La dialéctica de la infancia

Imagen: A Yush
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por LUIZ MENNA BARRETO*

La política horaria en las escuelas ignora a los estudiantes en sus temporalidades

1.

Este es el tercer ensayo de una serie sobre lecturas posibles, y eventualmente deseables, de los escenarios que marcan las distintas etapas de nuestras vidas. En la primera prueba, “La dialéctica del envejecimiento”, Comparto críticas al individualismo imperante que nos impide comprender esta fase terminal de nuestras vidas. En el segundo, “La dialéctica de la adolescencia” Propongo una lectura de esta fase como un momento de construcción de una identidad temporal que quizás nos ayude en lo que a veces constituye una convivencia tumultuosa.

En este ensayo sobre la infancia, busco explorar un concepto precioso en el campo de los estudios de la evolución, el concepto de “nicho temporal”, que tal vez podría enriquecer nuestras lecturas y estrategias para la educación infantil. Mis lecturas de estas tres fases de nuestra vida (vejez, adolescencia e infancia) están siempre marcadas por la búsqueda de las temporalidades que allí están presentes, invitando a observaciones sobre hechos que muchas veces pasan desapercibidos para nosotros.

La mayoría de mis contribuciones pueden leerse como invitaciones a proyectos de investigación en el área del desarrollo humano desde el punto de vista de su dimensión temporal. Me gusta identificarme hoy como alguien que propone una biología crítica, que puede definirse como un área de frontera y, por tanto, una supuesta vanguardia que navega en el campo de la interdisciplinariedad. Parto de la noción de que los organismos pueden, y quizás deberían, ser analizados como portadores de historias, tanto de especies como de individuos.

La temporalidad en la vida humana se puede observar en los primeros momentos del embarazo, cuando los ritmos maternos (sueño/vigilia, actividad/descanso, alimentación/ayuno e interacción social) están presentes en el ambiente uterino. Este es un tema que aún merece mucho estudio, sobre cómo estos ritmos maternos pueden modular los ciclos de actividad/reposo en los embriones.

Existen evidentes desafíos tecnológicos en el registro de ritmos en el entorno uterino que aún deben resolverse, pero nada permite concluir que sean irrelevantes, sin consecuencias futuras. No abordaré aquí los tiempos de nacimiento, pero ciertamente hay mucho que aprender allí también; una visita al conocimiento tradicional puede ser esclarecedora.

Una vez que nacen, los bebés están expuestos a diferentes ciclos, desde el ambiente de luz/oscuridad hasta los horarios de alimentación, incluidas las interacciones con las personas que los rodean. Así ahora es posible ver cómo las reacciones de los bebés están presentes en la construcción de su identidad temporal: hay bebés que “duermen como ángeles” y bebés que “lloran todo el tiempo”, pero en cualquier caso, expresiones que resaltan cómo el Los comportamientos de los bebés ya influyen en los tiempos domésticos.

Es posible registrar el ciclo de luz/oscuridad y la actividad del bebé a través de diarios; A estas alturas ya parece posible identificar el proceso de construcción del nicho temporal en la primera infancia. Una limitación del registro en forma de estos diarios es la dificultad de registrar la apertura/cierre de los ojos de los bebés (después de todo, los ojos cerrados impiden la entrada de luz), y ahí radica un vacío en la literatura, que ignora que los bebés reaccionan a lo que sería luz/oscuridad de esta etapa de la vida, y no solo a cómo están sujetos a la luz/oscuridad del entorno.

2.

Las repercusiones futuras, es decir en la vida adulta, de este momento inicial también son una cuestión abierta. Estas repercusiones pueden ayudar a comprender nuestras preferencias mañana-tarde en la vida adulta, al fin y al cabo, la diversidad está muy presente en los innumerables estudios disponibles sobre el tema (Chauhan, S. et al. 2023), aunque los autores de estos estudios en su mayoría no lo hacen. Consideremos el proceso de construcción de esta diversidad.

Siempre es reveladora la forma en que los adultos alrededor de los bebés reaccionan ante sus manifestaciones, quizás esto constituya una huella más o menos duradera en nuestros comportamientos. Me detendré aquí y saltaré a la vida escolar, más precisamente a la vida preescolar, momento que entiendo revelador de la construcción de tal “nicho temporal” (Hut et al, 2012).

Aquí se pueden sugerir varias preguntas sobre la construcción del nicho temporal en la educación infantil. Un ejemplo es la pregunta sobre cómo enseñamos a nuestros hijos sobre el tiempo. El posible asombro de los lectores aquí es perfectamente comprensible, ya que los adultos “sabemos” que el tiempo existe y que es un fenómeno natural, independiente de nuestra cultura. Porque parto de la noción distinta, en la que el tiempo es una abstracción, una construcción cultural, donde tiene sus raíces; de ahí la noción según la cual podemos comprender y evaluar la diversidad de calendarios (Birth, 2012).

Apuesto a que la mayoría de ustedes dirán que el tiempo se enseña en casa y en las escuelas mostrando relojes y enseñando a “decir la hora”. Y es natural que sea así. Yo digo que no, y que hay que pensar en crear alternativas más ricas, formas que tengan en cuenta el estado del cuerpo de los niños, y esto se puede hacer preguntando “¿qué quieres hacer ahora?”

Este procedimiento realizado a un grupo de niños mostrará diferencias entre ellos cuando se les pida que elijan estudiar, comer, jugar, dormir, etc. Y luego el docente organiza una conversación y busca consenso sobre el cronograma de la siguiente actividad. Con esto estará “enseñando tiempo” a los niños, enseñando que siempre hay una negociación entre los involucrados, casi siempre oculta, pero ahora experimentada. Incluso si acaba prevaleciendo la voluntad del docente, el carácter social de la negociación quedará resaltado por el procedimiento.

3.

Este método alternativo de “tiempo de enseñanza” ha sido desarrollado por una estudiante de posgrado, Bruna Seijo, en su maestría recién terminada. Esta estrategia de “tiempo de enseñanza” fue probada informalmente en niños de entre cuatro y seis años por la profesora Marilva Silva Gonçalves (entonces Coordinadora Pedagógica de una EMEI). En esta observación observamos una marcada diversidad entre las preferencias que muestran los niños cuando se les pregunta qué les gustaría hacer, pero en ese momento no prestamos atención al proceso de negociación como parte de la pedagogía involucrada.

A continuación comparto dos reflexiones sobre temas que pueblan el entorno de la educación infantil. El primero de ellos derivó de nuestras observaciones de la ocurrencia de episodios de sueño en el ambiente de escuelas municipales de educación infantil (EMEIS) de la ciudad de São Paulo. Fui invitado a un conversatorio con directivos de la EMEIS en abril de 1992. Para mi sorpresa y alegría, a la reunión asistió la entonces Secretaria Municipal de Educación de Luisa Erundina, la fallecida Prof. Paulo Freire, con quien tuve una conversación fascinante sobre los horarios escolares.

En esa reunión supe que los niños asistían a estas escuelas en tres turnos, uno de estos turnos, desde última hora de la mañana hasta primeras horas de la tarde (de 11 a. m. a 15 p. m.) incluía un descanso para el almuerzo. Al escuchar esto de una audiencia de líderes escolares, dije que muchos niños probablemente dormirían a esta hora. Al escuchar esta suposición, hubo una protesta generalizada por parte de la audiencia “¡en mi escuela no duermen!” Las investigaciones realizadas por nosotros posteriormente demostraron que sí, muchos niños dormían a primera hora de la tarde e incluso vimos a un profesor durmiendo a esa hora. Fue muy evidente la falta de una “política del sueño” o, mejor dicho, la política actual desconoció a los estudiantes en sus temporalidades.

 La dirección posterior de la educación infantil en la ciudad de São Paulo no mostró evidencia de la implementación de horarios mejor informados en la organización temporal de las escuelas. Una manifestación reciente de nuestra forma de pensar sobre los horarios escolares fue presentada en la celebración del centenario de Paulo Freire, evento organizado en la Facultad de Educación de la USP. El texto “La organización de los horarios escolares: una propuesta inspirada en Paulo Freire” en el que proponemos un proceso de deliberación de horarios escolares teniendo en cuenta profesores, personal y estudiantes. Este proceso puede adaptarse a cualquier nivel educativo, así como un campo de reflexión sobre la vida cotidiana familiar.

*Luiz Menna-Barreto Es profesor “senior” jubilado de ciencias biomédicas en EACH-USP. Es autor, entre otros libros, de Historia y Perspectivas de la Cronobiología en Brasil y América Latina. (edusp).[https://amzn.to/4i0S6Ti]

Referencias


Nacimiento, K. Objetos del tiempo, Pallgrave Macmillan, 2012.

Chauhan, S. y col. Beyond Sleep: un modelo multidimensional de cronotipo. Neurociencia y Biobehavioral Reviews, 148: 1-14, 2023.

Roelof, A. Hut. et al. En busca de un nicho temporal: factores ambientales. Progreso en la investigación del cerebro, 281-304, 2012.


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