La historia de la Acción Popular – III

Imagen: Rahul Pandit
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por REGINALDO BENEDITO DÍAS

La trayectoria de la AP según Duarte Pereira

La acción popular marxista-leninista

La cuestión del partido de vanguardia, ligada a la formulación de la estrategia revolucionaria, predominó en los debates de la siguiente coyuntura. No es que la dinámica interna se restringiera a debates teóricos. Está, por ejemplo, tomar posición y adoptar acciones con miras a la preparación inmediata de la guerra popular, a través del análisis de áreas estratégicas (AP, 1969b). Pero los debates sobre la definición de la pregunta y la estrategia del partido subordinaron las demás agendas.

Sintetizando el problema vivido en la época, en la que proliferaban las organizaciones que se declaraban marxistas, Duarte Pereira (2014) comentaba: “Se presentó el siguiente problema: la organización se hizo marxista […]. Se puso en tela de juicio un principio, que pertenece al marxismo, que en un país no tiene sentido tener dos partidos marxistas para representar a una sola clase, la clase proletaria. Es un principio del marxismo. Puede ser discutible, hoy es discutible, pero el principio existe. Donde hay una clase proletaria que tiene un partido que la represente, no puede haber más de un partido. Parte de la idea de que no puede haber contradicciones antagónicas entre trabajadores, especialmente entre trabajadores proletarios. Puede haber contradicciones no antagónicas que se resuelvan, a través de la lucha interna, dentro del mismo partido. Ese es el razonamiento básico. Quedaba la pregunta: “no somos el primer partido marxista. Hay otros. En última instancia, ¿deberíamos unirnos con estas otras fuerzas o nos mantenemos separados?”. Esto generó la discusión de la llamada Unificación de Fuerzas Marxistas, lo que llevaría, en definitiva, a la mayoría de los dirigentes y militantes de AP a pensar que ese partido era el PC do B, y que debían afiliarse al PC do B. compartió este punto de vista. Compartió el punto de vista de que la integración debe hacerse con otras fuerzas y con el hub principal en AP”.

Resumido en la cita anterior, el proceso se desarrollaría entre 1969 y 1973, caracterizado por intensos debates y feroces disputas en torno a las concepciones. En la citada periodización comentada, sistematiza: “1969-1971: AP lucha por corregir los errores de su movimiento proletario. 1971-1973: La nueva AP lucha por llevar hasta el final su movimiento proletario y crear las condiciones para incorporarse al PC de Brasil”. El primer intervalo se denominó “Período del movimiento autocrítico” y el segundo “Periodo de la lucha por la unificación” (PEREIRA, 1973).

Un capítulo importante de esta trama histórica tuvo lugar en la Segunda Reunión Ampliada del Directorio Nacional, en junio de 1969. Enfatizando su ruptura con el pasado, la AP promovió un debate sobre la tradición revolucionaria internacional, desde los tiempos de Marx y Engels hasta los era vivida, gobernada., en su evaluación, por el pensamiento de Mao Zedong. Hizo el mismo ejercicio sobre la tradición revolucionaria brasileña. En ambos lados, enfatiza la lucha contra las desviaciones pequeñoburguesas y las manifestaciones del revisionismo. En esa coyuntura vivida, sería el revisionismo contemporáneo, representado principalmente por la política de la Unión Soviética a escala internacional y, a nivel nacional, por el PCB. A través de la sistematización de 12 tareas, estableció criterios para llevar hasta el final su autodestrucción como organización pequeñoburguesa y culminar su proceso de proletarización (AP, 1969).

En relación al tema crucial, la tesis fue aprobada a favor de la Reconstrucción del Partido Unificado de los Trabajadores de Brasil, a través de la redefinición de las fuerzas proletarias marxista-leninista. En ese escenario, marcado por la existencia de distintas organizaciones revolucionarias, los criterios deben guiarse por la definición y asimilación clara, teórica y práctica, del marxismo-leninismo, el pensamiento de Mao Zedong y la integración con las masas fundamentales. El polo principal para dirigir el reagrupamiento estaría constituido por dos organizaciones originadas en 1962, AP y PC do B, consideradas capaces de realizar las tareas requeridas por la tercera etapa del marxismo.

Las cuestiones planteadas durante el debate dejaron inconclusa la cuestión del origen del PC do B, es decir, si se trataba del viejo partido marxista-leninista, reorganizado en 1962 tras depurar el “revisionismo” que se había apoderado del PCB, o si se trataba de fue una organización nacida de su disidencia. Tomar una posición sobre este tema influyó en la alineación del debate interno.

En la II RADN, la AP reconstituyó su dirección interna con la formación del Comité Ejecutivo Provisional (CEP), cuyos integrantes conformarían el núcleo dirigente hasta la escisión de 1972/73: Jair Ferreira de Sá, Duarte Pereira, Paulo Stuart Wright, Aldo Arantes, Haroldo Lima y Renato Rabelo. En palabras de Duarte Pereira (2014): “Iniciamos un proceso de corregir esos errores y tomar otro camino”. Dentro del CEP surgió el “movimiento autocrítico”, destinado a corregir los errores del proceso de “proletarización” de AP. Implicaba revisar estructuras, métodos de reclutamiento, concepciones espontáneas de la preparación de la guerra popular e incluso la comprensión del marxismo-leninismo y la cuestión del partido de vanguardia (APML, 1973b).

En mayo de 1971, la Tercera Reunión Ampliada del Directorio Nacional sintetizó una nueva etapa de debates y disputas. A partir de esa reunión, la AP comenzó a organizarse en la línea recomendada por el marxismo-leninismo. La organización cambió su nombre a Ação Popular Marxista-Leninista (APML). Luego constituyó su Comité Central (CC) y su Buró Político (BP). Este último estuvo compuesto por miembros del CEP. También estaba la secretaría permanente, compuesta por cuatro miembros. El primer secretario fue Jair Ferreira de Sá y el segundo, Duarte Pereira.

A pesar de esta importante modificación, en el intervalo entre los dos encuentros ampliados, la profundización de los debates sacó a relucir la heterogeneidad de la antigua “Corriente 1” y dio lugar al surgimiento de diferencias y divergencias en el núcleo gobernante. Por un lado, se hizo explícito el cuestionamiento de la interpretación de Brasil como un país semifeudal y semicolonial y la concepción de la revolución nacional-democrática. Portavoz de esta divergencia, el líder Paulo Stuart Wright también propuso la construcción de un tipo de partido completamente nuevo, propio de la época vivida (WRIGHT, 1970).

Por otro lado, otros líderes se acercaron al PC do B, basados ​​en afinidades de programa y concepción sobre el carácter de la revolución. En octubre de 1970, en la octava reunión de la CEP, Duarte Pereira, al considerar insostenible que la AP se comportara como el polo principal, defendió el punto de vista de que la unificación de las fuerzas proletarias debía ocurrir “tomando como base al Partido Comunista de Brasil”. base”, recibiendo el apoyo de Aldo Arantes y Haroldo Lima (APML, 1971c).

La resolución extraída de la III RADN, denominada “Programa Básico”, sistematizó lo que los directores denominaron una “fórmula de transición” que permitiría reabrir el debate (APML, 1971c), al incorporar aspectos de las posiciones en disputa. Las diferencias más profundas deben remitirse a un congreso, que se convocará en su momento.

Según el “Programa Básico”, la APML se basaba teóricamente en los principios científicos y universales del marxismo-leninismo-maoísmo. En la caracterización de Brasil, se afirmó que la complejidad del país combinaría relaciones semifeudales y feudales, con predominio de las relaciones capitalistas (APML, 1971a). El programa mínimo de la APML era la revolución nacional, democrática y popular, antiimperialista y agraria. Cabe destacar que se trataba de un nuevo tipo de revolución democrática nacional. La principal tarea política era la preparación inmediata y activa de la guerra popular. También se define que el objetivo era construir un partido de un tipo completamente nuevo, marxista-leninista-maoísta. Se consideró que en Brasil había un partido marxista-leninista, el PC do B, y otras fuerzas marxista-leninistas.

El fin de la lucha interna.

Cuando se llevó a cabo la III RADN, según un documento que resumió sus resultados, había cinco tendencias presentes en el debate (APML, 1971b). En la fase inmediatamente posterior a la edición del “Programa Básico”, visto como una solución de compromiso temporal, la disputa se estrecharía con la polarización de dos posiciones. Por un lado, la dirección de la APML conformó una mayoría favorable a su incorporación al PC do B, a partir de la afinidad de programas y el reconocimiento de que sería el partido histórico de la clase obrera, fundado en 1922 y reorganizado en 1962. Por otro lado, un ala minoritaria de la dirección defendía la estrategia de la revolución inmediatamente socialista y la necesidad de formar un partido enteramente nuevo, propio de la etapa que vive el marxismo.

Dentro del Buró Político, si bien no hubo total coincidencia de posiciones entre todos los integrantes de los bloques, se sabe que la división se dio en los siguientes términos: Duarte Pereira, Aldo Arantes, Haroldo Lima y Renato Rebelo apoyarían la posición de que pasó a ser mayoría, mientras que Jair Ferreira de Sá y Paulo Stuart Wright serían los líderes de la llamada minoría.[i] Antes de explicar la especificidad de la posición de Duarte Pereira, vale la pena describir los principales hechos del desenlace de este choque.

Los desarrollos se precipitaron hacia adelante. En julio de 1971, poco tiempo después de la III RADN, el Buró Político, en reunión extraordinaria, formalizó una nueva remisión. En efecto, aprobó la propuesta, presentada por Duarte Pereira, de que el PC do B sea el polo de unificación, basada en el principio, atribuido a la Tercera Internacional, de que donde haya un partido marxista-leninista, la tarea de los comunistas era fortalecerlo. . Se convocó una reunión extraordinaria del CC para evaluar la decisión y extraer las consecuencias.

En noviembre de 1971, el CC aprobó el proyecto de unificación en torno al PC do B y convocó al II Congreso de la AP para tomar la decisión final (APML, 1971c). En ambas reuniones, hubo resistencia del barrio que se opuso a este entendimiento. La decisión se basó en el reconocimiento de que era el partido histórico del proletariado brasileño, pero aún quedaban cuestiones conceptuales, programáticas y orgánicas por superar.

A través de su diario “A Classe Operária”, en noviembre de 1971, el PC do B rechazó y descalificó la propuesta de AP, refiriéndose a lo contenido en el “Programa Básico”, especialmente la caracterización de la sociedad brasileña y el objetivo de formación de una nueva fiesta. Argumentando que el reagrupamiento de las fuerzas revolucionarias debe fortalecer al PC do B, el verdadero partido marxista-leninista del país, llamó a la afiliación individual de los militantes de la APML que habían llegado a esa conclusión.

Dentro de la APML, la repercusión estuvo mediada por el posicionamiento sobre el tema. Como tendencia general, quienes favorecían la unificación en torno al PC do B asimilaron las críticas y mantuvieron un diálogo para revisar sus propias posiciones a favor de las condiciones de ese partido. Por el contrario, los opositores acusaron al PC do B de intentar desarticular la APML, reclamando una posición en defensa de la organización. La división interna no tendría reversión (DIAS, 2004).

En septiembre de 1972, con el recrudecimiento de la disputa, se produjo una fractura. Acusados ​​de faccionalismo, los líderes del ala minoritaria, Jair Ferreira de Sá y Paulo Stuart Wright, fueron destituidos de sus cargos de dirección y luego expulsados ​​de la APML. En el esquema jerárquico de la organización, con la destitución del primer secretario, Jair Ferreira de Sá, el segundo secretario, Duarte Pereira, ascendió al cargo de líder principal. Poco después, sin embargo, los desacuerdos lo llevaron a alejarse de la dirección.

Según abordó en una entrevista, mientras la Mesa estaba compuesta por seis miembros, hubo una mayoría de cuatro contra dos a favor del acercamiento al PC do B. Tras la expulsión de los líderes del ala minoritaria, las diferencias entre los cuatro los líderes restantes se hicieron explícitos (PEREIRA, 2001). En última instancia, se encontró aislado en comparación con las posiciones de los otros tres miembros de la Mesa, quienes dirigieron el proceso hasta su finalización.

Según el libro de Haroldo Lima y Aldo Arantes, al consumarse la incorporación al PC do B, se afinaron las posiciones de la APML y se reconoció la primacía de ese partido y su estrategia política. Para quienes comandaron este desenlace, el Segundo Congreso, antes pensado para definir divergencias, habría perdido su función. Además, por el recrudecimiento de la represión, sería arriesgado ejecutarla para tomar una decisión ya consolidada (LIMA & ARANTES, 1984).

El acto de clausura fue narrado así: “El 17 de mayo de 1973, el Buró Político del Comité Central de Acción Popular Marxista-Leninista de Brasil emitió su última circular, indicando el procedimiento acordado entre las dos direcciones para la integración del PC de Brasil. (LIMA & ARANTES, 1984, p. 158). Parece que no hubo formación de un nuevo partido o fusión de organizaciones. En la práctica, los dirigentes y militantes de la APML fueron incorporados al PC do B, aunque el acto estuvo rodeado de un significado simbólico de extinción de la primera organización.

Esto no restó, sin embargo, la disputa por su legado organizativo y simbólico. Por un lado, quienes se unieron al PC do B abrazaron su historia y comenzaron a explicar la experiencia APML a través del prisma de esta decisión final. Por otro lado, la llamada minoría, refiriéndose a los episodios capitales como “la escisión de septiembre y octubre de 1972”, buscó reorganizar la APML, disputar la memoria de la lucha interna y actualizar, según su orientación, la estrategia revolucionaria. Con este faro, la APML se reconstituyó y existió hasta 1981, cuando participó del proceso fundacional del PT (DIAS, 2004; AZEVEDO, 2010). Como la incorporación de la mayoría al PC do B no fue automática, extendiéndose a través de una fase de transición hasta aproximadamente 1975, las dos agrupaciones reclamaron, por un período, el nombre de la organización.

Estêvão, APML y PC do B

Protagonista de la apertura y conducción del debate sobre la unificación con el PC do B, la posición de Duarte Pereira sería diferente en la fase conclusiva. En declaraciones a AEL, comentó: “Por la ironía de la historia, no quiero destacarme, en esa primera reunión fui el único en plantear esta posición de unificación con el PC do B. Inicialmente, todos los otros estaban en contra. Hoy son líderes del PC do B y yo fui excluido del proceso” (PEREIRA, 2001). Para aclarar su posición, elaboró ​​un extenso texto cuando donó la documentación que recopiló a AEL. En la declaración rendida en la misma ocasión, también detalló algunos hechos del proceso.

La participación de Duarte Pereira en el acercamiento entre las dos organizaciones se remonta a los primeros diálogos, que tuvieron lugar a fines de la década de 1960. En ese momento, el PC do B todavía trataba a la AP “como una organización cristiana, reflejando las posiciones anteriores al golpe , mostrando una completa desinformación sobre el proceso que habíamos atravesado” (PEREIRA, 2001). Reveló que hubo aliento de parte de los líderes del PC chino: “Como nos definimos por una visión marxista, comenzaron a insistir que no tenía sentido que hubiera dos organizaciones como Ação Popular y PC do B, con cada vez más posiciones confluentes, y permanecen como organizaciones diferentes” (PEREIRA, 2001).

Inicialmente, impulsados ​​por Duarte Pereira, dirigente responsable de asistir a la Comisión Nacional de Estudiantes de la AP, los contactos con el PC do B tenían como objetivo unificar la intervención en la UNE. Posteriormente, sostuvo una reunión con Pedro Pomar, del núcleo dirigente del PC do B, para ampliar el alcance del diálogo. Posteriormente, hubo una nueva reunión con representantes de las dos organizaciones: Pedro Pomar y Carlos Danielli participaron del PC do B; por AP, Jair Ferreira de Sá y Duarte Pereira. A partir de ahí, “comenzamos a tener contactos sistemáticos para discutir posiciones y trabajo conjunto en otras áreas. Y, poco a poco, empezamos a discutir temas políticos e ideológicos” (PEREIRA, 2001).

Duarte Pereira observa que la gama de relaciones de AP era más amplia: “Al mismo tiempo, estábamos haciendo un trabajo internacional con varios otros partidos en América Latina, con organizaciones marxistas, con partidos marxista-leninistas de varias otras partes del mundo” (PEREIRA , 2001). Presta atención a las relaciones con el Partido Comunista Revolucionario Brasileño (PCBR). Informa que hubo los primeros contactos, pero ningún encuentro entre las direcciones, pues el mencionado partido fue duramente golpeado por la represión y sufrió la dispersión. Con organizaciones armadas involucradas en operaciones de secuestro, expropiación de bancos, se plantearon acciones de apoyo mutuo, pero “no había posibilidad de una gran convergencia de posiciones” (PEREIRA, 2001). Los debates que precedieron y marcaron la realización de la III RADN son representativos de este proceso, así como las referencias inmediatamente posteriores.

El episodio de la edición del periódico “A Classe Operária”, a través del cual el PC do B descalificó la propuesta de unificación presentada por el “Programa Básico” de la APML, fue destacado en la entrevista con AEL. Duarte Pereira destaca que el PC do B señaló que el documento de la APML reconciliaba posiciones y contenía una desviación trotskista. En su evaluación, la respuesta del PC do B fue “inoportuna”, porque había negociaciones en curso entre las organizaciones, y se basó en un análisis erróneo y descontextualizado del significado del “Programa Básico”. Reconoció que “fue un documento de compromiso, pero su rasgo principal, para quienes examinaron la historia de la AP, fue el avance, la aproximación a las posiciones marxista-leninistas del PC do B. Y no al contrario” (PEREIRA, 2001).

Según Duarte Pereira (2001), la supuesta desviación trotskista[ii]podría identificarse en las posiciones de la “minoría” y no en las tesis de la “mayoría”. Así, “al atacar a la mayoría, estaban criticando las posiciones que la mayoría defendía como si fueran posiciones trotskistas”. Valora que la crisis provocada por la manifestación del PC do B generó un clima de rebeldía y dio argumentos a la “minoría”. Expresa también su divergencia con respecto a la referencia, expresada por el diario “A Classe Operária”, de que los militantes y dirigentes de la APML que fueran marxistas deberían romper y unirse al PC do B individualmente.

Para superar el impasse, hubo una búsqueda de diálogo y negociaciones con la dirección del PC do B. Duarte Pereira, quien representó a la AMPL en ese acercamiento, aclara los términos del diálogo que sostuvo con Carlos Danielli, del PC do B: “Hice la crítica y mostré que su evaluación estaba absolutamente equivocada, que su propuesta también estaba completamente desactualizada. Ya no se trataba, en ese momento, de que cada uno se fuera individualmente y dejara atrás una organización con el peso y la historia de la AP. Se trataba de hacer esa lucha por dentro. Si, al final, la mayoría no quería hacer este proceso, está bien. Si una minoría se aferrara a esta perspectiva de unificación, podría irse. Habría cumplido su papel y su esfuerzo dentro de la organización. Cada organización podría seguir su camino por separado y luego nos acercaríamos a ellos individualmente. Pero tuvimos que librar esta lucha teórica y política dentro de la AP. No tenía sentido abandonar así este campo, siendo nosotros los principales dirigentes de la organización (PEREIRA, 2001)”.

Como resultado (PEREIRA, 2001), “hicieron una autocrítica formal y personal y se convencieron de que la táctica que habían defendido estaba equivocada. Sugirieron que el documento había sido elaborado por un líder, pero no había sido objeto de deliberación colectiva, porque no había condiciones para realizar una reunión en ese contexto. Se comprometieron a publicar un nuevo artículo en “A Classe Operária”, haciendo una autocrítica de las posiciones expresadas anteriormente y reorientando el proceso”.

Duarte Pereira (2001) lamenta: “Cuando todas estas cosas estaban en marcha, el PC do B sufrió reiterados golpes. Aparece Guerrilla (de Araguaia). La represión centra su atención en la organización del partido. Sufren el golpe no sólo en la guerrilla, sino en la misma dirección central. Cae Carlos Danielli, quien es asesinado en prisión. Esto trastorna, suspende los contactos iniciales, incluso con personas que habían sido interlocutores y habían asumido verbalmente estos compromisos. Este es el caso, principalmente, de Danielli”.

El caso es que el tan esperado artículo de reevaluación no fue publicado. En cambio, subraya Duarte Pereira, algunos dirigentes de ese partido alentaron la división de la APML. Cita un ejemplo que ocurrió en Bahía, donde un sector de la APML dejó la organización y se unió al PC do B.[iii] Mirando en retrospectiva, anota (PEREIRA, 2001): “Hasta hoy nunca han vuelto a evaluar eso”. Como registro de los tratos, agrega: “Durante todos estos años, guardé la carta que Danielli me entregó a mano, haciendo autocrítica, proponiendo estas referencias. Es en los documentos de esta colección que deposité” (PEREIRA, 2001).

Leyendo el texto, titulado “Para concluir el proceso”, informa que el PC do B, evaluando como positivo el proceso vivido en la AP, vio con simpatía la tendencia revolucionaria formada en su seno y la apoyó. También afirma que estaba de acuerdo con la integración de los militantes y cuadros de la AP que apoyaban una posición marxista-leninista. Correspondería a la AP delimitar las posiciones marxista-leninistas, en oposición a la llamada tendencia pequeñoburguesa y neotrotskista.

También afirma que el PC do B consideró útil “una carta de su dirección a la mayoría de la AP con el fin de ayudar al proceso de unificación en marcha” (DANIELLI, 1972). La premisa, sin embargo, fue la conclusión de que “ya existe un partido marxista-leninista y su posición es correcta” (DANIELLI, 1972). Era necesario que los integrantes de AP llegaran a puntos de vista comunes con el PC do B. Explica: “No se trata simplemente de adherirse a las directrices del PC do B, sino de llegar a las mismas conclusiones. No puede haber dos líneas y dos programas correctos” (DANIELLI, 1972). En cuanto al II Congreso de la AP, valorando que su realización dependería de las circunstancias, aconseja: “Lo importante es que la gran mayoría discuta el documento base y lo apruebe” (DANIELLI, 1972).

Detrás del testimonio de Duarte Pereira está el entendimiento de que las referencias y el resultado podrían haber sido diferentes. No es posible evaluar la viabilidad de esta hipótesis. Es difícil interpretar las capas más profundas de las negociaciones, desarrolladas en interlocución directa, más allá de lo que se lee en el texto del documento. En todo caso, independientemente del alcance para el manejo de divergencias como las propugnadas por Duarte Pereira, se establecieron los supuestos, estableciendo la primacía del PC do B y corrigiendo su programa y estrategia. Los miembros de la APML deberían llegar a esas conclusiones.

En el esquema que esbozó en 1973,[iv]Movido por la búsqueda de la unidad, Duarte Pereira reconoció, como la lección más importante, que el deber de los marxista-leninistas brasileños era fortalecer el Partido Comunista de Brasil. Más: “el PC de Brasil es el único partido verdadero de la clase obrera; los revolucionarios que quieran guiarse por el marxismo-leninismo deben unirse en el PC de Brasil y ayudarlo a cumplir su misión” (PEREIRA, 1973). Sin embargo, en otra intervención, explicó que tenía, en ese momento, importantes discrepancias y reclamó vías para ejercerlas en la otra parte: “Si esas diferencias existieran, yo solo podría unirme al PC do B si la parte reconocía que eran legítimos y que tenía derecho a seguirlos defendiendo por los cauces adecuados” (PEREIRA, 1999, p. 21).

Una divergencia ideológica importante entre la APML y el PC do B se refería a la caracterización del “pensamiento Mao Zedong como una nueva etapa en la teoría revolucionaria del proletariado mundial”, es decir, “marxismo-leninismo-maoísmo” (PEREIRA, 1999, p. 7). Duarte Pereira, (1999b, p. 9) afirma que rechazó la reevaluación sin un análisis cuidadoso que abarque “los temas del 'período histórico' y la 'etapa teórica', y no sólo el 'tipo de partido'”. Además, revela: “Habiendo recibido el encargo de dar forma definitiva a la llamada 'Tesis de Unificación' (con el PC do B), […] pude releer documentos del CP de China, el CP de Brasil […] y en la revalorización de nuestros propios debates” (PEREIRA, 1999, p. 9).

Identificando la raíz del error, concluyó que, a pesar del cambio en la correlación de fuerzas y la presentación de nuevos desafíos, “ni la base teórica ni la forma de organización de los partidos proletarios marxista-leninistas necesitaban asumir características completamente nuevas. (PEREIRA, 1999, p. 9). Indicando que una sucinta reformulación de la posición fue incorporada en el documento “Victoria del marxismo-leninismo”, publicado por el periódico “Libertação” en abril de 1973, cuando la “mayoría” difundió la exclusión de los líderes de la “minoría”, agrega que “debe aparecer una reevaluación más desarrollada en el balance final de la AP” (PEREIRA, 1999, p. 9).

Desatado “el nudo del período histórico mal caracterizado” (PEREIRA, 1999), quedaban otros interrogantes. Una exposición exhaustiva de sus divergencias se encuentra en el documento “Estêvão y el Partido Comunista de Brasil”. Dentro de los límites aquí expuestos, el enfoque sintético que ofrece en su conferencia es esclarecedor: “Sería difícil explicar todas las razones […]. Pensó que AP debería unirse con PC do B bajo condiciones. Porque las posiciones que tenía el PC do B no estaban en la tradición AP. La crítica al modelo soviético desde el “Documento Base” ha sido parte de la tradición de AP y yo personalmente nunca he renunciado a esta crítica. La gente entendía el papel histórico que había jugado Stalin en la construcción del socialismo, en la defensa de la Unión Soviética, en la Segunda Guerra, etc., pero no se podía dejar de criticar los errores, los crímenes que se habían cometido. Y eso necesitaba ser discutido. China lo discutió, pero PC do B y Albania no admitieron esta discusión. Era una pregunta decisiva. El otro tema decisivo fue la sociedad brasileña. Al grado de desarrollo del capitalismo que ya teníamos, al grado de industrialización que ya habíamos alcanzado, no se podía considerar una sociedad semifeudal, semicolonial.[V]Ese debate estuvo presente y nunca estuve de acuerdo con él.[VI] Pensé que deberíamos unirnos a través de un congreso que debata estos temas, y que los unifique entre nosotros (de la AP), y que los plantee como temas para el mismo PC do B. No era una visión para incorporar solo fortalecer cuantitativamente el PC do B, era una perspectiva a incorporar para renovarnos mutuamente frente a nuevos desafíos y nuevas tareas” (PEREIRA, 2014).

Por un lado, entendió que el II Congreso de la APML, además de resolver la oposición entre los campos en disputa, tendría el papel de resolver las contradicciones de la mayoría. Por otro lado, no estuvo de acuerdo con la revisión unilateral de las posiciones de la APML, como si todos los errores fueran de ella y todo el mérito del PC do B (PEREIRA, 1999). Sin canales para negociar su posición, se mantuvo al margen de los referidos decisivos.[Vii]

Tanto en su declaración a los investigadores de la Unicamp como en el ensayo que consolidó sobre temas afines, mencionó que el PC do B, recién en esa década, había revalorizado cuestiones negativas de la experiencia soviética y la caracterización de la sociedad brasileña. Consideró que esto era evidencia de que el diálogo con el legado de la AP habría sido positivo. También encontró que el cambio de posición no estuvo acompañado de autocrítica (PEREIRA 1999 y 2001).

El epílogo o la historia posterior

En su más reciente intervención pública, Duarte Pereira agregó elementos a su interpretación de la etapa posterior a la escisión de la APML y la incorporación de la mayoría al PC do B. Durante un período, las dos alas, la mayoritaria y la minoritaria, reivindicaron el nombre de la APML. El primero porque, aún con su ingreso al PC do B, mantendría las estructuras de la organización hasta 1975. El segundo porque mantuvo una organización referida en el nombre de la APML y en su historia hasta principios de la década de 1980, bajo la dirección de Jair Ferreira de Sá (DIAS, 2004; AZEVEDO, 2010).

Duarte Pereira critica el hecho de que los exdirigentes de la APML, ya incorporados al PC do B, hayan mantenido temporalmente algunas estructuras: “Seguían publicando (el diario Libertação), dicen por seguridad, para no dejarlo claro. que se había producido la unificación de los dos partidos, pero también por razones de disputa de influencia, de disputa de militantes. Continuaron presentándose como AP cuando ya no tenían nada que ver con AP” (PEREIRA, 2014).

Más delicado es el hecho de que Duarte Pereira se convenció, con base en las pruebas que recopiló, de que la incorporación de los principales dirigentes al PC do B ocurrió en 1972, y no en 1973, como consta en las manifestaciones oficiales de la APML: “ Entraron oficialmente en mayo de 1973. Hay una resolución que dice 'Unámonos al PC do B'. Ya no formaba parte de la dirección que él aprobaba. En realidad, y hoy tengo varios testimonios de ellos, ingresaron en octubre de 1972”.[Viii]Expone la gravedad de su inferencia (PEREIRA, 2014): “Es motivo de sufrimiento personal, porque expulsamos a Paulo Wright ya Jair (Ferreira de Sá) por faccionalismo, pero el faccionalismo ya lo practicaban estos compañeros. Es una situación que es absurda”.

De manera más amplia, interpreta que, a pesar de las enormes divergencias que separaban a la “mayoría” de la “minoría”, había un punto en común: “Por parte de todos sus dirigentes, no sólo por parte de los dirigentes que se incorporaron al PC do B, pero de quienes la mantuvieron organizada durante algunos años ya, ya se proponía que (la AP) se uniera con otras organizaciones en torno a posiciones que no eran sus posiciones históricas. Esto también ocurrió con el otro sector que no se adhirió al PC do B (PEREIRA, 2014)”.[Ex]

Duarte Pereira llama a esta última fase poshistoria. Así, consolida la siguiente periodización: “La AP tiene una prehistoria, un período en el que existe de manera marcada en la vida nacional y tiene una poshistoria, cuando empieza a desaparecer como organización unificada y autónoma” ( PEREIRA, 2014). Parece que la “historia” terminó con el desenlace de la lucha interna.

En la segunda mitad de la década de 1970, Duarte Pereira se involucró en el proyecto del diario “Movimento”, uno de los más emblemáticos de la prensa alternativa de resistencia a la dictadura. En condiciones clandestinas, produjo la serie de editoriales conocida como “Ensayos Populares” (AZEVEDO, 2011). En cierta etapa firmó materiales con el seudónimo de Alfredo Pereira, cuyas iniciales forman la sigla AP. Era una actitud irónica de resistencia en aquellos tiempos oscuros. Con la amnistía, volvió a trabajar como periodista o redactor técnico para diversas agencias y empresas. Ya no tenía vínculos orgánicos con los partidos. Durante un tiempo tuvo la expectativa de retomar las negociaciones con el PC do B y mantuvo la proximidad, pero con el tiempo se retiró.

Al final de la entrevista con AEL, declaró su condición de aislamiento político y reafirmó, no obstante, cuatro compromisos que pretendía preservar por el resto de su vida: 1) con las clases trabajadoras; 2) con el proyecto socialista; 3) en el entendido de que el socialismo no puede separarse de la democracia para los trabajadores; 4) con el marxismo, entendido en su dialéctica de renovación y desarrollo, en completa ruptura con cierta tradición dogmática (PEREIRA, 2001).

Consideraciones finales

Entendidas como expresión del campo de la memoria, las intervenciones de Duarte Pereira son válidas, en sí mismas, como relato de la historia de AP. Ya sea en el abordaje de hechos y coyunturas, sea en la apreciación de las sucesivas redefiniciones vividas, ofrecen densos subsidios, elaborados por la subjetividad del protagonista, para la interpretación de la experiencia en su conjunto.

Sería costoso sistematizar, en cada contexto abordado, los diferentes aportes al debate. En la línea diacrónica, parece que su biografía, entrelazada con la experiencia colectiva, es representativa de la dinámica de transformación política, ideológica y orgánica de la AP a favor de la adopción del marxismo-leninismo, en una coyuntura de ascenso de la perspectiva revolucionaria, tal como la interpretan los agentes políticos. Más que un participante, fue uno de los líderes y promotores de este proceso. Sin embargo, a pesar de haber sido precursor de la propuesta de unificación con el PC do B, asumida por el ala mayoritaria de la dirección de AP, se apartó de los términos de conclusión del proceso.

En cuanto al desenlace de este proceso, decisivo en la composición de su memoria, su narración menciona negociaciones que podrían haber alterado, si no la conclusión, al menos el desarrollo de la trama. No se trata aquí de hacer una historia contrafactual, sino de verificar cómo esta información ayuda a comprender el proceso de manera más amplia. Aún refiriéndose a este episodio, Duarte Pereira agregó recientemente su convicción de que la incorporación de los principales dirigentes al PC do B se produjo antes de la fecha oficialmente anunciada. Si esta inferencia requiere una investigación académica, no puede ser ignorada, ya que potencialmente interfiere con la comprensión de la cadena de eventos y de toda la trama.

En la elaboración de la memoria de sus colegas de la generación dirigente de AP, muchas veces se puede identificar la influencia de las elecciones orgánicas que asumieron posteriormente. Como Duarte Pereira no estableció relaciones de esta naturaleza, su memoria, en cierto modo, está parametrizada por los vínculos con la historia de AP, aunque se pueden identificar resonancias de experiencias y reflexiones posteriores.

En esa línea, sus intervenciones sistematizan su compromiso con las posiciones que asumió en cada coyuntura y con la dinámica de redefiniciones de la política de AP. Si hay una teleología que explica el pasado desde el presente, el marco normativo principal es el resultado de las disputas que vivió como líder de la organización. Además, con la independencia orgánica del período posterior, revisita la historia y trata de extraer, sin la urgencia revolucionaria de la formulación sistematizada en los años de la AP, las virtualidades de las políticas de su tiempo. De ahí que los testimonios amplíen los matices del planteamiento, sin chocar directamente con los objetivos principales del análisis sedimentado como líder.

Es inútil especular cómo habría sido elaborada su memoria si hubiera seguido, a pesar de las divergencias expuestas, el mismo camino que los demás miembros de la mayoría del Buró Político. Con base en la documentación y sus testimonios, es más productivo ver que dejaron de seguir ese camino, a partir de 1973, por justificar su compromiso con el legado de la AP y negarse a realizar una revisión unilateral.

La historia de AP está plagada de disputas sobre hechos, procesos y el significado general de su experiencia. Existen diferentes relatos memorialísticos producidos por los personajes, cada uno con su legitimidad. Elaborado con erudición y método, el aporte de Duarte Pereira, rápidamente sistematizado y analizado en este capítulo, es uno de los más informativos y estimulantes.

* Reginaldo Benedito Días Es profesor del Departamento de Historia de la Universidad Estadual de Maringá.

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Referencias


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Notas


[i] No es excesivo señalar que Jair Ferreira de Sá rompió con los objetivos principales del “Esquema de los Seis Puntos” y pasó a defender la concepción estratégica que caracterizó la línea de la llamada ala minoritaria.

[ii] El ala minoritaria no se identificó como trotskista. El intento de vinculación, formulado por el PC do B y sus opositores internos, resultó de su defensa de la revolución inmediatamente socialista y de la propuesta de creación de otro partido, cuando ya existía el Partido Comunista de Brasil.

[iii] Esta escisión fue encabezada por João Batista Drummond, conocido en la APML como Evaristo, quien se convirtió en líder del PC do B y luego sería asesinado durante la represión en la Chacina da Lapa, en 1976.

[iv]Al final del texto “Estêvão y el Partido Comunista de Brasil”, se refirió a los anexos que contienen este esquema de la siguiente manera: “Agrego, como anexos, dos guiones que esbocé en abril de 1973, cuando aún tenía la expectativa de participar en la elaboración del documento final que describe la experiencia de Acción Popular. Sirven como indicadores de mi visión de la trayectoria de la AP y de mi esfuerzo por buscar, al límite, la unidad con los demás compañeros de la 'mayoría' de la AP y con el PC do B” (PEREIRA, 1999, p. 24).

[V]En un libro sobre la historia de la AP, Haroldo Lima y Aldo Arantes (1984, p. 158) se refieren lacónicamente a estos episodios finales del proceso: “Duarte Pereira no participó en esta decisión, argumentando diferencias de contenido y método”. Por su parte, Gorender (1987, p. 117), en “Combate en la oscuridad”, y Kucinski (1991, p. 199), en “Periodistas e revolucionarios”, registraron sucintamente estos argumentos de Duarte Pereira. En enero de 1973, al escribir la presentación de la segunda edición de la investigación colectiva “Contribución a la comprensión científica de la sociedad brasileña”, realizada por líderes vinculados a la mayoría de la APML, Duarte Pereira señaló, refiriéndose a sí mismo: “Uno de los autores de este trabajo considera erróneo afirmar que la sociedad brasileña está semifeudal y semicolonial, aunque en ella ya priman las relaciones capitalistas. Toda sociedad tiene su propia naturaleza y esta viene dada, en el caso de formaciones sociales complejas, por el modo de producción predominante. Otro tema es establecer al mismo tiempo las particularidades que distinguen a una sociedad de otras sociedades de la misma naturaleza. […] De acuerdo con este razonamiento, uno de los autores de este trabajo manifiesta su convicción de que, si los marxista-leninistas quieren avanzar en la comprensión científica de la sociedad brasileña, deben romper con esta supervivencia de viejas concepciones dogmáticas y deben avanzar en la formulación de un concepto de sociedad brasileña que se acerque a esta formulación: Brasil es un país capitalista, del tipo dependiente y subdesarrollado” (APML, 1973a, p. VIII).

[VI] Después de la circulación de este artículo, Duarte Pereira me envió un apéndice que es de interés para los lectores: “Autocrítica de Estêvão (6/6/18). Ambas líneas, tanto la de la revolución nacional, democrática y popular, como la de la inmediata revolución socialista, estaban equivocadas. El desafío fue profundizar el concepto de formación socioeconómica compleja, tanto capitalista como socialista, para formular un programa, una estrategia y una táctica adecuada para Brasil” (PEREIRA, 2018).

[Vii]En el fondo documental Duarte Pacheco Pereira (AEL) existen registros de debates al momento de la constitución. Se destaca el intercambio de correspondencia entre Estêvão y la Fracción del Partido Comunista que coordina la integración de ex militantes de AP, que data de los meses posteriores a la decisión del Buró Político de incorporarse al PC do B. Los destinatarios fueron Haroldo Lima y Aldo Arantes. Candidato a adherirse al partido, Duarte Pereira aún reclamaba canales para expresar sus diferencias a los exmilitantes de AP. Su objetivo se resumía así: “Defender los derechos legítimos de Acción Popular y defender también los intereses genuinos de la clase obrera y su partido: compromiso principal del partido, luchar por la incorporación y llevar a la AP a hacer una autocrítica. de sus errores, sino también un compromiso efectivo con la AP, para defender sus derechos al reconocimiento por el Partido como organización marxista-leninista y al reconocimiento por parte del Partido de los errores que cometió en su relación con la organización y las causas de este error” (PEREIRA, 1973b) .

[Viii]Introducido en el debate hace poco tiempo, este tema merece una investigación en profundidad. Cabe mencionar, sin embargo, que los documentos PC do B influyeron en la conclusión de Duarte Pereira. En las Resoluciones del 11. Congreso del PC do B, en la sección que divulga la biografía de los líderes, se verifica que había 13 miembros del Comité Central que se habían formado en la Acción Popular, a los que se sumaron otros cuatro suplentes. El texto indica que todos ingresaron al PC do B en 1972. La lista incluye a los tres líderes que integraron el Buró Político de la APML: Aldo Arantes, Haroldo Lima y Renato Rabelo. Los tres habrían sido “cooptados al Comité Central” ese año (PARTIDO COMUNISTA DO BRASIL, 2001, p. 316-330). En las Resoluciones del 12. Congreso del PC do B, las entradas relativas a los exdirigentes del Buró Político de la APML siguen el mismo patrón (PARTIDO COMUNISTA DO BRASIL, 2009, p. 348, 358 y 369). En el libro que documenta las votaciones de la Comisión de Amnistía del Ministerio de Justicia sobre la petición de Aldo Arantes, dice: “Informa que en 1972 ingresó al Partido Comunista de Brasil y pasó a formar parte de su dirección en la clandestinidad” (BRASIL, 2013 , pág. 189). En el libro “Itinerário de Lutas do Partido Comunista do Brasil”, Haroldo Lima (1984, p. 24) escribió: “todavía en 1972, la Acción Popular Marxista-Leninista de Brasil se incorporó al PC de Brasil”.

[Ex]Se refiere a que la APML, en este nuevo período, adoptó políticas para crear lo que denominó Tendencia Proletaria, en asociación con el Movimiento Revolucionario 8 de Octubre, con la Organización de Combate Marxista-Leninista/Política Obrera y con el Movimiento de Emancipación Proletaria, con el objetivo último de construir el partido de vanguardia de la revolución brasileña. En esta intervención, Duarte Pereira citó las memorias de Ricardo de Azevedo (2010), líder de la APML en la segunda mitad de la década de 1970.

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