la encrucijada chilena

Imagen: Osvaldo Castillo
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por PIERINA FERRETTI*

La propuesta de nueva constitución elaborada por la Convención Constituyente y el resultado de esta disputa electoral es absolutamente incierto.

Faltan menos de diez días para el plebiscito del 4 de septiembre en el que se votará la propuesta de nueva Constitución elaborada por la Convención Constitucional de Chile, y el resultado de esta disputa electoral es absolutamente incierto. “Apruebo” y “rechazo” son las alternativas entre las que tendrán que elegir más de 15 millones de chilenos. Si gana el “aprobatorio”, se acabará la Constitución de 1980 impuesta por la dictadura de Pinochet y se abrirá una salida a décadas de neoliberalismo ortodoxo. Si gana el “rechazo”, la actual Constitución seguirá vigente y su reforma o alteración dependerá de la voluntad política de las fuerzas representadas en el Congreso, donde el peso de la derecha sigue siendo decisivo.

La semana pasada, las últimas encuestas publicadas, sin excepción, daban como ganadora la opción “rechazar”, confirmando la tendencia que llevan meses mostrando las encuestas. Por eso, el campo de los “rechazados” se siente confiado en la victoria. En el caso del “yo apruebo”, en cambio, hay una mezcla de perplejidad y esperanza de que se pueda dar la vuelta a la tortilla. Es posible que, tras un levantamiento popular como el de octubre de 2019, el resultado contundente del plebiscito del año siguiente (cuando el 80% del electorado votó a favor de una nueva Constitución) y una propuesta constitucional que recoja las demandas sociales más sensibles de las últimas décadas, ¿triunfará la alternativa defendida por la derecha y por los sectores más conservadores del país?

Para entender los niveles de incertidumbre con los que nos movilizamos, es necesario considerar algunos elementos del contexto, el proceso constitucional y la campaña sucia lanzada por la derecha. En primer lugar, hay que tener en cuenta que el escenario en el que se desarrolla esta elección ha cambiado. La energía social que se desató en la revuelta y que perduró en el plebiscito a favor del proceso constituyente, en la elección de la Convención y en la segunda vuelta presidencial, se ha ido erosionando por la pandemia y la crisis económica agravada por la inflación inflacionaria. espiral del año pasado. A esto se suma el resurgimiento de problemas sociales como la delincuencia y el crimen organizado, que han contribuido a crear un clima de hastío y deseo de orden muy alejado del espíritu que prevalecía en los momentos de mayor movilización social.

Aun así, es necesario reconocer que el propio proceso constituyente fue generando un distanciamiento con la ciudadanía, ya sea por la aridez de ciertas discusiones y la complejidad de los procedimientos de tramitación de las normas, o por episodios en los que se vio afectada la conducta de algunos de ellos. los constituyentes contribuyeron a enturbiar la imagen de este organismo, así como (y sobre todo) por una fuerte campaña de desprestigio protagonizada por los del “rechazo” desde el inicio de los trabajos de la Convención. Estos factores hicieron que parte de la ciudadanía perdiera interés en el proceso y tuviera una valoración muy crítica del trabajo de los constituyentes.

Sin embargo, a pesar de estas dificultades que no se pueden evitar, hay señales alentadoras: la propuesta constitucional se ha convertido en el libro más vendido en el país, todas las semanas se realizan actos masivos de “aprobación” con una amplísima capacidad de convocatoria, a lo largo de todo el país. país territorio nacional se realizan innumerables actividades de campaña donde se constata el interés y la esperanza del pueblo de que con una nueva constitución es posible enfrentar los problemas que afectan la vida cotidiana de amplias mayorías.

Hoy, la situación está abierta y tanto las fuerzas del “aprobador” como las del “rechazo” están empleando todas sus energías para ganar, conscientes de que en esta elección está en juego el destino del país, pero también el de las fuerzas sociales y políticas. en cuestión disputa.

 

El “rechazo”: campaña sucia, camuflaje y crisis derechista

Desde el inicio de la Convención Constitucional, sectores de la derecha política y del empresariado se comprometieron a instalar una campaña de desprestigio que incluyó ataques y provocaciones contra representantes de los pueblos indígenas, obstrucción de debates y cuestionamiento clasista al carácter popular de la mayoría de los constituyentes. Esto sirvió para instalar un discurso que pone en duda la “calidad” de la propuesta constitucional con argumentos que apuntan a la falta de educación y desconocimiento de los diputados, en su mayoría provenientes de los sectores medios y populares.

Pero, además de deslegitimar, los partidarios del “rechazo” lanzaron una campaña de mentiras para asustar a la población, tocando temas delicados que preocupan a la gran mayoría. A través de las redes sociales y los medios de comunicación (todos propiedad de empresarios de derecha), instalaron ideas falsas como las siguientes: la nueva Constitución no permite el derecho a la vivienda propia; consagra privilegios a los pueblos indígenas, transformándolos en ciudadanos de primera clase en detrimento del resto de los chilenos; el país se dividirá reconociendo diferentes naciones; los centros de salud colapsarán obligando a todos a utilizar los servicios públicos; los padres no podrán elegir la educación de sus hijos; el aborto no tendrá límite de tiempo. Esto por dar solo algunos ejemplos. Con la complicidad de la prensa convencional, que sólo en las últimas semanas ha tomado un papel activo en desmentir informaciones falsas, estas mentiras se han difundido e instalado en el debate público y en amplios sectores de la población.

En otro frente, el canal de televisión “rechaço” hizo un esfuerzo por instalar una idea impulsora: la propuesta constitucional fue hecha desde el odio y el resentimiento y lo que se necesita en cambio es una constitución “hecha con amor”. Sin embargo, sus piezas audiovisuales están llenas de agresividad, machismo y, paradójicamente, odio. La polémica más reciente ocurrió esta semana, cuando utilizaron la historia de una trabajadora sexual que fue víctima de un intento de asesinato y que decidió no denunciar a su agresor como un acto de amor, lo que generó una ola de críticas por la naturalización de la sexualidad. violencia que la escena promovía. Preguntas como esta muestran la incomprensión de la Rechazada de algunos elementos básicos del Chile de hoy, como la condena a la violencia machista.

La otra estrategia que el “rechazo” ha utilizado con relativo éxito es la de ocultar a sus principales líderes políticos y económicos tras los rostros de “ciudadanos” y figuras del viejo concertacion quien se pasó de la raya y se fue al "rechazo". Personajes como José Antonio Kast o Sebastián Piñera guardan silencio, mientras exministros de Michelle Bachelet o actuales senadores de la Democracia Cristiana actúan como voceros de la reacción. De esta manera, desde los ultraconservadores de Pinochet hasta los excentristas, el campo del “rechazo” reúne a grupos heterogéneos que no logran desarrollar una propuesta clara de acción en caso de que triunfe la alternativa que promueven.

Si bien se han esforzado en instalar el cuento de que el compromiso por una nueva Constitución para Chile sigue vigente, y que de lo que se trata es de un “rechazo a la reforma”, es decir, a continuar el proceso constituyente, entre sus filas no hay acuerdo sobre cómo se haría esto y bajo qué condiciones. Esta semana, representantes del ala más conservadora afirmaron que no es necesario redactar una nueva Carta fundamental, otros salieron a calificar de "tontería" la estructura paritaria de la Convención en términos de género, otros a cuestionar la existencia de escaños reservados para indígenas pueblos, otros para decir que lo mejor sería que una nueva Constitución la hiciera una comisión de especialistas o de parlamentarios.

La falta de acuerdo dentro del campo del “rechazo” sobre qué camino tomar, sumado a la falta de ideas y diseño de una campaña basada principalmente en noticias falsas, muestran la profunda crisis que atraviesa la derecha chilena. No tienen ningún proyecto de país que ofrecer. Sólo se oponen a los avances y derechos democráticos. Sin embargo, e incluso en crisis, han demostrado una enorme capacidad para influir en el escenario social y generar condiciones adversas para el triunfo del “aprobatorio”.

 

La campaña del “yo apruebo” y la conquista de las mayorías

Como veis, en el terreno de la “aprobación” las cosas no han sido fáciles. Los resultados de las encuestas que semana tras semana dan como vencedor al “rechazo”, sumado a la constatación del nivel de penetración alcanzado por la mentira instalada y el temor que existe en amplios sectores populares, fueron duros golpes a la realidad. En las periferias y territorios donde comenzó a desarrollarse la campaña hubo desconfianza, decepción y altos niveles de desinformación.

Allí se percibió que la contienda comenzaba en desventaja y que debía emprenderse una campaña masiva de educación política para revertir la tendencia y evitar la derrota. Sin embargo, el problema de partir de esta desventaja es que hubo que dedicar mucho tiempo a desmantelar las mentiras del “rechazo” desde una posición defensiva, que impedía tomar la iniciativa e instalar una agenda y narrativas propias. Pasar del estupor a la acción, de atrás hacia adelante, ha sido un ejercicio difícil.

En los últimos dos meses, las fuerzas de “aprobación”, agrupadas en dos comandos nacionales –el ApruebaxChile, que reúne a partidos oficiales, organizaciones sociales, artistas e intelectuales, y el comando de Movimientos sociales aprueban nueva Constitución, dirigido por Coordinadora Feminista 8M e Modatima y conformado por más de cien organizaciones a nivel nacional- se implementaron a diferentes escalas: en territorios con miles de personas recorriendo barrios, puerta a puerta, realizando talleres y eventos político-culturales; y en los medios de comunicación y redes sociales.

Esta combinación de acciones a nivel comunicacional y territorial busca combatir la desinformación, resaltar los aspectos centrales del nuevo proyecto de Constitución y transmitir confianza y certeza de que la aprobación de este nuevo proyecto de Constitución es el camino más seguro para alcanzar el bienestar y la paz social. .

Entre las fuerzas de “aprobación” está la conciencia de las enormes dificultades que enfrentan y de que la victoria está lejos de estar asegurada. También hay conciencia, sobre todo en los grupos de izquierda, de que la clave para ganar esta elección está en el voto de la mayoría popular, principalmente mujeres y jóvenes, sectores que fueron decisivos en la victoria de Gabriel Boric sobre el ultraderechista José Antonio Kast. y que, ahora, ya no son votantes seguros para el “yo apruebo”.

Independientemente de lo que digan las encuestas, está claro que el camino es arduo y que para ganar habrá que ganarse a las mayorías sociales que hoy no parecen convencidas de que votar “yo apruebo” sea garantía de mejora en sus condiciones de vida. . En este vínculo reside buena parte del desafío de las fuerzas del “aprobador”. Mostrar cómo esta propuesta es la mejor alternativa para cumplir el deseo de vivir dignamente que fue el motor de la revuelta popular. Lograrlo sería un caso exitoso de pedagogía política hacia las masas.

Por ahora, en los días que faltan para que termine la campaña legal, somos miles de personas comprometidas en todo el país, trabajando para ganar la mayoría social necesaria para salir adelante. Para las fuerzas de izquierda y los movimientos sociales, hay mucho en juego.

No es una elección más. El resultado del plebiscito marcará el fortalecimiento de la derecha y sectores que se oponen a las transformaciones o la apertura de la salida del neoliberalismo y el inicio de un ciclo protagonizado por nuevos intereses sociales excluidos de la política durante décadas. Por eso, conscientes de nuestra responsabilidad histórica, en Chile la izquierda social y política lo está dando todo.

*Pierina Ferreti Doctor en Sociología de la Universidad de Chile.

Traducción publicada originalmente en el sitio web Otras palabras.

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