La crisis en Ucrania, en un par de imágenes

Imagen: Zeeshaan Shabbir
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por ATILIO A. BORO*

Una crisis inventada por las “democracias occidentales”

Te invito a mirar este mapa creado por la BBC. Demuestra el alcance de las mentiras contadas por los líderes de las “democracias occidentales”, quienes aseguraron a Mikhail Gorbachev, cuando la Unión Soviética se desintegró, que “la OTAN no se movería ni un centímetro hacia el Este”. Sin embargo, lo que hicieron fue cercar a Rusia con 14 nuevos miembros de la OTAN, rodeando ese país desde el Báltico hasta el Mar Negro.

que paises forman la otan

La OTAN fue creada en plena Guerra Fría (1949) y originalmente estaba compuesta por 12 países: Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Islandia, Bélgica, Países Bajos y Portugal. En 1952 se unieron Grecia y Turquía, y en 1955 la República Federal de Alemania. En 1982, a través de la traición de Felipe González, España se unió a la organización. En 1999 se incorporaron Hungría, Polonia y la República Checa. En 2004 se produjo la quinta expansión de la OTAN con la incorporación de Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania y Rumanía. En 2009, el proceso continuó con la adhesión de Croacia y Albania; en 2017, Montenegro, y en marzo de 2020, en plena pandemia, Macedonia del Norte. De esta forma, esta organización benéfica tiene a Rusia completamente arrinconada en toda su frontera occidental, a excepción de Bielorrusia y Ucrania.

 

¿Qué reclama Rusia?

No es necesario ser un experto en asuntos militares para apreciar el alcance extremadamente grave de esta situación y la amenaza para la seguridad nacional rusa. Por ejemplo, los misiles cargados con ojivas nucleares que se utilizan en Polonia y Rumania pueden alcanzar un objetivo como Moscú en 15 minutos. Los que se instalarían en Ucrania, en caso de que ese país fuera engullido por la OTAN, llegarían en apenas cinco minutos, imposibilitando cualquier tipo de defensa. Es por eso que el presidente Vladimir Putin tenía razón cuando preguntó: "¿Qué no se entiende?" El tema es la seguridad nacional de un país como Rusia, que ha sido atacado implacablemente durante los últimos veinte años con sanciones económicas y diplomáticas, estigmatización mediática y amenazas de todo tipo, incluida una grosera campaña de desprestigio contra Putin, y que ahora se ve agudizada por la crisis de Ucrania.

Una crisis, hay que decirlo, inventada por las “democracias occidentales”, en realidad sórdidas oligarquías al servicio del gran capital y de la industria armamentista de sus países, empezando por Estados Unidos. Desafortunadamente, la mayoría de los países europeos se han resignado a ser los eunucos obedientes de los presidentes estadounidenses. Por eso guardaron silencio cuando, en uno de sus discursos, Putin preguntó cuántas bases militares tenía Rusia en la frontera de Estados Unidos, ya sea en el sur, México, o en el norte, Canadá. O cuántos portaaviones rusos había frente a la bahía de San Francisco o en las inmediaciones de Manhattan. La respuesta fue contundente: ¡sin bases, sin portaaviones, nada! ¿Cómo justificar entonces tal asimetría, en la que una poderosa coalición de países está rodeando a Rusia y al jefe de esta organización criminal (porque no hay otra manera de calificar a la OTAN), Estados Unidos a través de su presidente y sus líderes políticos (que son arrastrando irresponsablemente a Europa a una posible guerra en la que ninguno de los millones de refugiados pedirá ayuda a los estadounidenses, sino que destruirá el equilibrio social y cultural europeo), estimulan una espiral de violencia que pone en peligro la paz mundial.

No hay justificación posible para esta agresión impulsada por Estados Unidos. Es sólo el declive no disimulado de su poderío global lo que les lleva a apostar por una aventura militar en Ucrania -que podría desencadenar un enfrentamiento termonuclear- con el estúpido argumento de que una guerra victoriosa le permitiría recuperar un liderazgo mundial irremediablemente erosionado y que su los líderes son reacios a admitir. Desafortunadamente, el único estadista en este juego macabro es Putin; el resto, empezando por Joe Biden y el payaso Boris Johnson (y más allá), son políticos de campo que irresponsablemente ponen al mundo al borde de un holocausto nuclear, como tantas veces advirtió Noam Chomsky.

*Atilio A. Boro Es profesor de ciencia política en la Universidad de Buenos Aires. Autor, entre otros libros, de Búho de Minerva (Voces).

Traducción: Fernando Lima das Neves.

Publicado originalmente en el diario Página 12.

 

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