La enajenación del trabajo intelectual

Imagen: Mitchell Luo
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por BRUNO MACHADO*

Está en el interés de la clase propietaria que la clase obrera se vea a sí misma dividida entre trabajadores físicos e intelectuales.

Es común entre los jóvenes de clase media, que van desde la clase media baja hasta la clase media alta, ingresar al mercado laboral directamente en funciones de trabajo intelectual, con poca o nula presencia de trabajo físico. Ingresar a una universidad y tener su primer trabajo después de graduarse, o incluso trabajar en empresas familiares, hace que buena parte de los jóvenes de clase media nunca tenga contacto con ningún tipo de trabajo que no sea intelectual, como el trabajo físico, incluso el de intensidad de luz.

Este fenómeno favorece la división entre trabajo físico e intelectual en la sociedad. Lo que hace que estos jóvenes de clase media que ingresan al mercado directamente en funciones intelectuales se sientan mejor que los jóvenes que se desempeñan en el mercado laboral en funciones de menor posición jerárquica y en trabajos no dirigidos a la intelectualidad.

Este engañoso sentido de superioridad, que a menudo ni siquiera acompaña a un salario más alto, crea una falsa división de clases en el mercado laboral. En lugar de ver la división social entre trabajador y dueño, por tener más contacto con el “peón” que con el “jefe”, esta clase media se ve a sí misma en la cúspide de la pirámide social, por encima de los trabajadores manuales.

Esto ocurre tanto en las clases medias con cosmovisión liberal como en aquellas con cosmovisión socialista. La clase media liberal ve a la clase obrera sólo como la parte que realiza el trabajo físico, excluyéndose de esta clase social, a pesar de pertenecer a ella. De esta manera, ven a las masas como personas a explotar, creyendo que no pueden desempeñar otro papel social.

Por otro lado, la clase media socialista, principalmente la que conforma la izquierda universitaria, ve a las masas como personas a las que hay que educar, ilustrar y ayudar, ya que no ve en esta parte de la sociedad capacidad de autonomía política. Ambas visiones del mundo, fundadas en el privilegio del trabajo intelectual, alienan a esta clase media, que comienza a identificarse como una clase diferente a las masas. Sin embargo, desde el punto de vista de todo el sistema, ellos son la masa junto con aquellos que ven como la masa.

Por tanto, el trabajo físico, que es fundamental para el funcionamiento de la sociedad y necesita ser realizado, no tiene por qué ser exclusivo de una parte de la sociedad mientras otra se ve alejada de ella. Así como el acceso a la formación para el ejercicio del trabajo intelectual debe ser universal, debe existir una división social equitativa del trabajo físico en la sociedad. Tal idea ni siquiera es nueva, en la Unión Soviética muchos estudiantes universitarios que tenían acceso gratuito a la graduación también tenían que trabajar una carga de trabajo reducida en fábricas o plantaciones. Esta política pretendía valorar el trabajo y demostrar la igual importancia del trabajo físico e intelectual.

Si la clase media, que ha disfrutado del privilegio del trabajo intelectual desde su ingreso al mercado laboral, tuviera contacto con el trabajo físico, aunque de manera reducida, tendría menos prejuicios contra los trabajadores llamados “peones” y desarrollaría una mayor conciencia de clase, identificándose como clase obrera. Es en interés de la clase propietaria que la clase obrera se vea a sí misma dividida entre trabajadores físicos e intelectuales y que no se vuelva contra la verdadera clase dominante en la sociedad capitalista.

Es evidente que las políticas públicas dirigidas a insertar a los universitarios en el mercado laboral en trabajos no intelectuales que conduzcan a la valoración del trabajo en su conjunto y, en consecuencia, también a la toma de conciencia de clase de estos jóvenes, serían duramente rechazadas por la clase media brasileña. Esto ocurriría porque el trabajo no intelectual, que incluye meramente el trabajo físico, es visto como un castigo para esta parte de la sociedad privilegiada.

*Bruno Machado es ingeniero

 

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