por BENÍCIO VIERO SCHMIDT*
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El fuego arrasa el Cerrado, con llamas asombrosas en el bosque nacional de Brasilia, inclusive. El clima seco y el calor ayudan a exacerbar los estados de ánimo. Las disputas parroquiales y cargadas de sentimientos fascistas abundan entre los remanentes de las columnas de ocupación que llegaron a infestar la Capital el 7 de septiembre. Muchos, incluidos los camioneros, decidieron manifestarse a través de las redes, e incluso ante la prensa local, contra las retiradas de su máximo líder en la presidencia de la república. ¿Estarán buscando otro liderazgo, o esperarán los nuevos lineamientos del líder pendenciero que pone a prueba la paciencia de los demás poderes de la república?
La carta escrita por Michel Temer y firmada por Bolsonaro, sin olvidar el sello del integralismo brasileño (“Dios, Patria y Familia”) –una triste alusión al movimiento que reunió al mayor partido político nazi después de la Alemania de Hitler– no basta para reconstruir los lazos de mutua dependencia entre los grandes grupos económicos y el actual ocupante de la presidencia de la república. Desde la víspera de los hechos del 7 de septiembre, varios empresarios y financieros vinculados a todos los sectores de la economía nacional ya se habían manifestado en contra de la inestabilidad política generada por el alborotador y la necesidad de retomar las principales banderas de Paulo Guedes vinculadas al corte de subsidios. y la privatización generalizada de empresas estatales.
Nada, en cuanto a las relaciones entre economía y política, ha sido recompuesto; porque el gamberro no se ha pronunciado, ni suele hablar, sobre temas de los que no tiene el menor conocimiento. Es el caso del precio de los combustibles, en el que intenta conflagrar el terreno con acusaciones contra gobernadores por cobrar ICMS, la mayor fuente de recursos fiscales del Estado. No aborda, incluso reemplazando al expresidente de Petrobras por otro militar, el precio provocado por la vinculación que viene desde octubre de 2016 de los precios de los combustibles al PPI (Precio de Paridad de Importación). Por su parte, la capacidad de refinación de Brasil, autosuficiente en petróleo, gira en torno al 80% de sus plantas; en proceso de venta a empresas privadas que establecerán nuevos precios de monopolio. De ahí la presión por más importaciones de combustibles y derivados, en condiciones de dólar alto. Presión inflacionaria sobre bienes y servicios, no tratada por el gobierno como un tema crucial
Una vez más, el país se hunde en el miedo y la zozobra que provoca un Bolsonaro en plena figura de alborotador, desvinculado de los padecimientos generales de la población con inflación creciente, escasez, desempleo y desánimo ante las posibilidades de un mundo inseguro y presente aterrador.
Para componer el marco de ajuste entre la locura del poder central y los intereses del Centrão, la Cámara Federal aprobó (9 de septiembre) el nuevo Código Electoral con 18 puntos destacados, que aún serán analizados y votados, antes del proyecto (Margarete Coelho, PP -PI) sea enviado al Senado y luego a la sanción presidencial. Todo esto debe resolverse antes del 2022 de octubre, con vigencia en 24. Se esperan resistencias del Senado. En la Cámara, siete de los 80 partidos políticos representados dieron el 2026% de los votos al proyecto, que a la vez resta función a la Justicia Electoral, prohíbe las encuestas de opinión en vísperas de las elecciones, elimina la posibilidad de cuarentena para militares, policías, jueces y fiscales (valeria solo a partir de XNUMX), altera y flexibiliza la rendición de cuentas de partidos y campañas y establece lealtad partidaria a senadores, gobernadores, alcaldes y presidente de la república. ¡Difícil de pasar por el Senado!
*Benicio Viero Schmidt es profesor jubilado de sociología de la UnB y consultor de Empower Consult. Autor, entre otros libros, de El Estado y la política urbana en Brasil (LP&M).