por LUIZ CARLOS BRESSER-PEREIRA*
El precio de la energía es un obstáculo para el crecimiento de la economía brasileña que ha estado casi estancada durante tanto tiempo.
Aunque Brasil puede producir energía a muy bajo costo, la energía es muy cara en Brasil. El destacado periodista Valor económico, Cristiano Romero, mostró la misma preocupación.
Su última columna en ese periódico, el 24 de febrero, tiene un sugerente título, "Luz para la hora de la muerte". En este artículo muestra con mucha información lo caro que está el precio de la energía en Brasil. Y cómo este precio es un obstáculo para el crecimiento de la economía brasileña que ha estado casi estancada durante tanto tiempo.
¿Por que sucede? No tengo una respuesta segura para eso, pero creo que las privatizaciones son una de sus causas, probablemente la mayor. Soy muy crítico con las privatizaciones que se están haciendo en el país.
Más ampliamente, critico la privatización de sectores que se caracterizan por ser monopolios naturales o cuasi-monopolios. Soy crítico porque en estos sectores el mercado, cuya lógica es la de la competencia, no está presente.
El mercado es una institución insustituible en los sectores competitivos de la economía. A través de los precios, el mercado, además de asignar eficientemente los factores de producción, evita las ganancias abusivas que caracterizan a los monopolios.
En el caso de la electricidad, no hay mercado. Hay una ficción de mercado que no sirve a los intereses del país, sino a los intereses de muchos agentes económicos que están involucrados en las privatizaciones. En otras palabras, soy crítico con las privatizaciones porque creo en el mercado.
Cristiano Romero destaca que el precio de la energía que pagan las empresas industriales brasileñas es mucho más alto que en otros países, y cita a un experto, Pedro Perosa, presidente de la Asociación de Grandes Consumidores Industriales de Energía y Consumidores Libres.
Para este especialista en la materia, la energía es cara “porque pagas muchas cosas que no deberían estar en la factura. Los cargos cumplen con la política pública y, a diferencia de los impuestos, no son compensados”. Porque, en otras palabras, la regulación del mercado crea privilegios.
La CDE (Cuenta de Desarrollo Energético) es parte de esta regulación, un fondo sectorial cuyo objetivo, según ANEEL, es pagar diversas políticas públicas. Así, “los sistemas de subsidios cruzados crean incentivos para prácticas oportunistas”, que cuestan mucho al Estado ya los consumidores. Quien paga son los consumidores de energía.
¿Es porque la regulación está mal hecha? No, esto se debe a que es imposible regular el sector para que “parezca un mercado”. Por lo tanto, cuando ocurren privatizaciones, los precios suben abusivamente.
Por ello, es mucho más lógico atribuir la responsabilidad de sectores como el energético a empresas estatales. También hay distorsiones dentro del Estado, pero son menores. Cuando los precios son demasiado altos, los gana la sociedad, no los especuladores.
* Luiz Carlos Bresser-Pereira Es Profesor Emérito de la Fundación Getúlio Vargas (FGV-SP). Autor, entre otros libros, de En busca del desarrollo perdido: un proyecto nuevodesarrollista para Brasil (FGV).