por DÊNIS DE MORAES*
Presentación de la nueva edición del libro, recién publicado
1.
Esta quinta edición, revisada y ampliada, de La izquierda y el golpe del 1964, sale a la luz sesenta años después del 1er golpe de Estado. Abril de 1964. Conserva esencialmente los enfoques temáticos, los ejes de análisis y el estilo narrativo del libro publicado originalmente en 1989, que tuvo una generosa acogida por parte de la crítica. Al mismo tiempo modifiqué capítulos e incluí otros; Reelaboré varios pasajes; y, principalmente, introduje materiales inéditos y contenidos nuevos, además de consultar fuentes surgidas en las últimas décadas.
Con tales cambios y adiciones, mi preocupación básica fue reevaluar temas relevantes del período, así como incorporar otras miradas críticas sobre el proceso político e ideológico-cultural que culminó con la deposición del presidente João Goulart (1919-1976). instaurando en Brasil, durante largos y dolorosos 21 años, la dictadura militar.
La idea de la obra surgió de una amena conversación con el politólogo René Armand Dreifuss (1945-2003), autor del clásico 1964: Conquista del Estado, en un bar de Flamengo, en Río de Janeiro. Era una tarde bochornosa del verano de 1982; René todavía vivía en Belo Horizonte y había venido a pasar vacaciones con su familia. La investigación que había hecho en los archivos del Instituto de Investigaciones y Estudios Sociales (IPES) y que había dado como resultado el libro del año 1981 había despertado la curiosidad por conocerlo.
De buen humor, todavía reconciliandose con el portugués, el uruguayo René me sorprendió por la rapidez con la que se sumó al proyecto que le expliqué, de comprender las causas de la derrota de la izquierda brasileña en 1964. “Le dirás a la El otro lado de la historia”, comentó, en alusión a su investigación sobre la articulación político-ideológica-militar-empresarial-mediática que derrocó a João Goulart.
René Dreifuss me dio inmediatamente una pista para recopilar datos que ayudaran a rescatar la memoria de los vencidos: me recomendó consultar, entre otras fuentes, los archivos del IPES y de la Campaña de Mujeres por la Democracia (Camde), una línea auxiliar en el Movimiento de mujeres conservadoras en Guanabara, con filiales en otros estados, organizado con celo por el equipo del Archivo Nacional. La recomendación resultó ser extremadamente valiosa. La primera vez que abrí las cajas entendí por qué. Allí se conservan las huellas del competente y siniestro complot que aniquiló a un gobierno constitucional y progresista: una gran cantidad de documentos y recortes de periódicos y revistas, en particular del período 1963-1964, clasificados de forma didáctica y exhaustiva.
Las encuestas iniciales renovaron el sentimiento de perplejidad que siempre tuve ante el resultado de 1964, cuando tenía nueve años y no entendía por qué no habría clases en el Colégio Andrews, en la zona sur de Río de Janeiro, donde Estudié, el día 1. de abril. Me atrevería a decir que este es un sentimiento común entre segmentos de mi generación. ¿Por qué perdió la izquierda? ¿Cómo podemos explicar el fracaso de la movilización en favor de reformas básicas? ¿Por qué los sectores progresistas estaban tan divididos? ¿Por qué los líderes populares fueron superados en el terreno ideológico, en medio del ascenso del movimiento de masas? ¿Por qué no se resistieron? Las preguntas me impulsaron a escribir el libro.
2.
Durante el ciclo dictatorial, la llamada “historia oficial” buscó silenciar las voces que se perdieron en 1964 y se convirtieron en opositoras al régimen militar, recurriendo al despido político, la coerción institucionalizada, la censura, la tortura e incluso la eliminación física. El objetivo principal fue descalificar las movilizaciones y demandas sociales durante el gobierno de João Goulart. Esta interdicción pretendía ocultar, según José Paulo Netto, el grito, con una “enfática orientación anticapitalista”, por una “amplia reestructuración del patrón de desarrollo económico y una profunda democratización de la sociedad y del Estado”.
Al estudiar el silencio de los derrotados en la Revolución de 1930, Edgar de Decca aclara cómo la ideología “disimula en el ejercicio de la dominación de clase el proceso histórico que hizo efectivos a los vencedores de la lucha política y suprime en los discursos la experiencia histórica de los dominados” A partir de este disimulo se construyeron fábulas sobre 1964, refractarias a la participación popular y a las demandas de clases penalizadas por desigualdades y excluidas de los niveles de decisión sobre el destino del país.
El discurso que buscaba dar cohesión a la versión oficial del golpe se constituyó como cemento para la apariencia arrogante y antidemocrática del régimen instalado tras la caída de Jango. Estigmatizó las tensiones y contradicciones de la democracia como elementos inapropiados y no deseados, como si no fuera deber de los funcionarios electos gestionar demandas dispares. Su intención última era imponer los hipotéticos motivos del golpe, basados en engaños y mistificaciones sobre “la amenaza comunista”, que serían la base del accionar de la izquierda en medio de la crisis política -crisis que, vale insistir- , tuvo lugar en el marco de la legalidad.
Uno de los errores de cálculo del poder dictatorial fue suponer que sus premisas en la definición de la “verdad” histórica prevalecerían indefinidamente, contando con el arsenal represivo y el adoctrinamiento ideológico para poder frenar la contradicción y la divergencia.
Pero el pasado no está condenado a permanecer quieto o cuajado. “El pasado es inevitable, más allá de la voluntad y la razón”, destaca Beatriz Sarlo. "Su fuerza sólo puede ser suprimida por la ignorancia, la violencia simbólica y la destrucción física o material".5 Aun así, podría resurgir en el poder más adelante. Porque el campo de la memoria, del que forma parte, es un campo de disputas y conflictos, inestable y cambiante, sujeto a variaciones en la correlación de fuerzas en la sociedad. Significa que, en el transcurso de las mutaciones histórico-sociales y de la batalla de ideas por la hegemonía política y cultural, pueden surgir y prevalecer otros valores y concepciones del mundo, alterando progresivamente las bases del consenso. Esto permite, con el tiempo, recuperar la memoria silenciada, reelaborar conocimientos del pasado y analizar hechos desde diferentes enfoques.
Sérgio Paulo Rouanet nos invita a reflexionar con Walter Benjamin: una concepción continua y lineal de la historia –que para Benjamin es siempre la historia de los vencedores– se opone a una historia concebida desde la perspectiva de los derrotados, basada en la ruptura y no en la continuidad. "La historia así concebida", escribe Rouanet, "no es una sucesión de hechos silenciosos, sino una secuencia de pasados oprimidos, que llevan consigo un 'índice misterioso' que los impulsa hacia la redención". está en sintonía con el deseo de liberar voces previamente encarceladas.
En el caso aquí estudiado, reexcavar el pasado y reevaluar 1964, en opinión de los derrotados, tienen un doble alcance. Por un lado, permite cuestionar las falacias anticomunistas que predominaron en el discurso de los ganadores, como la de la “República sindicalista” que Jango estaría a un paso de implementar, así como tergiversaciones deliberadas sobre los riesgos de “subversión” y “comunización”. La exacerbación del anticomunismo tiene que ver con el temor de las clases dominantes ante los posibles efectos de las transformaciones políticas y culturales en la producción de creencias, mentalidades y juicios que inciden en la conformación del imaginario social, tradicionalmente bajo su radio de influencia.
Rodrigo Patto Sá Motta sostiene que el anticomunismo se convierte en un instrumento ideológico para expresar sentimientos conservadores en relación con los valores morales y religiosos. “El Peligro Rojo” va más allá de los objetivos y la fuerza real de los comunistas y es utilizado como antídoto ideológico al ascenso social de las clases populares, con el indeseable cuestionamiento de las jerarquías actuales. La estrategia discursiva anticomunista consiste en inculcar una sensación de peligro en relación a cambios que podrían afectar la conveniencia del conservadurismo y su hegemonía político-cultural. La intención última de estas maniobras retóricas es explotar los sentimientos de miedo e inseguridad de la opinión pública, con el propósito de convencer a los sectores sociales de aceptar intervenciones autoritarias.
3.
Por otro lado, la reflexión crítica constituye un medio ineludible para revisar, sin los obstáculos de la mentira y la falsificación, la trayectoria de las fuerzas populares y democráticas en el período 1960-1964. Enfrentar ciertas versiones cristalizadas me motivó a entrevistar a nombres representativos del campo progresista y de izquierda, que presenciaron “desde dentro” las turbulencias en sus barcos y trataron de interferir en las tareas del momento.
Los testimonios se suman al trabajo de investigación registros que rompen la opacidad y revelan otras versiones, comparaciones entre ellas y controversias. Se trata de problematizar esa situación de presiones y contrapresiones, a partir de lo que vivieron, hicieron o dejaron de hacer estas personalidades, o lo que no vieron en las aguas turbias.
Fue una experiencia rica e inolvidable para mí. Los personajes recordaban no la frialdad de los episodios cumplidos, sino el ardor de las vivencias, los sueños, los contratiempos, los tenues hilos que los separaban del precipicio. Bajo las coordenadas del presente han salido a la luz reevaluaciones del pasado que no pueden apaciguarse.
Al repasar sus itinerarios biográficos y políticos, que también son históricos, pocos no quedaron conmovidos. Recuerdo, por ejemplo, las tres horas de conversación con Waldir Pires (1926-2018), consultor general de la República designado por Jango, en su departamento de la Avenida Atlântica, en Copacabana. Más de una vez necesitó tomar aire para seguir testificando, tal fue el impacto de los recuerdos. He aquí un hombre íntegro que, a sus 37 años, se encontró inesperadamente en un avión, camino al exilio, sin tiempo siquiera de avisar a su familia... o de sopesar sus dudas.
La dimensión humana impregna las contingencias de la vida pública, sin anunciarse con tanta antelación como se imagina. A veces parece caliente durante las entrevistas, como recuerda la periodista Ana Arruda Callado, la primera mujer en ocupar el cargo de jefa de reportajes en la prensa brasileña. joven reportero de Prensa en Brasil, tuvo el encargo de apresurarse a entrevistar al presidente de la República en una situación límite: se dirigía, con la máxima discreción, a un hospital de Río de Janeiro para visitar a su madre hospitalizada. Admiradora de Leonel Brizola (1922-2004), Ana me confesó, casi sesenta años después, que João Goulart nunca le pareció “una maravilla”: “De hecho, lo encontró frágil, políticamente frágil. Nadie que yo conociera estaba entusiasmado con él. Quizás por tu indecisión”.
Llegó temprano al hospital, a tiempo para observar de lejos a Jango caminando por el pasillo de la mano de sus dos hijos pequeños, João Vicente y Denise. Ana dudó, pero era su deber. “Me disculpé por acercarme a usted allí. Se mostró delicado: 'Hija mía, vine a visitar a mi madre que está enferma. Tienes otras formas de saber lo que quieres. Ahórrame, no hagas eso. Él sonrió y entró en la habitación de su madre. Fue dulce, no dije una palabra de enojo. ¡Qué hombre tan amable y educado! ¡No lo sabía!
La paciencia fue el secreto para convencer a algunos personajes de que liberaran sus recuerdos. Distanciados o desconfiados en los primeros contactos, acabaron cediendo tras una insistencia que a veces duró meses. La regla, sin embargo, fue la voluntad de repensar los días de agitación y esperanza que precedieron al golpe.
Es imposible olvidar la solidaridad del coronel Kardec Lemme (1917-2019). “Considero muy importante que los jóvenes de hoy tengan una idea exacta de lo que pasó. Necesitamos alertarlos, hacerles comprender la crisis de 1964. La "historia oficial" que aprenden apunta a mantener la ingenuidad y la ignorancia sobre el golpe. Nos corresponde a nosotros mostrar el verdadero panorama, tener el coraje político de exponer las cosas con claridad”, observó Kardec.
Revocaciones de mandatos, despidos de servicios públicos, suspensiones de derechos políticos, jubilaciones obligatorias, purgas en las fuerzas armadas, expulsiones de estudiantes de las universidades públicas, detenciones y torturas, así como exilios y privaciones de derechos, son emblemas de truculencia, oscurantismo y aversión a la democracia. A pesar de los juicios, la gran mayoría de los perseguidos pudieron resistir la evidencia de la barbarie y acumular fuerza en la larga lucha por la redemocratización, sin cambiar de bando ni negar sus antiguas convicciones. Del pasado tomó fuerza la idea de ver las transformaciones sociales como un combustible indispensable para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo. Con la amnistía política de 1979, el fin de la dictadura, la recuperación de las libertades democráticas y la vigencia de la Constitución de 1988, varios de ellos reconstruyeron sus carreras políticas a través del voto, único instrumento legítimo y válido para medir la voluntad popular.
4.
Entre los contenidos producidos para la nueva edición se encuentran entrevistas inéditas que me concedieron en 2023 personajes destacados que formaron parte del ámbito nacional-popular: el escritor y fraile dominico Frei Betto; el periodista Janio de Freitas; el periodista, exdiputado federal y capitán de reserva naval, reintegrado con la amnistía, Milton Temer; la historiadora Marly Vianna; y uno de los únicos miembros que quedaban en la dirección del Partido Comunista Brasileño (PCB) en 1964, José Salles. El testimonio del abogado y exdiputado federal Plinio de Arruda Sampaio (1930-2014) ante la Universidad Virtual del Estado de São Paulo (Univesp) también está inédito en un libro. Años después de la primera edición, la periodista y ex diputada federal Neiva Moreira (1917–2012) me regaló fraternalmente una copia de la entrevista al brigadier Francisco Teixeira (1911–1986), al extinto Periódico del país, del cual Neiva fue director editorial. Me sugirió que incluyera, en una reedición ampliada, extractos que consideraba esclarecedores. Eso es lo que intenté hacer.
Al incorporar nuevos testimonios, busqué un enfoque más claro en ciertos temas, como la prensa, el activismo de los católicos de izquierda, el movimiento estudiantil universitario, el entorno militar progresista, la reforma agraria y el papel político del PCB.
Estoy inmensamente agradecido a todos por su inestimable colaboración.
5.
Además de la actualización bibliográfica, para esta edición desarrollé investigaciones sobre las colecciones en línea de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos y el Fondo del extinto Servicio Nacional de Información, actualmente en la base de datos del Centro de Referencia de Memorias Reveladas, de los Archivos Nacionales. . Pude acceder a memorandos secretos de la CIA enviados a Washington y publicados para consulta pública en los últimos años, así como a registros e informes confidenciales de agencias de seguridad acumulados por el SNI. También fueron útiles las consultas de los informes finales y expedientes de la Comisión Nacional de la Verdad, concluidos el 10 de diciembre de 2014, y de las Comisiones Estatales de la Verdad. Los materiales muestran cómo las ruedas de la conspiración, el golpe de Estado y la represión se centraron, obsesivamente, en los enemigos mortales del bloque político-empresarial-militar-mediático conservador: el presidente João Goulart y la izquierda.
6.
Narrado por momentos como si de un guión cinematográfico se tratara, el libro se divide en cinco partes. En la primera secuencia, trazo los vertiginosos contornos de la época: un Brasil con estallidos de renovación en varios ámbitos, contagiado de la posibilidad de dejar de ser un país subdesarrollado en la órbita del imperialismo norteamericano, basado en reformas básicas (agraria, urbana, universitaria, administrativa, tributaria, bancaria, política, electoral y otras). Hubo un impulso de intervenir en la realidad, de construir las vigas principales de un modelo de desarrollo con justicia social. Un Brasil en el que hacer política ya no fuera privilegio de las élites; Entraron en escena el trabajador urbano y rural, el estudiante, el sacerdote, el intelectual, el soldado, el hombre común.
Esbocé los perfiles de las organizaciones de izquierda que se estaban expandiendo, con la ambición de lograr consenso en torno a sus conceptos, galvanizando aspiraciones que el sistema de partidos ya no retrataba en su complejidad. El sentimiento dominante era que las demandas populares no podían esperar al futuro; Por ello, muchos optaron por acciones inmediatas y simultáneas, alimentando sueños y utopías revolucionarias, fueran factibles o no. Todo ello en paralelo a enfrentamientos político-ideológicos con clases e instituciones hegemónicas, dispuestas a prender fuego a medidas que pongan en riesgo sus dominios y privilegios.
En la segunda parte, comparé los discursos de partidos, organizaciones y líderes de izquierda con sus prácticas, en un contexto conflictivo e incierto. Traté de revelar los límites dentro de los cuales actuaron, si esos límites correspondían a posiciones reales en el equilibrio de fuerzas, sus divisiones internas, en qué direcciones se acercaron o se alejaron del mundo concreto, las consecuencias en el caldero en el que se produjo el golpe. fue creado y llevado a cabo. .
La tercera parte describe los días de odio y furia inmediatamente posteriores al golpe, en los que los primeros objetivos de la “pesadilla diaria de la estupidez dictatorial” –expresión que tomé prestada del periodista Janio de Freitas– fueron líderes civiles y militares, partidos, sindicatos, asociaciones de entidades y movimientos de clase, estudiantiles y culturales alineados con causas populares y nacionalistas.
En la cuarta parte, con sentido complementario, se encuentran los testimonios de actores del campo progresista en los años de Goulart, que forman una “mesa redonda imaginaria”, en la definición de René Armand Dreifuss en el epílogo de la primera edición (mantenido aquí ). En el mosaico interpretativo, crítico y autocrítico podemos identificar convergencias, disonancias y disputas, así como errores, vacilaciones e ilusiones en momentos cruciales. No todas las declaraciones obtenidas aparecen completas; algunos intercalan la narración, ya que ayudan a comprender y dar un nuevo significado a episodios importantes.
La quinta parte cruza las opiniones expresadas por los entrevistados, con el objetivo de establecer hipótesis sobre los mandatos cíclicos, las razones políticas y los principales errores estratégicos y tácticos que contribuyeron al fracaso del bloque nacional-reformista.13 frente al golpe de Estado, incluso sin una resistencia organizada.
7.
No pretendía reconstruir fácticamente el proceso que culminó con la caída de João Goulart. Otros trabajos importantes ya lo han hecho, con enfoques diferentes, sin mencionar el formidable catálogo de tesis y disertaciones sobre 1964 disponible hoy. Me centré en el orden de los acontecimientos que, de alguna manera, condicionaron las ideas e iniciativas de la izquierda, durante las arduas luchas por la hegemonía y, en definitiva, la destrucción del Estado democrático de derecho.
En el último correo electrónico que me envió desde Alemania, semanas antes de partir, el historiador y politólogo Luiz Alberto Moniz Bandeira (1935-2017), entusiasta de mi proyecto de relanzar el libro, escribió: “Asegúrese de resaltar algo muy importante para nuestra historia. Cuando el gobierno del presidente João Goulart fue derrocado, tenía un índice de aprobación del 76% en las encuestas de opinión pública”.
*Denis de Moraes, periodista y escritor, es profesor jubilado del Instituto de Arte y Comunicación Social de la Universidad Federal Fluminense. Autor, entre otros libros, de Sartre y la prensa (mauad).
referencia
Denis de Moraes. La izquierda y el golpe del 1964. 5to. Edición revisada y ampliada. Río de Janeiro: Civilización brasileña, 2024, 532 páginas. [https://amzn.to/3wyZSRc]
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