por RUDÁ RICCI*
La desorientación de PT no se debe al estrés postraumático. Viene de antes. Proviene del pragmatismo y enfoque electoral surgido a mediados de los 1990
Quiero comenzar sugiriendo que tengamos serenidad cuando analicemos o participemos del juego político. Como todo juego, hay momentos de avance y momentos de retroceso, pero lo que cuenta es la estrategia. Hago esta sugerencia porque el campo progresista sigue histérico. Ya he compartido mi tesis aquí: la gente de Lula, en particular, sufre estrés postraumático. Tras el juicio político a Dilma Rousseff, la detención de Lula y la elección de Bolsonaro, perdieron la noción de perspectiva y cualquier bache lo interpretan como una avalancha.
Pero vayamos al análisis. Tenemos un conjunto de encuestas que indican una mejora en la evaluación del gobierno de Bolsonaro. Más: se convirtió en el principal valedor electoral de los comicios en varias capitales del país. Lula sigue en el punto de mira, pero ahora como la segunda influencer. La investigación indica que el principal factor para mejorar la evaluación es la emergencia R$ 600. Vale la pena comparar cómo esta ayuda de emergencia asume un perfil de cobertura muy similar al peso de Bolsa Família. Vamos a los datos.
El Programa Bolsa Família (además de la promoción promovida por el BNDES) tuvo el poder de cambiar la lógica social del Nordeste durante los gobiernos de Lula. Incluso hoy, el 50% de los maranhenses reciben este recurso; 48% en Piauí y 47% en Alagoas. La ayuda de emergencia de 600 reales involucra al 39% de la población de Bahía. Un estudio realizado por los economistas Écio Costa (UFPE) y Marcelo Freire (secretario de Desarrollo de Pernambuco) las cinco cuotas del programa de renta básica equivalen al 6,3% del PIB del Nordeste. El estudio indica que en Brasil el recurso de emergencia equivale al 2,5% del PIB nacional (6,3% del PIB del Nordeste).
¿Hacia dónde va esta función? Para la construcción de edificios. Si va a la construcción civil, significa que el mercado local se está calentando. Además del material de construcción, las compras de móviles de segunda mano también están registrando un incremento en las localidades con mayor número de beneficiarios. El camino de la Bolsa Família se repite. Ahora bien, no hay forma de ser diferente en el país que es la octava economía más grande del mundo y la séptima en desigualdad social en el Planeta. Aquí tenemos que destacar el papel pedagógico de la democracia. Bolsonaro tuvo que ceder a la realidad. Si antes el lema de Jair era el ataque virulento y extremo al Estado ya la agenda de Bienestar Social, ahora cede porque se da cuenta que sin la agenda social se estaría hundiendo.
Sin embargo, Patrícia Valim (UFBA) sugiere otro dato: los estados del Nordeste que menos enfrentan el bolsonarismo habrían registrado una mejora en la evaluación de Bolsonaro muy superior a la media nacional. En este caso, Valim cita a Bahía y Ceará. La tesis es buena. Necesitaremos más investigación para confirmar la tesis de Valim, pero, de hecho, ambos gobiernos están implementando la militarización de la educación. Bahía enfrentó recientemente una huelga de profesores universitarios estatales muy estresante.
El gobierno de Ceará envió una propuesta a su Asamblea Legislativa congelando el gasto primario a la luz de la Enmienda 95, ampliamente rechazada por la izquierda brasileña. Otros gobiernos del noreste adoptaron, aquí o allá, políticas liberales o conservadoras, pero fue en los estados donde la falta de confrontación con el bolsonarismo generó una vía para que la extrema derecha se estableciera. Ahí es donde se lanzan los candidatos militares en las capitales.
Ahí está, todavía, rondando la izquierda de Tupiniquim otra lectura: la piel del PT está cambiando. Primero: estaría desplazando su potencia de fuego desde el centro-sur del país hacia el noreste. Segundo: sus gobiernos estarían adoptando una agenda más conservadora. Lentamente, el PT va cediendo –por su pragmatismo electoral– a la izquierda. Esta hipótesis explicaría el importante crecimiento de PSOL en hospedadores hasta entonces PT. En las capitales del Sudeste, los candidatos del PT son amargos en su intención de voto.
La desorientación de PT no se debe al estrés postraumático. Viene de antes. Proviene del pragmatismo y enfoque electoral surgido a mediados de la década de 1990. A partir de entonces, ganar a toda costa se convirtió en una máxima de la dirección partidaria. Llegó un momento en que lo aceptó. Comenzó a ajustarse a las ideas populares. Sucede que hay estudios que indican que en un país con una élite hiperconservadora y unos medios empapados de la misma caldo ideológico, si los progresistas no disputan valores, acaban perdiendo espacio político.
En Minas Gerais, exactamente eso pasó con el gobierno de Fernando Pimentel. Primero, atacó los fundamentos de la “forma de gobernar del PT” adoptada por Patrus Ananías. Después, en el gobierno estatal, no adoptó una agenda diferente a la de gobiernos anteriores. Pimentel cometió un error más grosero: apostó a que la administración de Dilma Rousseff le daría recursos para que su gobierno despegara. Con el juicio político demostró que no tenía el Plan B. A mediados del año de su reelección comenzó a retrasar los traslados a los ayuntamientos y el pago de los funcionarios.
Tenemos, entonces, un partido que ha ido desaprendiendo a ser oposición de izquierda. Se volvió pragmático y cedió a lo que piensa la mayoría, sin confrontación. Y pensar que el PT citó a Gramsci quien sugirió que se podía ser poder sin ser gobierno. Terminaron dando marcha atrás.
*Ruda Ricci es director general del Instituto Cultiva, profesor de la maestría en Derecho y Desarrollo Sostenible de la Escola Superior Dom Helder Câmara. Autor, entre otros libros, de lulismo (Contrapunto).
Publicado originalmente en revista Fórum