por MARTÍN MARTINELLI*
Comentario al libro recién publicado de Claudio Katz
Este es un libro fundamental en la batalla de ideas en la actual reconfiguración global. La obra adopta una visión integral y sistémica del siglo XXI. Es una caja de herramientas para partir de visiones globales y poder realizar un análisis de la situación sin confundirse. Pero también teniendo presente una visión del mundo desde la llamada “Guerra Fría”. Cómo ha cambiado esto en las últimas cuatro décadas en función de las diferentes formas del sistema capitalista y otras variantes.
Desde esta perspectiva, Claudio Katz, reconocido e influyente autor marxista, propone verificar las singularidades del imperialismo en el siglo XXI. Considera esta noción básica para comprender la crisis del sistema imperial de manera transversal. Y, además, condensa las principales ideas de este pensador en más de cuatro décadas de intenso trabajo científico y periodístico.
Desde la economía, antes que las ciencias sociales, complementa un exhaustivo examen teórico realizado en su texto Bajo el imperio del capital (Ediciones Luxemburgo, 2011), que profundizó desde Lenin y Kautsky como antagonistas, hasta Hilferding, Luxemburg y Hobson. Un manual riguroso sobre el imperialismo (clásico, de posguerra y actual) y su aplicación a la realidad. Allí respondió que esas ideas deberían actualizarse para estudiar la situación de posguerra y el contexto más reciente.
Dos premisas básicas parecen subyacer detrás de esta obra de lectura esencial: el capitalismo contemporáneo es claro, pero el sistema imperial sigue siendo más esquivo. Sin embargo, especificamos que, con su lectura, se podrá obtener un acercamiento preciso a estos dilemas. La otra es que el sistema imperial se diferencia del clásico, sufrió mutaciones tras la implosión de la Unión Soviética y fue modificado nuevamente por el implacable ascenso de China y la recomposición de una potencia militar rusa, junto con el estancamiento o crisis de Europa. y Japón. A pesar de los diferentes niveles de tensión entre las potencias, esto no ha dado lugar a enfrentamientos militares directos entre ellas desde 1945.
Este activista e intelectual comprometido resume el tema postulando el concepto de sistema imperial. Ordena las lógicas territoriales geopolíticas y económicas, o incluso el llamado ajuste espacial en otros escritos anteriores, para darle aquí un formato de estructura e interacción entre las diferentes secciones de su escrito. Sintetiza el principal dispositivo de dominación global.
Al mismo tiempo actualiza sus trabajos, uno anterior sobre el tema y otro como Teoría de la adicción 50 años después (Batalha de Ideias, 2018), donde investiga el uso del concepto de imperialismo como punto nodal en las interpretaciones del capitalismo actual. Aquí, una buena fracción de sus postulados se expresan como ideas compartidas o discutidas.
Las seis partes del libro se subdividen en 22 capítulos, que el autor escribió entre 2020 y 2023, como un tema de investigación con un hilo conductor, y en el que viene pensando desde hace años. La primera parte ya descompone el orden del sistema imperial en su visión de crisis y conflicto constante. Se inicia mostrando el orden y las principales teorías utilizadas para evaluar cada región analizada. Vale aclarar que la situación de Nuestra America está presente en sus estudios durante estos años, pero aparecerá en el inminente libro más específico Las encrucijadas de América Latina. Derecha, progresismo e izquierda en el siglo XXI (Batalla de ideas, 2023), y sumado a eso.
Muestra el sistema imperial del que Estados Unidos ha marcado las prerrogativas desde 1945. Con el que la llamada superpotencia busca recuperar el control, acumular riqueza, aplastar rebeliones y bloquear a sus competidores. En el texto lo examina desde una percepción tripartita en las dimensiones económica, política y geopolítica, bajo estas se subsumen las demás.
Esta organización imperial se refleja en las potencias europeas como alter-imperialismo, especialmente Inglaterra y Francia, grandes imperios del pasado con reminiscencias actuales (mayores en poder militar que Japón y Alemania, potencias económicas). Otros coimperiales, como Canadá, Australia e Israel, son apéndices colaboradores en las diferentes regiones. Y en distintos grados de asociación o incluso de oposición aparecen potencias consideradas subimperiales como Turquía, Arabia Saudita e Irán.
Contra este sistema se alzan competidores sistémicos: Rusia, una potencia no hegemónica y un imperio en ciernes, y China como una gran potencia, con una restauración inacabada del capitalismo y la ausencia de políticas imperialistas. Por tanto, no hay transnacionalismo ni un imperio global, sino más bien una estructura piramidal liderada por Estados Unidos y una oposición de potencias alternativas, China y Rusia, que compiten por el poder en regiones estratégicas.
La segunda parte presenta las líneas generales del sistema imperial: Estados Unidos, al que luego seguirá China; en otro nivel, Rusia y Oriente Medio y, finalmente, los debates sobre el imperialismo y el antiimperialismo. Además de aclarar de qué puestos se aleja, el resultado que alcance promete nuevas prórrogas.
Este casi cuarto del nuevo siglo se caracteriza por la fallida recuperación imperial de Estados Unidos. No logró alcanzar los objetivos de sus incursiones en Eurasia, desde Irak y Afganistán, ni en Siria y Libia. El intervencionismo histórico y la centralidad militar norteamericana se basan en su economía armamentista y el liderazgo de la OTAN, para mantener el poder de sus finanzas y del dólar, controlar los recursos naturales, subyugar al pueblo y subordinar a sus rivales.
Dos factores conducen a estos resultados: las fracturas internas del país y la erosión causada por su crisis de larga duración. Como a lo largo del texto, presenta los diversos escenarios en tensión, en lugar de intentar predecir resultados futuros. También analiza las teorías del declive hegemónico, diferencia el imperio del imperialismo y articula la lógica del imperio del capital basado en el capitalismo industrial. De este modo, y en general, considera aproximaciones o desacuerdos con autores como Arrighi, Amin, Mandel o Wallerstein, a los que suma Harvey, Perry Anderson o Nazanín Armanian.
El tercer apartado es uno de los núcleos del texto, pues se centra en la gran novedad de la época, el aspecto deslumbrante de China, su transición de la periferia al centro. Estudia la relación entre Estados Unidos y China y distingue sus posiciones ante una situación de creciente hostilidad.
Esto demuestra la agresiva geopolítica de la potencia norteamericana en las proximidades del gigante asiático. Sin proponer una lectura meramente indulgente, evalúa sus acciones en terceros países, dado su actual papel expansivo. Por eso lo cataloga como diferente del imperialismo, pero no como antiimperialista. Como no pertenece al Sur Global, queda por ver cómo se desarrollarán su cautelosa geopolítica y su expansión económica. En China –como en el resto del mundo– está claro que las luchas populares desempeñarán un papel importante en el cambio del escenario internacional.
La pregunta subyacente es si China se ha convertido en una potencia imperialista o no. Indica que su caracterización económica no es suficiente para alinearlo en este grupo. Organiza la mesa a partir de la idea de que China salga al exterior, dada su sobreproducción y su sobreinversión. Lo caracteriza como un “New Deal a escala global” para la inversión en infraestructura, donde vierte parte de sus excedentes. Sin embargo, sostiene que no se ve afectado por la financiarización o el neoliberalismo. Allí, la protesta social resolverá en gran medida el rumbo que adopte el país con la clase trabajadora más numerosa del mundo. Además, se cuestiona si este nuevo estatus promueve la superación del subdesarrollo de sus socios o es el único que se beneficia.
Además del acalorado debate sobre la posición internacional, está involucrado en el debate sobre si su modo de producción es el capitalismo o el socialismo. De ello se deduce la importancia del anterior pilar socialista, así como el desarrollo desigual y combinado que permeó el liderazgo chino. Por eso observa la indefinición del carácter capitalista o socialista de su sistema, algo ya planteado en su libro El futuro del socialismo (Herramienta, 2004), y reafirma que el giro hacia el capitalismo sigue inconcluso. Uno estado El singular se mantiene con proyectos en disputa que compiten por reconducirlo. Finalmente, la caracterización de China resume las visiones y objetivos del país que transformará el tablero geopolítico.
La cuarta sección aborda el nuevo surgimiento de Rusia en el escenario global y por qué es una potencia regional a escala planetaria. Se reasentó después de la caída soviética y de un paso prematuro hacia el capitalismo. Esta restauración está condicionada por sus contradicciones internas, su carácter semiperiférico en el orden económico, su alianza con China y el acoso imperial a través de la OTAN. Claudio Katz lo postula como un imperio no hegemónico en ciernes. Destaca también la intervención en 8 de los 15 países de la esfera postsoviética. Este gigante euroasiático busca contrarrestar la hegemonía estadounidense con el triángulo estratégico con China e India, al que suma Brasil y Sudáfrica (los actuales BRICS+) y la Organización de Cooperación de Shanghai.
Al interpretar los criterios seguidos por Lenin, muestra por qué la gravitación de la economía rusa en el mundo no adquiere estándares imperialistas. En su investigación de estos criterios y otros seguidores del mismo, encuentra que en Rusia no hubo imperialismo soviético porque era socialista, no es subimperialismo y es fundamental diferenciarlo del imperialismo dominante. Al mismo tiempo, critica las opiniones benevolentes que no perciben los inconvenientes políticos y sociales internos. Para Claudio Katz, Moscú es una potencia militar y su influencia va en esa dirección, por lo que es necesario intensificar la lectura desde abajo y criticar políticas internas alejadas del progresismo.
En la quinta parte, se recupera la noción de subimperialismo de Ruy Mauro Marini, para analizar una región que suele anticipar o mostrar cambios sistémicos en curso, Oriente Medio. Por tres factores como su ubicación geoestratégica en la intersección y cruce de rutas, sus reservas de hidrocarburos y porque es visto por algunos como las palancas desde las que se puede dominar el mundo. Evalúa la intervención liderada por Estados Unidos en las últimas tres décadas (y especialmente desde 2001), como un fracaso del intento de balcanización y de los objetivos de impedir el surgimiento de un nuevo competidor sistémico como Rusia o China.
Compruebe cómo las bases del “Proyecto Nuevo Siglo Americano” fueron desperdiciadas por el belicismo practicado allí. Conceptualiza la intervención directa o bajo sanciones económicas unilaterales, y las mentiras sobre una supuesta “guerra contra el terrorismo”, o el papel del petróleo y las armas en el dominio de esa región.
En el capítulo 15 “Tres perfiles diferentes del imperialismo dominante”, organiza la arquitectura mundial basada en la subordinación europea, y las posiciones frente a un impredecible imperio ruso en formación, y la gran implantación económica china cuyo estatus es no imperial. Veamos las situaciones de subpotencias en crecimiento como Pakistán, o el caso regional del “Kurdistán”. En los siguientes capítulos, cubre las implicaciones de las potencias regionales subimperiales Turquía, Arabia Saudita e Irán, luego diferencia las circunstancias de cada una en referencia a la región, su relación con las potencias y cómo esto tendría un impacto en un planeta. escala. Finalmente, el caso del particular coimperialismo de Israel, principal aliado geoestratégico en esa neurálgica región.
La sexta y última sección aclara cómo las derrotas del imperialismo en esta vasta área no llevaron a triunfos progresistas. Se pregunta sobre el papel del antiimperialismo y de la izquierda en relación a las posiciones respecto de los acontecimientos más recientes, la autodeterminación o la resistencia frente a las persistentes maniobras en la región que se han intensificado en este siglo.
Los siguientes capítulos se centran en la crisis en Europa manifestada en Ucrania como una de las zonas de liberación de tensiones y fragmentación del mundo. Los intentos de subyugar a Europa y la responsabilidad del imperialismo americano son notorios, sin embargo, la presión de Kiev chocó con una reacción de Moscú. Hay que examinar si fue excesivo o no. Asimismo, calcula el papel de la competencia, el beneficio y la explotación (es decir, el capitalismo) a lo largo del pensamiento de Claudio Katz, así como las posiciones divergentes en relación a este conflicto en curso.
Mientras que el capítulo final recupera los conceptos recogidos en el escrito. Esta esperada publicación organiza y resume el camino y la singularidad del imperialismo en esta nueva fase del capitalismo, a través del método dialéctico. Proporciona una visión de cómo han cambiado las diferentes confrontaciones en las últimas décadas, desde el surgimiento de un mundo unipolar.
Claudio Katz señala a lo largo de sus escritos que el epicentro del sistema imperial está resguardado en lo que podríamos llamar control sobre el ejercicio de la violencia a gran escala. La supremacía económica es un factor lógico, y también se basa en la repetición de narrativas que avalan el status quo, pero corrobora la tesis de que lo fundamental es el uso de la coerción para preservar el capitalismo.
Las diferentes zonas de tensión como el Sahel, Ucrania, Taiwán o Irán, donde se resuelven las tensiones entre Rusia, China y Estados Unidos, exponen nuevas articulaciones abordadas en este panorama. Sin embargo, el poder geopolítico-militar de Estados Unidos está en entredicho. Así como todo el andamiaje organizado desde mediados del siglo XX a través de organismos como el FMI, el Banco Mundial, la OTAN, o incluso otros más recientes como AUKUS o QUAD. Esto se ve socavado por el ascenso de China (principalmente asociado con el capitalismo estadounidense).
Lo que ofrece otra perspectiva sobre las organizaciones bajo su paraguas, como la OCS, BRICS+ o la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Pese a ello, Cláudio Katz propone una visión crítica que supera, por un lado, una visión sólo desde arriba de los equilibrios o disputas entre poderes y, por el otro, el papel activo de los movimientos sociales y las rebeliones.
Destaca la capacidad analítica para obtener una visión panorámica de las condiciones contemporáneas, al mismo tiempo que resalta la profundidad histórica y geográfica. De hecho, la opción de no incluir aquí la parte dedicada a Nuestra América invita a leerla más tarde, a fin de completar una perspectiva general sobre el actual entorno político y los dilemas teóricos.
De principio a fin tenemos una lectura coherente, que también invita a los no especialistas interesados en comprender el mundo actual, ya que desmitifica una gran cantidad de supuestos. Detrás de cada postulado hay una reflexión constante e incluso colectiva. Además de dilucidar ideas que entran en conflicto con sus fundamentos. Tiene la virtud de dejar temas abiertos a discusión sin conclusiones decisivas. La conclusión del trabajo desmiente otros aspectos en discusión y demuestra el minucioso trabajo, ahora lo que queda es invitar a nuevas lecturas y debates.
Como todo gran libro, abre nuevas preguntas, aquí sobre la crisis del sistema imperial y su desarrollo. Este pensador y economista de profundo enfoque geográfico justifica el desarrollo del texto y su uso diciendo “La caracterización del sistema imperial es esencial para comprender y transformar la realidad contemporánea (Katz, 2023)”.
Martín Martinelli Profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Luján (Argentina).
referencia
Claudio Katz. La crisis del sistema imperial. Buenos Aires, Jacobino, 2023.
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