por BENÍCIO VIERO SCHMIDT*
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Los acontecimientos en Afganistán tendrán muchas consecuencias para el mundo entero. Visible debilitamiento de la posición imperial estadounidense, como constructor de naciones democráticas según el patrón unipolar, para descrédito internacional; así como el surgimiento de un papel más destacado de China en su vecindad y posibles alianzas con Rusia. Estas son algunas de las consecuencias de la vuelta al poder de los talibanes. La garantía de conquistas ya adquirida en la experiencia reciente hace que la actuación de los talibanes sea una incógnita en el panorama internacional. En todo caso, la ruptura de un orden político basado en la ocupación militar imperialista por otro, surgido de cánones radicalmente teocráticos, surge como interrogante y reabre la discusión sobre las posibilidades de la democracia –patrón occidental– en países con formaciones históricas diferentes.
En Brasil, seguimos un camino tortuoso cada vez más marcado por la inestabilidad económica y financiera, que afecta la convivencia política, la posición de los partidos políticos y las expectativas del mercado.
El presidente acaba de entregar al Senado Federal un pedido de juicio político contra el ministro Alexandre de Moraes (STF), con miras a impugnar dramáticamente las acusaciones de ataques a la democracia, especialmente a través de noticias falsas, del que ha sido blanco junto con un selecto grupo de simpatizantes, incluido su abogado particular. Con pocas posibilidades de éxito, exige cambiar el reglamento interno del STF para regular sus relaciones con la presidencia de la república. Sirve, sin embargo, para incitar el espíritu de lucha de sus anfitriones en vísperas de las llamadas de guerra para el futuro inmediato.
Mientras tanto, el Senado deberá enfrentar un papel ineludible: deberá manifestarse respecto de la minireforma laboral y el proyecto de cambio del sistema electoral, ya aprobado por la Cámara Federal. La reforma laboral (parcial) precariza aún más los derechos laborales, impide el libre acceso a la Justicia Laboral y tiene como una de sus consecuencias el debilitamiento del sistema de seguridad social por la falta de aportes de los trabajadores “cuentapropistas”.
El tema del sistema electoral se refiere a la adopción de coaliciones y federaciones de partidos, abolidas en las últimas elecciones (PEC). Los senadores quieren mantener la decisión de 2017, que puso fin a las coaliciones proporcionales y forzó la participación en la elección en una sola boleta dentro del propio partido. Medida que entró en vigor en las elecciones de 2020.
El pago de precatorios (R$ 89 mil millones) crea una imposibilidad de reformar el Auxilio Brasil. El Ministerio de Economía quiere cambios legales que dividen el pago de las deudas de la Unión por encima de R$ 66 millones en diez años con corrección por la inflación del período. La PEC de Precatorios aún debe ser votada por la Cámara y el Senado.
Votos difíciles, con diferente apoyo en ambas Cámaras; y en el Senado hay mucha más oposición al Ejecutivo, en este momento preelectoral con presión sobre el gasto social.
Los incendios continúan, afectando cerca del 20% del territorio nacional en las últimas tres décadas. Un hallazgo dramático que pone permanentemente a Brasil en el punto de mira.
Con la constante difusión de sondeos de opinión, se perfila una situación de gobierno en firme desaprobación y consolidación de candidaturas opositoras, con enorme protagonismo para el nombre de Lula. Las manifestaciones empresariales y los grandes inversores también han seguido la tendencia de repudio al gobierno, bajo el auspicio del desembarco de un barco flotante.
Además, se espera que las instituciones estén preservadas y activas ante la posibilidad de disturbios convocados por las hordas bolsonaristas el próximo 7 de septiembre.
*Benicio Viero Schmidt es profesor jubilado de sociología de la UnB y consultor de Empower Consult. Autor, entre otros libros, de El Estado y la política urbana en Brasil (LP&M).