La guerra contra Paraguay en debate

Cándido López, Batalla de Tuiuti
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por RODRIGO RICUPERO*

Comentario al libro de Ronald León Núñez

La guerra de la llamada Triple Alianza –Brasil, Argentina, Uruguay– contra Paraguay entre 1864 y 1870 fue, sin duda, el principal enfrentamiento militar en la historia de América del Sur, tanto por la intensidad del conflicto, que culminó en la destrucción de la nación derrotada y con un verdadero genocidio de su población, además de poner en conflicto dos modelos distintos de desarrollo adoptados en su momento por los países involucrados.

Un acontecimiento de tal magnitud no podía dejar de generar una serie de interpretaciones extremas. A partir del discurso oficial de los estados aliados contra el Paraguay, en primer lugar, se construyó una verdadera historia de los vencedores, nacionalistas y liberales. Esta visión presentaba la guerra como el choque entre la “civilización” de la Triple Alianza y la “barbarie” paraguaya, buscando así atribuir la culpa del conflicto al propio Paraguay y a las decisiones tomadas por su gobierno.

Al mismo tiempo, esta narrativa eximió de cualquier responsabilidad a los gobiernos, especialmente a los de Brasil y Argentina, incluido Inglaterra, potencia colonialista hegemónica en ese momento, llegando incluso a atribuir la masacre del pueblo paraguayo no al invasor. ejércitos, sino a la heroica tenacidad de la resistencia popular.

En contraposición a esta visión, que por cierto se sigue defendiendo hasta el día de hoy, aunque con variaciones, incluso en círculos académicos, se formó otra línea interpretativa, defendida tanto por sectores nacionalistas paraguayos como por algunas corrientes de corte populista y desarrollista. dejó que, si bien destacaba correctamente la cuestión del genocidio del pueblo paraguayo y la participación de Inglaterra, elogiaba a los gobernantes paraguayos, construyendo el mito del “poder paraguayo”, cuyo desarrollo autónomo, a veces calificado incluso de “protosocialista”, sería amenazan el proyecto de dominación de la región por parte de Inglaterra, presentada como la principal responsable del conflicto, hasta el punto de minimizar, aunque sea implícitamente, la responsabilidad de los gobiernos brasileño y argentino.

Es, por tanto, en este debate que Ronald León Núñez busca intervenir, sin escudarse en una neutralidad ficticia, sino desde una posición comprometida. Utilizando rigurosamente el método de análisis marxista, el autor busca ajustar cuentas tanto, en primer lugar, con los defensores de la “historia de los vencedores”, como con aquellos autores que, en la justa defensa del lado paraguayo, terminaron creando una interpretación errónea de la realidad, ya sea sobre el proyecto de desarrollo del país o sobre sus gobernantes.

 Para ello, Ronald León Núñez, como hábil historiador, reconstruye la historia del Paraguay desde la colonización española de la región, pasando por la independencia y el análisis de los gobiernos del período previo al inicio de la guerra, para, en conclusión, abordar con la guerra misma. Después de todo, para abordar todos los temas en debate, era necesario construir un análisis de “largo plazo” de la historia regional. En este proceso, culminante del libro y de gran interés historiográfico, el autor desarrolla una tesis: la guerra del Paraguay sería la conclusión del proceso abierto con la crisis del Antiguo sistema colonial.

Al articular el proceso regional con la historia global, Ronald León Núñez demuestra que la lucha por la independencia no fue sólo –a través de la negación– la lucha contra España, la antigua metrópoli, y sus defensores, sino también –a través de la afirmación– la lucha entre diferentes proyectos de organización de nuevas naciones, basadas en diferentes intereses y sectores sociales, que involucraban también proyectos externos, especialmente en el caso de Inglaterra y Portugal (cuya corte tenía entonces su sede en Río de Janeiro).

 Como se verá, la historia del Paraguay es inseparable de la historia de la región del Río de la Plata y su articulación con el mercado mundial, significado fundamental del proceso de colonización de América. Con el colapso de la antigua metrópoli y su monarquía capturada por las tropas de Napoleón Bonaparte, se abre la crisis del colonialismo y entran en escena nuevos proyectos de organización política y económica para ordenar el espacio colonial, culminando con la creación de nuevas naciones latinoamericanas.

En el caso de la región del Río de la Plata, la clave era el control del puerto o, en otras palabras, qué puerto cumpliría el rol de “internalizar” la metrópoli, subordinando las demás áreas a los intereses de los grupos mercantiles allí establecidos. , articulados con el aparato gubernamental y asociados, como socios menores, a los intereses de las potencias europeas, en particular Inglaterra en ese momento.

En este sentido, el proyecto del sector de las clases poseedoras que controlaban Buenos Aires era configurar la nueva nación a partir de los marcos territoriales del ex Virreinato del Río de la Plata, bajo su hegemonía, pero para ello sería necesario derrotar otros proyectos de organización de la nueva nación.

La victoria del proyecto centralizador, sin embargo, sería lenta e incompleta. Buenos Aires logró imponer su dominio sólo en una parte del virreinato, derrotando otros proyectos “federalistas”. Se puede decir que, persiguiendo este objetivo, centrado en sus propios intereses materiales, el grupo que lideró el proceso contribuyó a la independencia de Uruguay y Paraguay, zonas que no lograron dominar.

En el caso de Paraguay, la represalia de Buenos Aires no fue sólo el no reconocimiento de la independencia, sino también un feroz bloqueo económico, apoyado por el control de la desembocadura del Río de la Plata. Al no lograr superar un modelo federalista en la región, el gobierno paraguayo condujo al país hacia la independencia y, debido al bloqueo de Buenos Aires, que afectó fundamentalmente al sector centrado en el mercado externo, comenzó a desarrollar otro modelo de desarrollo, autónomo e inicialmente centrado en el mercado interno.

Las dificultades para imponer el proceso centralizador, a partir de Buenos Aires, obligaron al reconocimiento de la independencia del Paraguay, hasta entonces considerada “provincia rebelde”, en 1852, reabriendo el comercio exterior paraguayo, especialmente la yerba mate. El “boom” comercial de ese momento favoreció a los sectores burgueses articulados con la familia Lopes, quienes se apropiaron de las ventajas del control estatal, aprovechando así los monopolios estatales, pero sin desmantelar por completo el modelo de desarrollo estatista y proteccionista que se había instaurado a lo largo de décadas. . los anteriores.

La nueva situación, sin embargo, exacerbaría las tensiones, ya sea por la acción de potencias externas, como Inglaterra y Estados Unidos, o de potencias regionales como Brasil, que con su “diplomacia de cañoneras” buscaban imponer sus intereses o los de sus súbditos. El modelo autónomo, con sus monopolios estatales, la cuestión de las fronteras y el control de la navegación fluvial fueron puntos de tensión con los grandes vecinos, Brasil y Argentina, que buscaban imponer subordinación a Paraguay. En este contexto, la guerra civil en Uruguay, con la intervención del Imperio de Brasil y el gobierno de Mitre a favor de los “colorados”, y el posicionamiento de Solano López a favor de los “blancos”, daría el pretexto para el inicio de las hostilidades, con la formación de la Triple Alianza, que, sin embargo, ya se había articulado en años anteriores.

La derrota paraguaya en la guerra de 1870 cerraría así el período iniciado en 1813 con la Proclamación de la Independencia del país. Así, de afuera hacia adentro se impuso el modelo de desarrollo subordinado a los poderes centrales, con el reinado del libre cambio, los préstamos externos y las concesiones a las empresas extranjeras, al mismo tiempo que se imponían límites territoriales, entre otras obligaciones, por parte del gobierno. ganadores. La rivalidad entre Brasil y Argentina impediría, sin embargo, la completa extinción de Paraguay y su incorporación a Argentina como provincia, un viejo proyecto de Buenos Aires.

Otro aspecto fundamental de la obra es que el autor no subordina los resultados de su investigación a una política concreta, escapando de los errores de la historiografía de izquierda vinculada, en mayor o menor medida, a los partidos estalinistas. Esta corriente en defensa de la política de subordinación de la clase obrera a los intereses de una revolución burguesa “mítica”, terminó reconstruyendo la historia latinoamericana en busca de una “burguesía nacional”, que estuviera dispuesta a enfrentar al imperialismo y los intereses de sectores reaccionarios internos, en particular el latifundio.

Si esta orientación produjo errores grotescos en el campo historiográfico, en la disputa política concreta produjo y sigue produciendo hasta el día de hoy las mayores derrotas para la clase obrera y para los demás sectores explotados de la población, beneficiando así a los sectores burgueses “nacionales”. , socios más pequeños del gran capital internacional, y justificando incluso la explotación de las naciones más oprimidas del continente por parte de su propia burguesía.

El libro de Ronald León Núñez, disponible para el público brasileño, traducido al portugués, es desde cualquier punto de vista un libro excepcional, que contribuye de manera decisiva tanto a la historia del Paraguay y de la región del platino, como a la construcción de un nuevo marxismo. historiografía.

*Rodrigo Ricúpero Es profesor del Departamento de Historia de la USP. Autor del libro La formación de la élite colonial (almedina).

referencia


Ronald León Núñez. La guerra contra Paraguay en debate. Traducción: Débora Manzano. São Paulo, Sundermann, 2021, 472 páginas. [https://amzn.to/47psB8j]


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