La lucha contra el terrorismo: Estados Unidos y los amigos talibanes

Terry Winters, título desconocido, 2000
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por RAFAEL R.IORIS*

Comentar el libro recientemente publicado de Reginaldo Nasser

La Guerra Fría llegó a su fin en medio de 'la narrativa de que la historia misma habría llegado a su fin ya que no habría posibilidad de proyectos alternativos para la sociedad frente a 'la lógica neoliberal en expansión'. Cualquiera que vislumbrara el mundo a fines de la década de 1990 tendría la sensación de vivir en una realidad unipolar definida por un único poder militar, económico, tecnológico y cultural que se proyectaba cada vez más como modelo hegemónico para todos.

Pero cualquiera que haya presenciado lo sucedido en las dos primeras décadas del siglo XXI -visto en los años 1990 como el escenario en el que la humanidad finalmente se uniría en torno a causas comunes como una verdadera “aldea global”- vio que tal promesa, autoproclamada por Los jefes políticos de Washington y los jefes tecnológicos de Silicon Valley no solo no resistirían, sino que serían reemplazados por la creciente rivalidad y la imprevisibilidad que ayudan a definir el panorama global actual.

Explicar el curso dramático de las transformaciones globales, centradas en la trayectoria de los Estados Unidos, en los últimos 20 años es una tarea compleja y aún en construcción. Por ello, es más que bienvenida la reciente publicación del libro La lucha contra el terrorismo: Estados Unidos y los amigos talibanes, de Reginaldo Nasser, uno de los principales especialistas en temas relacionados con Medio Oriente en nuestro país, y que ofrece el mejor análisis realizado en Brasil sobre cómo la mayor potencia militar de la historia llegaría a enredarse tanto en Afganistán, conocida como la “cementerio de imperios”, al punto de no solo gastar billones de dólares en su ignominiosa, mal definida y arrogante Guerra contra el Terror, sino también terminar desastrosamente retirándose del país, devolviéndole el control al mismo grupo que lo había sacado del poder, pocos meses después del atentado a las Torres Gemelas en septiembre de 2001.

Al analizar los desarrollos de política interna y exterior de tales eventos, Nasser sabiamente no simplifica la narrativa y demuestra cuidadosamente las complejidades que existen entre las políticas y las discusiones involucradas en la Guerra contra el Terrorismo en general, y los eventos directamente relacionados con los talibanes: un grupo generado en el vecino Pakistán, uno de los países más inestables del mundo y que siempre ha jugado un doble juego con Estados Unidos –que nada tuvo que ver directamente con el 11-S, pero que acabó convirtiéndose en el único foco plausible ( ya que la invasión a Irak sería vista como espuria por la comunidad internacional desde el principio) de la condenada lucha contra el Terror. Abarcando desde Washington hasta Kabul, el libro entra en gran detalle sobre cómo un gobierno post-talibán se volvió dependiente de las oligarquías provinciales en un país que, de hecho, nunca tuvo un gobierno central eficiente; en medio de una realidad donde la descentralización administrativa también resultó útil para la externalización de la ocupación que permitió a los señores de la guerra feudales locales beneficiarse conjuntamente de poderosas empresas mercenarias estadounidenses.

Enriqueciendo aún más la narrativa, Nasser también analiza acertadamente la utilización política de la propia Guerra contra el Terror no solo por parte de George W. Bush, sino también de Obama, Trump e incluso Biden; ya que todos lo usaron para promover sus candidaturas y las supuestas conquistas de sus gobiernos. De hecho, si ha habido ajustes a lo largo de los años, lo cierto es que la articulación deliberada de una guerra difusa, sin un enemigo claro, y que se prosiguiera en todo el mundo, siempre ha sido útil a todos los candidatos presidenciales, independientemente del fiesta en cuestion..

Asimismo, si Obama hizo más uso de los ataques tecnológicos (drones) que otros presidentes, y si además intentó cerrar la infame Base de Guantánamo, también fue quien amplió la presencia militar en Afganistán, permitiendo que tanto Trump como Biden prometieran una la salida del país no como solución al mal definido terrorismo global, mucho menos como fin a los trágicos hechos humanitarios en la tierra de los talibanes; sino más bien en respuesta al gasto cada vez mayor y la pérdida de vidas de una aventura tan mal planeada y trágica.

La lucha contra el terrorismo por tanto, nos presenta una lectura crítica de elementos centrales del desarrollo geopolítico de los últimos 20 años que ayudan a explicar cómo la proclamada hegemonía global norteamericana terminaría revelándose como una de las más breves de la historia. Y aunque todavía estamos en un mundo por definirse, es un hecho que las incursiones de Estados Unidos en operaciones militares precipitadas y envueltos en altos niveles de corrupción en todo el mundo ayudaron a construir el escenario en el que vivimos. En este sentido, Nasser nos ofrece una lectura necesaria para todo aquel interesado en pensar el rumbo del siglo XXI.

*Rafael R. Ioris es profesor de historia en la Universidad de Denver (EE.UU.).

 

referencia


Reginald Nasser. La lucha contra el terrorismo – los amigos de EE. UU. y los talibanes. São Paulo, Contracorriente, 2021, 180 páginas.

 

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