por WALNICE NOGUEIRA GALVÃO*
Del libro Espartaco de Howard Fast a la película dirigida por Stanley Kubrick y protagonizada por Kirk Douglas
Para alguien que vivió hace dos mil años y dejó sólo fragmentos de alusiones en textos latinos, Espartaco, el líder de una rara revuelta de esclavos en la Antigüedad, muestra signos de vitalidad impenitente.
En esto tiene mucho que ver su merecido reconocimiento como icono libertario. Incluso contando Haití y ciertos levantamientos anticolonialistas, además de Palmares y otros quilombos, no hay tantas insurrecciones de esclavos exitosas en toda la historia, a pesar de que fueron aniquiladas a hierro y fuego. Y con el refuerzo de muchas crucifixiones, esta infame sentencia de muerte fue la tortura favorita de Roma.
Se produjo un feliz encuentro entre Espartaco y un comunista tan testarudo como temerario, el estadounidense Howard Fast (1914-2003), premio Stalin de la Paz, que basta con ver el título que dio a su autobiografía: Ser rojo. Sólo abdicará de su lealtad después del XX Congreso del Partido Comunista, que denunció los crímenes de Stalin, en 1956. Víctima del macartismo al comienzo de la Guerra Fría, se negó a denunciar a sus camaradas y fue condenado a tres meses de prisión por desprecio. Allí empezó a escribir la historia de Espartaco, publicada por él mismo en 1951, porque, debido a la caza de brujas, ningún editor tuvo la virilidad de financiarla.
Los comportamientos vergonzosos eran tan numerosos en aquella época que Lillian Hellman titularía sus memorias La época de los sinvergüenzas. Todo esto lo experimentó desde dentro, como lo hizo su compañero Dashiel Hammett, un reconocido autor de novelas policíacas como El halcón maltés e Cosecha roja, fue uno de los que recalcitró y disfrutó de la cárcel. Es el creador del detective Sam Spade, interpretado por Humphrey Bogart en la pantalla.
El libro Espartaco Cuenta la romantizada biografía del gladiador esclavo que desafió durante muchos años al Imperio Romano, logrando extender la insurrección y derrotando, según cronistas contemporáneos, a nueve legiones, desde el 71 a.C. en adelante. w.
Howard Fast fue un prolífico autor de best-sellers, sin mayor importancia, pero que vendieron mucho. Su lista de títulos es interminable, pues escribió novelas, cuentos, libros históricos, manuales e incluso novelas policíacas. En estos utilizó seudónimos, llamándose EV Cunningham en dos series ganadoras, una con nombres de mujeres y otra con el detective Masao Masuto, de Beverly Hills. Hizo de todo en la vida y fue guionista de miniseries de televisión..
Otro feliz encuentro tuvo lugar con Aram Khachaturian, compositor ruso de origen armenio. Sólo en la Unión Soviética pudo surgir un ballet tan hermoso en honor del esclavo insumiso, un héroe proletario. El ballet se estrenó en 1954, ganó el Premio Lenin y tuvo un gran éxito, apareciendo en repertorios de todo el planeta. Como destaque, fue bailada entre nosotros por el Bolshoi en el Gimnasio Ibirapuera, en São Paulo. Su adagio, Hermosa melodía romántica que da vida a los amores de la protagonista, terminó convirtiéndose en una canción independiente, grabada por innumerables artistas en diferentes arreglos e idiomas.
Por suerte, el actor de Hollywood Kirk Douglas se enamoró de Espartaco y mantuvo viva la llama de la saga de esclavos, que continuaría y produciría en el cine, interpretando él mismo al protagonista. en el libro de los recuerdos Soy Espartaco El actor dice que se propuso contratar al guionista Dalton Trumbo. La película es de 1960.
Otro encuentro auspicioso tuvo lugar con Stanley Kubrick, que apenas comenzaba su brillante carrera. Uno de los más grandes directores que ha tenido el cine, creó obras emblemáticas como Dr. Fantástico, La Naranja Mecánica, El Resplandor, 2001 – Odisea en el Espacio, Lolita etc.. La película fue un éxito de taquilla y aún hoy se sigue reproduciendo. El guión, como hemos visto, fue entregado a un famoso escritor de Hollywood, también en la lista negra, Dalton Trumbo, miembro del Grupo de los Diez. formado por directores y guionistas que se negaron a informar sobre sus colegas. Por ello cumplió 11 meses de prisión. Escribiría varios guiones con nombres falsos. Y ganaría un Oscar bajo seudónimo, que, por supuesto, no podría recibir en persona. Prefirió vivir en México y tener paciencia hasta rehabilitarse.
La película recibió cuatro premios Oscar y varios premios más, como el Globo de Oro, el Bafta, etc.
Y así Espartaco empezó a sobrevivir.
*Walnice Nogueira Galvão Profesor Emérito de la FFLCH de la USP. Autor, entre otros libros, de leyendo y releyendo (Sesc\Ouro sobre azul). Elhttps://amzn.to/3ZboOZj]
la tierra es redonda existe gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR