Por Fernando José Martín*
Las recientes movilizaciones en países sudamericanos, en la línea de movimientos antisistémicos, son parte de la lucha contra el sistema socio-metabólico del capital, en su formato inmediato: el neoliberalismo.
Una breve visita a Chile, para participar en las VI Jornadas Internacionales de Estudiantes Latinoamericanos, en la Universidad de Valparaíso, bastó para darse cuenta que en esa realidad -y que es similar a la de otros espacios de nuestra América- la práctica de un importante categoría para estudios sobre movimientos sociales: los antisistémicos. Académicos como Immanuel Wallerstein reflexionaron que tales movimientos pueden identificarse en la literatura especializada en el cuerpo de diferentes materialidades: movimientos antiglobalización, altermundismo, antineoliberal. Y académicos brasileños, como Emir Sader, vinculan la ola de gobiernos latinoamericanos progresistas a principios de la década de 2000 con movimientos antineoliberales.
La esencia de esta categoría se puede expresar en las manifestaciones que se desarrollan hoy en diferentes países de América del Sur, como Colombia, Bolivia y Chile, de donde provienen las observaciones de las calles que mueven mi reflexión en este artículo, en particular los registros realizados. en el paisaje chileno, durante las manifestaciones. Creo que la realidad allí observada es suficiente para sustentar las notas aquí destacadas y las manifestaciones mismas refuerzan la tesis de un choque contra el sistema socio-metabólico del capital, su formato inmediato basado en el neoliberalismo.
La premisa que sustenta la resistencia y que se convirtió en consigna en los muros chilenos es: “El neoliberalismo nace y muere en Chile”. Es una frase que se repite en las calles de distintas ciudades chilenas y está llena de significados que, en cierto modo, materializan la organización estructural de la realidad chilena (y que podría extenderse a los demás países del bloque), como cuna/laboratorio de políticas neoliberales en América Latina, sino también cómo, a largo plazo, ese “laboratorio de políticas neoliberales” se ha convertido en un escenario de resistencia que saca a la luz el proceso de convulsión social derivado de tal neoliberalismo.
Nacer/morir son, aparentemente, la contradicción fundante de la existencia humana, pero al metaforizar un proceso económico se resignifican: la lucha por la muerte del sistema neoliberal es la muerte de la miseria de la población, de las prácticas que empujan a los ancianos a las calles y al hambre. Paradójicamente, la muerte es el nacimiento de un conjunto de prácticas relacionadas con la protesta, con la resistencia, que no solo cargan contra el gobierno chileno, sino contra el capital y la forma en que articula sus procesos para mantener funcionando la lógica mercantil.
Así, en la frase “Si paramos el país, el sistema caerá” el pronunciamiento es también un llamado de los interesados en el derrocamiento de un sistema vil, de una concentración inmoral y nociva, que desanima a los ancianos y roba. toda perspectiva de la sociedad, jóvenes que valientemente toman las calles de todo el país, levantando barricadas con todos los instrumentos posibles, incluido el fuego, para realmente parar el país. Es posible verificar la práctica de la afirmación anterior en las calles, en la voluntad con la que los manifestantes se paran y buscan acciones que parecen difusas, pero son –de manera estructurada, aunque informal– orgánicas en torno a un objetivo fuertemente empapado de intelectualidad. y conciencia política, histórica, económica y sociológica.
En el contexto de esta crítica, hay una fuerte oposición a la sociedad de mercado, a la mercantilización de la vida, es decir, una crítica al sistema del capital. Se expresa de manera sencilla, pero como ya se dijo, empapada de contenido: “Home is not business” es una de esas afirmaciones que significan mucho más que palabras inmediatas. Para nosotros, los brasileños, es un análisis constitucional, que se refiere al derecho a la vivienda. Para el autor, pudo haber sido una afirmación filosófica, de cómo la lógica del mercado penetra en los recovecos más íntimos de la humanidad y los transforma en mercancías.
Sí, pero las expresiones también son colectivas y sistémicas y, en ese sentido, “hogar” también puede ser una referencia al país como el hogar de todos y, por lo tanto, no podría negociarse. La máxima “Chile no se vende” se repite por las calles y es una crítica al movimiento antisistémico, orgánico y coherente con precisos análisis generales, que ven en la lógica capitalista barreras infranqueables a la emancipación.
El análisis va también a la organización interna del Estado, como se aprecia en la expresión: “No más gobierno de mercado.“Creo que aquí también hay una salvedad para el análisis popular que va más allá del movimiento de oposición coyuntural, el gobierno de mercado también se insertó en la propuesta de gobiernos alineados a la izquierda, como el de la presidenta Michelle Bachelet, que denota la sabiduría de el movimiento actual, que no se restringe al movimiento político institucional, y conoce muy bien la raíz de los males inmediatos y estructurales.
Es necesario reconocer en las protestas presentes en las calles hoy, a partir de escritos chilenos, pero también mirando a los demás países mencionados, y, principalmente, a los que están por venir, el objetivo que es claro: “Muerte al neoliberalismo”. (escrito en un banco), que puede parecer drástico o incluso personalizado (para quienes no hacen la elíptica lectura de “sistema” que lleva el comunicado), pero es un objetivo analítico muy necesario para la construcción de un modelo corporativo. en que las desigualdades y los males que de ellas se derivan. A la conciencia histórica del pueblo chileno, es importante sumar las esperanzas que salen de las calles, que postulan que es ese pueblo y en ese espacio que: “Seremos la tumba del neoliberalismo”.
Los que se dicen realistas dirán que es una utopía. Ni siquiera quiero entrar en el fondo de cómo la utopía puede significar un "inédito viable" como diría Paulo Freire, pero quiero tomar la experiencia de estos importantes movimientos repartidos por el mundo, hoy muy cercanos a nuestra realidad, que ya han circulado por el centro de la capital, como en Seattle, Génova, Davos, son viejos conocidos de analistas y claves para entender un sistema diametralmente opuesto a la lógica de la humanidad, como sujetos de la construcción de una sociedad justa, libre, basada en la emancipación humana y social, que es como la expresión poética y esperanzadora: “¡Venceremos, y será hermoso!”
*Fernando José Martín es profesor y director general de la Universidad Estadual del Oeste de Paraná – Unioeste – Campus Foz do Iguaçu.