por Aurelino Leal, pasando poco más de dos meses en prisión (entre el 18 de noviembre de 1918 y el 26 de enero de 1919). De esta época data un himno cuya autoría se le atribuye y cuyo lema inspirador habría sido la figura del Jefe de Policía.
Esta “perla” se encuentra entre los documentos de su archivo privado:
Ay su doctor Aurelino,
Digno jefe de policía;
Aquí quiero tejerte un himno
De admiración y respeto.
– Lo digo en serio, sin malicia,
Ambas manos colocadas sobre el pecho...
“En estos cinco meses,
que van desde agosto hasta la actualidad,
Me han arrestado dos veces
De alegría y venganza
Tuyo y más de la buena gente.
Del cuerpo de Seguridad
"¡Oh! me imagino que alegria
Debe darles prisión
De alguien, como yo, que no se perdió
No hay oportunidad
De debajo del culo de un perro
¡Dales dignidad!
“Es verdad que aquí estoy atrapado,
entre estos barrotes,
expuesto a la grosería y el desprecio
de sus letrinarios
que hacen un gran alboroto
de la caza de libertarios
“Cientos de prisioneros,
En Detención y Central,
También hay, hasta donde yo sé, atrapados
debido a la razon
similar a lo que
Me encuentro aquí cautivo
"Hemos purgado a todos, por supuesto,
Este enorme crimen:
Lucha, pecho desnudo,
Por los derechos del pueblo,
Contra este mundo que te oprime
Por otro mundo nuevo.
“Todos somos criminales
La misma maldita idea
¿Quién quiere perturbar el disfrute?
De la casta dominante actual,
De este comandante voraz
Eso lo conservas, arrogante.
"Ahora, entonces
Bueno, lo usaré tanto como sea posible.
Voy a usarlo, tu jefe, lo siento.
Francamente, aquí en esta carta:
Si la canzoada del Mayor
No nos atrapes a tiempo
(¡No estoy mintiendo, maldita sea!)
Antes de que terminara este año,
“Toda la burguesía ilustre
De nuestra plutocracia
sería destronado,
Reducido a basura,
Derrotado por la anarquía,
¡Vence por el trabajo!
“Sería un gran golpe,
que hubo que desmantelar
Este prosapio y este baúl
Cuales son tus cualidades:
Y aquí en este lugar
Estarías, entre rejas
Y ahora en mi lugar
“Pues tu jefe aquí te digo
En voz alta y pública,
Bajo palabra enemiga:
En este caso torpe
Has demostrado sobradamente
¿Quién es realmente un chivo curado?
“Nos atacó, feroz y duro.
Para nosotros, los demás anarquistas,
Metiéndonos en problemas,
Bajo el sable del Orden Público:
Algo entre nosotros nunca visto
Desde que existió la República
En los anales de este
“De los trabajadores de atrás
El pez espada resopló;
Y la huelga, de caída en caída,
Cayó en la impotencia;
Y al final ganaste
Más este beneficio.
“Las mujeres fueron golpeadas,
Viejos indefensos, pequeños…
Personas de diferentes orígenes
¿Quién gritó por más pan?
Para las bocas infelices...
Y tú: ¡palo y machete!
“¿Qué importa si prevalece el hambre?
¿En las casas de los proletarios?
es mejor no cambiar
Buen sueño para los depredadores,
Ladrones y más ladrones
De las altas clases dominantes...
Por todo eso, alabanza
Te lo mereces, tu jefe.
– Del futuro entre los rumores
Escucharás tu nombre:
'Aurelino – Magarefe,
¡Peor que la peste y el hambre!'”[ 26 ]
El “himno” del directorEl debate no sólo revela la persecución que sufrió su autor, sino que también denuncia la situación que viven los trabajadores. Sirve también como testimonio de las consecuencias de las huelgas ocurridas en 1918, en Río de Janeiro.
En realidad El debate constituye una hoja genuinamente militante con respecto al movimiento obrero. En sus ediciones predominan los artículos y reportajes de contenido político, con especial énfasis en la cobertura de las huelgas que se están extendiendo no sólo en Río de Janeiro y São Paulo, sino también por el resto del país, e incluso en países vecinos, como Argentina. .[ 27 ] Es un periódico impulsado por la preocupación por las condiciones de vida de los sectores más pobres de la población y, en particular, de los trabajadores. Por eso en cada número aborda el problema de la hambruna y expresa enorme entusiasmo con los acontecimientos que asolaban Rusia en aquella época, identificando incluso signos de formación aquí en Brasil de comités de trabajadores y soldados, siguiendo el ejemplo de lo que ocurría en ese país.[ 28 ]. Sin duda, este entusiasmo lo comparten sus empleados.
Por eso, no hubo edición de este periódico que desaprovechara la oportunidad de golpear duramente al gobierno de Venceslau Brás, criticándolo desde los más variados aspectos. Además, el periódico abrió espacio para temas controvertidos, como el debate sobre el sufragio femenino y la participación política de las mujeres en la sociedad brasileña, o la importancia del Poder Judicial y la justicia en un período tan frecuentemente sacudido por los sucesivos decretos de estados de sitio.
esta en las paginasEl debate que Maurício de Lacerda defiende el derecho de las mujeres a entrar en la escena política como votantes y candidatas, al mismo tiempo que Fabio Luz sostiene lo contrario, al ver el papel transformador de la mujer dentro de la familia y en la crianza y educación de los hijos.[ 29 ] Es también en las páginas de este semanario donde se discute exhaustivamente la necesidad de un poder judicial menos comprometido con los excesos del poder ejecutivo y más dispuesto a hacer valer los derechos garantizados por la Constitución, en un momento en que los trabajadores son perseguidos y expulsados. del país a pesar de la ley, y en el que un jefe policial como Aurelino Leal hace escuela en todo el país con las innumerables arbitrariedades que comete en la represión del movimiento obrero y las huelgas.
Porque es este periódico, donde una caricatura de Fritz ocupa casi siempre todo el espacio de la portada, anunciando de forma satírica el contenido crítico de las páginas siguientes, el que deja espacio para algunos textos significativos de Lima Barreto, especialmente en lo que se refiere a el tema del hambre. Atribuyendo el origen del aumento del coste de la vida al capitalista y, en consecuencia, al capitalismo, el escritor propone un camino a seguir.
De hecho, la base sobre la que Lima Barreto formula sus pensamientos e ideas parece ser la experiencia y observación de la realidad cotidiana con la que vive. El anarquismo o el maximalismo nunca se presentaron como un mero capricho intelectual. La dura experiencia de una vida llena de dificultades económicas y de convivencia con la gentuza suburbana, que también sufre ante el aumento del coste de la vida, sirve de base a sus reflexiones, a las decisiones que toma y a las propuestas que formula. . En este momento convulso que era el año 1917, fue sobre todo la escasez de vida lo que lo impulsó a defender públicamente el derecho de huelga y lo llevó a ver con creciente simpatía la Revolución en curso en Rusia.
Seguramente por eso dirige toda su indignación contra los capitalistas que aquí especulan con los precios del azúcar, los frijoles, las carnes verdes y otros productos. He aquí el camino propuesto: “En su presencia, debo actuar como en presencia de un ladrón que sigue mis pasos, en un lugar desierto, y exige las monedas que tengo en el bolsillo. Sólo hay un remedio, si no quiero quedarme sin los escasos cobres: es matarlo. Sin embargo, no es necesario hacerlo en lo que respecta a los cínicos del azúcar y a otros. A personas similares no les importa morir: les importa perder dinero o no poder ganarlo. Tocarles la bolsa les hace llorar como terneros destetados. Hasta ahora el pueblo ha estado esperando leyes represivas de tan escandalosa talla (…). No vendrán, ten por seguro; Pero todavía hay un remedio: la violencia”.
“Sólo con la violencia los oprimidos han podido liberarse de una minoría opresiva, codiciosa y cínica; y, lamentablemente, el ciclo de violencia aún no se ha cerrado. (…) Nuestra república, siguiendo el ejemplo de São Paulo, se ha convertido en el dominio de una unión feroz de argentinos codiciosos, con quienes sólo podemos luchar con las armas en la mano. De ellos provienen todas las autoridades; suyos son los grandes periódicos; de ellos provienen gracias y privilegios; y sobre la nación tejieron una red de estrechas mallas, por donde sólo pasa lo que les conviene. Sólo hay un remedio: es romper la red con un cuchillo, sin tener en cuenta consideraciones morales, religiosas, filosóficas, doctrinales, de cualquier naturaleza”.[ 30 ]
La preocupación por el costo de la vida no es monopolio de Lima Barreto. En cierto modo, gran parte de la prensa abordó el tema que tenía enorme atractivo en aquella época, pero los grandes diarios nunca darían espacio a alguien que quisiera salir a la luz y proponer “romper la red con un cuchillo”, “luchar con armas en mano” o la amarga “medicina” de la violencia. en propio El debate, el problema es seguido de cerca y, en el mes previo a la publicación de este artículo de Lima Barreto, ocupó cuatro páginas consecutivas del diario con el informe de una Comisión de Intendentes Municipales del Distrito Federal, encargada de estudiar y buscar soluciones. por el aumento de los precios de los productos de primera necesidad.[ 31 ]
Siguiendo la obra de Lima Barreto en los distintos periódicos y revistas en los que escribió, así como a los interlocutores con quienes debatió sus ideas, es posible crear su perfil político. Tras esos primeros años de casi “anonimato” y de búsqueda de reconocimiento literario, que sólo llegaría con la publicación de Recuerdos del empleado Isaías Caminha, podemos identificar una fase intermedia de acercamiento y encantamiento con las ideas y el movimiento anarquistas.
Un período marcado por la conquista de nuevos espacios en la prensa de la época y por el creciente involucramiento con los temas políticos de la década de 1910 y también podemos observar que a partir de 1916 y 1917 se intensificó su presencia en varios pequeños periódicos y revistas. a través del cual ejerció su activismo literario, convirtiéndose cada vez más en un intelectual comprometido en la lucha política por cambios que llevarían a Brasil a vivir una revolución similar a la que ocurrió en Rusia en 1917, es decir, de carácter socialista.
Sin embargo, cabe señalar que, si bien dejó clara su adhesión a los ideales maximalistas que tanto le fascinaban en la época, Lima Barreto nunca aceptó afiliarse a ninguna doctrina política. A lo largo de su corta vida y activismo literario, hizo prevalecer su libertad de pensamiento y opinión y, sobre todo, su autonomía e independencia, habiéndose negado a incorporarse a grupos o corrientes políticas.
las paginas de A B C., por ejemplo, nos dan testimonio de esta opción: “No sé quién dijo que la Vida se hace con la Muerte. Es la destrucción continua y perenne la que hace la vida. En este sentido, sin embargo, quiero creer que la muerte merece mayores elogios. (…) La vida no puede ser un dolor, una humillación para acomodadores y burócratas idiotas; la vida debe ser una victoria. Sin embargo, cuando esto no se puede lograr, la muerte debe venir a rescatarnos”.
“La cobardía mental y moral de Brasil no permite movimientos independentistas; sólo quiere compañeros de procesión, que sólo buscan ganancias o salarios en opiniones. Entre nosotros no hay campo para grandes batallas de espíritu e inteligencia. Aquí todo se hace con dinero y títulos. La agitación de una idea no resuena entre las masas y cuando saben que se trata de contradecir a un poderoso, tratan de loco al agitador. (…) Lo que es necesario, por tanto, es que cada uno respete la opinión de los demás, para que de este choque surja el esclarecimiento de nuestro destino, para la felicidad de la especie humana”.
“Sin embargo, en Brasil esto no es lo que queremos. Intentamos ahogar las opiniones para dejar sólo en el campo los deseos de los poderosos y arrogantes. (…) De esta manera, quienes, como yo, nacieron pobres y no quieren renunciar a nada de su independencia de espíritu y de inteligencia, sólo les queda alabar a la Muerte”.[ 32 ]
Tenemos arriba uno de varios otros artículos en los que el escritor reafirma su estatus independiente, superando su innegable militancia maximalista, a pesar de su desencanto con el país y el sentimiento de derrota. Curiosamente, este artículo de 1918 rinde homenaje a la prematura muerte que lo retiraría del combate cuatro años después.
Dada parte de la trayectoria recorrida por Lima Barreto en la prensa carioca de principios del siglo XX, en la que buscamos identificar algunos de los interlocutores con los que mantuvo diálogos, ¿cómo definirlo políticamente?
En lugar de considerarlo contradictorio o independiente, dada la imprecisión con la que desarrolla sus argumentos, cabe señalar que dentro del propio movimiento obrero también hay mucha imprecisión. Según Claudio Batalha, si bien los análisis clásicos del movimiento sindical en Río de Janeiro apuntan a una supuesta hegemonía del anarquismo antes de 1930, lo que se verifica es la existencia de un mosaico de tendencias e ideologías, que reproducen las diferentes posiciones del movimiento obrero en Río de Janeiro. Europa.[ 33 ]
El caso es que entre los partidarios de la acción directa es notoria la influencia anarquista, dominante en el escenario del movimiento obrero de la Primera República, aunque sean minoría en Río de Janeiro. Entre los principios que defendieron destaca el rechazo a los intermediarios en el conflicto entre trabajadores y empleadores; la condena de la organización partidaria y de la política parlamentaria; la prohibición de que los empleados asalariados formen sindicatos; la adopción de una gestión colegiada y no jerárquica; la desaprobación de los servicios de asistencia en los sindicatos; la negativa a luchar por conquistas parciales; y la defensa de la huelga como forma principal de lucha, apuntando a la huelga general. Estos principios estuvieron presentes en las resoluciones de los congresos obreros celebrados en 1906, 1913 y 1920.[ 34 ]
Bajo el paraguas del sindicalismo revolucionario o de la acción directa se cobijan todas las corrientes del anarquismo internacional. Como señala Claudio Batalha, reina una cierta “confusión ideológica”[ 35 ] en el naciente movimiento obrero brasileño.
Los amarillos o reformistas, una corriente menos influyente –aunque más visible en la Capital, principalmente entre los trabajadores portuarios y el sector del transporte– y adversaria de la anterior, defienden concepciones políticas sobre el funcionamiento de los sindicatos que eran compartidas por socialistas de diferentes galones, positivistas y sindicalistas pragmáticos.
Entre los principios que defendieron destaca la necesidad de organizaciones duraderas, fuertes y financieramente sólidas para alcanzar sus objetivos; el carácter mutualista, como forma de garantizar la permanencia de los afiliados, pagando sus cuotas mensuales; la huelga como último recurso, nunca como un fin en sí mismo, pues lo que importaba era obtener ganancias, aunque fueran parciales; que las demandas fueron intermediadas por abogados, políticos y autoridades; la consolidación de conquistas a través de leyes, ya que cualquier logro obtenido podría ser provisional; y la participación en la política oficial y la presentación de candidatos de los trabajadores en las elecciones legislativas.[ 36 ]
En medio de corrientes ideológicas tan variadas que compiten por espacio en la sociedad y, particularmente, en el movimiento obrero, resaltar el anarquismo o el socialismo de Lima Barreto puede significar muy poco. Después de todo, si hemos visto al escritor defender en ocasiones la acción directa, rechazando a menudo los canales y medios oficiales para conducir las reivindicaciones populares y obreras, en una actitud que supuestamente estaría en línea con algunas corrientes del anarquismo; También lo vimos valorar el parlamento, los programas políticos en detrimento de los nombres que se les presentan, las elecciones y los medios formales de hacer política, tan del gusto de las corrientes vinculadas a los socialistas, por ejemplo.
Al desplazar al escritor del contexto histórico y político en el que vivió, sus ideas pueden parecer algo incoherentes o contradictorias, pero insertadas en la “confusión ideológica” – señalada por Claudio Batalha – que caracteriza el período, se hace posible comprender el significado. de su activismo político-literario.
Cabe señalar una vez más que estamos ante una militancia que se desarrolla en el ámbito de los periódicos y revistas, limitada a los límites del mundo de las letras de la Antigua República. Lima Barreto nunca fue trabajador ni siquiera activista sindical. Su acercamiento a los temas políticos en discusión en el ámbito del movimiento obrero se da a través de su colaboración con la prensa, en la que sus textos deben ser tomados como acontecimientos que mueven la historia, y no como una mera representación del pasado.
Como señala Todorov, “las ideas por sí solas no hacen la historia, las fuerzas sociales y económicas también actúan; pero las ideas no son sólo un puro efecto pasivo. Al principio hacen posibles los actos; luego permiten que sean aceptados: después de todo, se trata de actos decisivos. Si no lo creyera, ¿por qué habría escrito este texto, cuyo objetivo es también actuar sobre las conductas?”[ 37 ]
En cuanto a la filiación ideológica, todo nos lleva a creer que Lima Barreto no actúa de manera única o muy distinta a la conducta de los propios dirigentes políticos del movimiento obrero. La historia del movimiento sindical brasileño durante la Primera República es sobre todo la historia de sus dirigentes, que hacen prevalecer sus puntos de vista mucho más que sus programas o lo que prescribe la doctrina político-ideológica a la que adhieren.[ 38 ].
No sorprende que los cuadros del PCB, cuando se fundó en 1922, sorprendentemente provinieran, en su mayor parte, de militantes anarquistas (que negaban el camino del partido) y no del socialismo, como sucedió en el resto del mundo.[ 39 ]
Por tanto, sólo es posible comprender el activismo de Lima Barreto contextualizándolo dentro de los enfrentamientos políticos e ideológicos en los que el escritor pretendía participar. Se trata de un comportamiento político guiado por el eclecticismo tan común en aquella época, aunque el literato no dejó de reconocer que, en determinadas circunstancias, sólo quedaba “romper la red con un cuchillo”.
*Denílson Botelho Es profesor de Historia de Brasil en la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Autor del libro La patria que quería tener era un mito (prismas). Elhttps://amzn.to/3ApC1FG]
Notas
[ 1 ] Breve información sobre el contexto de la producción musical de principios de siglo y la música. Escasez Fueron extraídos del texto del profesor Samuel Araújo, doctor en Etnomusicología, materia que imparte en la Escuela de Música de la UFRJ, incluido en el CD Río de Janeiro 1842-1920 / Un sendero musical, producido por el Instituto Moreira Salles.
[ 2 ] BARRETO, AH de Lima. “Sobre la hambruna” en O Debate, Río de Janeiro, 15 de septiembre de 1917. O en: Marginália. São Paulo: Brasiliense, 1956. págs. 191-194.
[ 3 ] FRAGOSO, João Luís “El Imperio esclavista y la República de los plantadores” En: LINHARES, Maria Yedda L. (Coord.). Historia general de Brasil. Río de Janeiro: Campus, 1990. p. 167.
[ 4 ]Ibídem. pag. 167. La reunión de productores de café que tuvo lugar en 1906 pasó a conocerse como Acuerdo de Taubaté.
[ 5 ] PORTO, Adolpho y PEREIRA, Astrojildo. En: O Debate, Río de Janeiro, 12 de julio de 1917, p. 4.
[ 6 ] BARRETO, AH de Lima. Diario íntimo. São Paulo: Brasiliense, 1956. p. 193-5.
[ 7 ] Ibid.
[ 8 ] PEREIRA, Astrojildo. “Domingos Ribeiro Filho” en Tribuna Popular, 15/7/1945.
[ 9 ] BANDEIRA, Moniz y otros. El año rojo. São Paulo: Brasiliense, 1980, pág. 256
[ 10 ] SODRÉ, NW La historia de la prensa en Brasil. Río de Janeiro: Civilización brasileña, 1966. p. 368
[ 11 ] Ibídem. pag. 368.
[ 12 ] DULLES, John W. Foster. Anarquistas y comunistas en Brasil. Río de Janeiro: Nova Fronteira, 1977. p. 35. En una reseña historiográfica del movimiento obrero, Batalha observa que este libro de Dulles es uno de los ejemplos de la generación de brasileños que estudiaron el tema. Pero es un historiador de postura política conservadora, cuyo libro reúne un gran volumen de información y pocos análisis propios. Aquí utilizamos precisamente este vasto volumen de información puesto a disposición por Dulles. Véase BATALHA, Claudio H. de Moraes. “La historiografía de la clase trabajadora en Brasil: trayectoria y tendencias” en FREITAS, Marcos Cezar (Org.). Historiografía brasileña en perspectiva. São Paulo: Contexto, 2000. p. 150.
[ 13 ] HARDMAN, Foot y LEONARDI, Víctor. Historia de la industria y del trabajo en Brasil (desde los orígenes hasta la década de 20). São Paulo: Ática, 1991, p. 258.
[ 14 ] BARRETO, AH de Lima. “Sobre la hambruna” en O Debate, Río de Janeiro, 15 de septiembre de 1917. O en: Marginália. São Paulo: Brasiliense, 1956. págs. 191-194.
[ 15 ] BANDEIRA, Moniz, CLOVIS, Melo y ANDRADE, HASTA EL AÑO ROJO; La Revolución Rusa y sus repercusiones en Brasil. São Paulo: Brasiliense, 1980. p. 48.
[ 16 ] HARDMAN, Foot y LEONARDI, Víctor. Historia de la industria y del trabajo en Brasil (desde los orígenes hasta la década de 20). São Paulo: Ática, 1991. p. 146. Ver también: ADDOR, Carlos Augusto. La insurrección anarquista en Río de Janeiro. Río de Janeiro: Dois Pontos Editora Ltda., 1986. págs. 33-133.
[ 17 ] HARDMAN, F. y LEONARDI, V. Op. cit. pag. 156.
[ 18 ] Ibídem. pag. 157.
[ 19 ] NEGRO, Hélio y LEUENROTH, Edgard. ¿Qué es el maximismo o el bolchevismo? São Paulo: Editora Semente, sd Este libro fue publicado por primera vez en São Paulo, en 1919.
[ 20 ] BARRETO, AH de Lima. Clara dos Anjos. São Paulo: Brasiliense, 1956.
[ 21 ] BARRETO, AH de Lima. “O Franco…” en Vida Urbana. São Paulo, Brasiliense, 1956. págs. 143-144. (Publicado originalmente en Brás Cubas, el 4-7-1918).
[ 22 ] Ibid.
[ 23 ] El Debate, Año I, nº 1, 12 de julio de 1917. p. 12.
[ 24 ] El Debate, Año I, nº1, 12 de julio de 1917. p. 7-8.
[ 25 ] Esta polarización se reafirma con frecuencia. en el segundo numero de O Debate, un artículo sin firmar llama a João de Souza Lage, propietario de O País, de un “pico” que “destila diariamente objeciones de pus sifilítico”. El enfrentamiento se debe a la interpretación que João Lage da al movimiento huelguístico que se desarrolla en São Paulo. “Cuando incluso los capitalistas no dudan en reconocer la justicia de las reivindicaciones de los trabajadores (…), es una audacia admirable por parte de Lage atribuir a extranjeros perniciosos la formulación de quejas muy justas, que él (…) considera como la impertinencia de aquellos expulsados de otros lugares”. El Debate, Año I, nº2, 19 de julio de 1917. p. 10.
[ 26 ] El himno de “alabanza” de Aurelino Leal, jefe de Policía, de 16 estrofas, fechado el 16 de diciembre de 1918, no está firmado pero se atribuye a Astrojildo Pereira. Esta es su transcripción íntegra, respetando la forma en que fue escrito originalmente. Véase Archivo Astrojildo Pereira, Doc. PP1P6, en el Archivo Edgard Leuenroth, de la Unicamp.
[ 27 ] La cobertura de las huelgas más allá del eje Río-São Paulo se puede ver en la edición de O Debate, Año I, nº 10, 15 de septiembre de 1917, p. 11, donde una fotografía ocupa media página, registrando una manifestación realizada en Salvador, y debajo de la foto el pie de foto dice: “Un testimonio fotográfico de lo que fue la última huelga en Bahía”. En la edición del 29 de septiembre de 1917 (Año I, nº 12), el artículo titulado “Huelgas en Argentina” va acompañado también de una fotografía de un mitin realizado en Buenos Aires.
[ 28 ] La evidencia de la formación de comités de trabajadores y soldados en Brasil es seguida por el periódico de la edición del 26 de julio de 1917 (Año I, nº 3), en el que aparece en la página. 7 el artículo titulado “El ejemplo de Rusia – Graves revelaciones de un soldado del ejército – ¿Tendremos también un Comité de Soldados y Trabajadores?”
[ 29 ] Véase O Debate, Año I, nº 1, 12 de julio de 1917, p. 3, artículo de Maurício de Lacerda titulado “El voto de las mujeres”. Véase también O Debate, Año I, nº 4, 2 de agosto de 1917, p. 3, artículo de Fabio Luz titulado “Feminismo”.
[ 30 ] BARRETO, AH de Lima. “Sobre la hambruna” en O Debate, Río de Janeiro, 15 de septiembre de 1917. O en: Marginália. São Paulo: Brasiliense, 1956. p. 192-194.
[ 31 ] El Debate, Año I, nº 7, 23 de agosto de 1917, pp. 12-15: “Consejo Municipal – Informe leído en la VI sesión de los trabajos en curso de la comisión encargada de estudiar las causas del aumento de los precios de los alimentos”.
[ 32 ] BARRETO, AH de Lima. “Elogio de la muerte” en ABC., Río de Janeiro, 19 de octubre de 1918. Véase también: Marginália. São Paulo: Brasiliense, 1956. págs. 42-3.
[ 33 ] BATALHA, Claudio H. de Moraes. El sindicato “amarillo” en Río de Janeiro (1906-1930). Estos de Doctorat de l'Université de Paris I. París: 1986, p. 164. Recientemente se publicó en Brasil una versión resumida de la tesis: El movimiento obrero en la Primera República. Río de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2000. Sobre la historiografía, que incluye análisis clásicos, del movimiento obrero, ver: BATALHA, Claudio H. de Moraes. “La historiografía de la clase trabajadora en Brasil: trayectoria y tendencias” en FREITAS, Marcos Cezar (Org.). Historiografía brasileña en perspectiva. São Paulo: Contexto, 2000.
[ 34 ] Ibídem. páginas. 164-184. O: BATALHA, Claudio H. de Moraes. El movimiento obrero en la Primera República. Río de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2000. p. 29.
[ 35 ] Ibídem. pag. 166.
[ 36 ] Ibídem. páginas. 164-184. O: BATALHA, Claudio H. de Moraes. El movimiento obrero en la Primera República. Río de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 2000. p. 33.
[ 37 ] TODOROV, Tzvetan. Nosotros y los demás; Reflexión francesa sobre la diversidad humana. Río de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1993. Volumen 1. Pp. 14-15.
[ 38 ] BATALHA, Claudio HM El sindicalismo “amarillo” en Río de Janeiro (1906-1930). Estos de Doctorat de l'Université de Paris I. París: 1986. P. 173.
[ 39 ] Ibidem, p. 181.
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