por RENATO DAGNINO*
¿Cómo podemos garantizar que la economía solidaria pueda entrar en las escuelas de economía?
Responder a esta pregunta, que aparece repetidamente en el ámbito del movimiento de Economía Solidaria, implica una estrategia que va más allá de lo que este texto puede concebir. Ante la imposibilidad de presentar un “enfoque de solución”, lo que pretende hacer es diagnosticar el problema. Para ello, se centra en una pregunta metodológicamente previa que es el primer paso para llegar allí: ¿por qué la Economía Solidaria no entra en la agenda de las escuelas de economía?
Fue con este propósito que preparé la primera versión de este texto. Sirvió de base para mi participación en el XXV Congreso Brasileño de Economía, organizado por la Cofecon en noviembre pasado, y posteriormente fue publicado en tu revista.
Introducción metodológica
Es plausible pensar que la agenda docente e investigadora de estas escuelas (en adelante, simplemente, agenda, en cursiva) surge de una interacción entre sistemas complejos de carácter social, económico, productivo, político (política e política).
Siguiendo con el enfoque sistémico, centro mi atención en el análisis de dos sistemas (concepto que, destaco, difiere del de sectores económicos). La idea de que el sistema de economía solidaria crece en los intersticios de menor rentabilidad del sistema de economía capitalista, aunque cruda e imprecisa, es útil para modelar sistémicamente la pregunta que pretendo ayudar a responder.
Explorarlo implica investigar la correlación de fuerzas entre dos actores ubicados en el entorno de la educación superior, incluidas aquí las IF que se ramifican en la educación secundaria (a las que me refiero, de ahora en adelante y simplemente, como universidades). El grupo de aquellos que están satisfechos con el estado actual de agenda y aquellos que tienen razones de carácter académico para cambiarlo de manera que, dentro de los límites de su gobernanza y de esta manera, puedan eliminar obstáculos cognitivos a la expansión del sistema de economía solidaria.
Entiendo por razones académicas aquellas derivadas de cuestiones estrictamente disciplinarias. Fundamentalmente, quienes cuestionan el síndrome del archipiélago: la universidad es un conjunto de islas donde vive gente “imprecisa” o “inhumana” que no quiere o no puede tender puentes. Y aparecen mezcladas con posiciones ideológicas que postulan una misión institucional centrada en las demandas cognitivas de los pobres.
Para investigar esa correlación de fuerzas, caracterizaré esos dos sistemas que componen nuestra economía capitalista periférica. Es a partir de su interacción que, en última instancia, se generan los obstáculos cognitivos y las razones académicas que de ellos se derivan.
Hay abundante evidencia sobre la extrema concentración de la propiedad y del ingreso y el sesgo de la estructura estatal que garantiza y legitima el sistema económico capitalista, basado en la propiedad privada de los medios de producción, la competencia y la heterogestión. Por ello, me abstengo de comentarlo y me centro en el análisis del sistema de economía solidaria, basado en la propiedad colectiva de los medios de producción, la solidaridad y la autogestión. Además, en favor de la brevedad, no justifico aquí la relevancia de la propuesta de la Tecnociencia Solidaria como un marco analítico-conceptual que, por su enfoque en el espacio cognitivo, para cambiar el agenda que esta colección busca desencadenar.
Introducción histórico-conceptual
La Primera Semana Social Brasileña, en 1991, que tuvo como tema “Mundo del trabajo, desafíos y perspectivas”, registró el apoyo de Cáritas, pastorales sociales y sindicatos a los grupos populares de economía solidaria.
La Economía Solidaria (ES), como concepto, apareció en Brasil en 1996 en un artículo publicado en Folha de São Paulo por Paul Singer. Desde entonces, se han publicado más de cien libros, artículos, disertaciones de maestría y tesis doctorales sobre el tema.
En el ámbito académico, con la intención de contrarrestar el sesgo fomentado por las incubadoras de empresas y los Centros de Innovación Tecnológica, la ES surge con la creación de la primera incubadora tecnológica de cooperativas populares, en la UFRJ, en 1995. Esta iniciativa funcionó como una especie de modelo para los que comenzaron a operar en más de cien universidades con apoyo gubernamental.
Como política pública, la ES surgió en 2003 con la creación de la Secretaría Nacional de Economía Solidaria en el Ministerio de Trabajo y Empleo (MTE), bajo la coordinación de Paul Singer. De ahí en adelante, hasta el golpe de 2016, apareció el Registro Nacional de Empresas Económicas Solidarias, consejos de Economía Solidaria en varios gobiernos estatales, Centros de Capacitación, la Agencia de Desarrollo Solidario, leyes estatales y municipales, la Política Nacional de Economía Solidaria, la Economía Solidaria Nacional. Sistema, etc
Se financiaron cientos de proyectos destinados a apoyar a las empresas que estaban “brotando” gracias a la movilización del movimiento ES. Si bien este conjunto de iniciativas ya estaba perdiendo fuerza, fue el golpe de Estado de 2016 el que precipitó su desmantelamiento. Luego de un importante debate ocurrido en 2022 sobre cómo introducir la ES de manera transversal y sistémica en las políticas públicas, en 2023 se creó la Secretaría Nacional de Economía Popular y Solidaria, nuevamente en el MTE.
En nuestro tejido económico, la educación superior se organiza a través de una infinidad de redes de producción y consumo, bancos comunitarios, monedas sociales, etc. que, a pesar de no contar con subsidios gubernamentales similares a los que reciben las empresas, crecen en los intersticios de menor rentabilidad del sistema económico capitalista.
Como movimiento social, funciona como una especie de correa de transmisión entre estos dos ámbitos (económico y de políticas públicas), en numerosos foros municipales, estatales y nacionales donde se analiza el accionar de las empresas solidarias, sus demandas, y busca trasladar sus propuestas a la gobierno.
En el ámbito político, la ES se expresa a través de grupos como el Centro de Apoyo a Políticas Públicas de la Fundación Perseu Abramo y los Sectores de Economía Solidaria estatal y nacional del PT. Y, a nivel parlamentario, en la creación de varios frentes de legisladores dispuestos a apoyar el sistema de economía solidaria.
En el ámbito del Consejo Económico Federal, con la creación del grupo que apoya la elaboración de este texto, se inicia un proceso que, aprovechando el terreno fértil identificado, puede contribuir decisivamente a cambiar la situación. agenda.
Obstáculos cognitivos exógenos
Aunque las ideas y teorías alineadas con lo que hoy llamamos ES son tan antiguas como el capitalismo mismo, y los acontecimientos durante la Comuna de París, la Guerra Civil Española, la Revolución de los Claveles y el Chile de Allende han señalado alternativas a él, la hegemonía del sistema económico capitalista no le permitió penetrar en el ámbito académico.
Hay que reconocer que tras el reinado keynesiano de la edad de oro del Estado de Bienestar, el poco éxito del experimento socialdemócrata y el impacto del innovacionismo neoschumpeteriano auspiciado por la avalancha del neoliberalismo, quedaba poco de pensamiento crítico relacionado con El marxismo, que podría poner a ES en agenda.
Obstáculos cognitivos endógenos
Al estar ubicados en un territorio periférico cuyas élites se imponen a sí mismas una cómoda y funcional condición de dependencia cultural (y, por tanto, académica), era de esperar algo similar a lo aquí señalado.
A pesar de haber sido un territorio lleno de poderosos aportes revolucionarios en las Ciencias Humanas, y en particular en la Economía, enfocados en las implicaciones socioeconómicas de la condición periférica, poco quedaba para movilizarse en la dirección que nos interesa.
El impacto de esa avalancha neoliberal en nuestra universidad pública, y me centro en ello por razones obvias, la convirtió en un centro irradiante de ideas, teorías, y las mejores prácticas, casos exitosos, evaluaciones comparativas, y otros instrumentos metodológico-operativos empresariales adheridos a su marco analítico-conceptual y, por tanto, coherentes con la reproducción de los valores e intereses del sistema económico capitalista.
Lo que, en última instancia, provoca que incluso los docentes partidarios de la educación superior e incluso aquellos que trabajan en el campo de la extensión actúen, por desconocimiento, de acuerdo con una agenda poco coherente con los valores e intereses del sistema de economía solidaria.
Al considerar los obstáculos cognitivos como los fundamentales y también los más importantes a atacar para modificar la agenda, y porque la universidad pública es la loci Donde debería ocurrir esta transformación, la idea de que ahí es donde debería enfocarse nuestra acción es intuitiva. A continuación, luego de analizar elementos que aún no han sido abordados, sugiero algunas mediaciones para esta acción.
Movimientos centrífugos y centrípetos.
Para concluir con la pregunta de "¿cómo eliminar los obstáculos cognitivos?" Rescato una crítica que he hecho respecto del accionar de partidarios de movimientos contrahegemónicos en la universidad. Se aborda lo que vengo comentando, analizar casos similares al ES, como un movimiento centrífugo. Este movimiento, que aleja a los actores descontentos del centro del círculo de poder universitario en el que se disputa la hegemonía sobre su orientación, es justificado por ellos como necesario para generar un espacio para la acumulación de fuerzas. O, más pragmáticamente, como una alternativa que permita, junto a sus pares que comparten orientaciones cognitivas y motivos académicos, la realización profesional que merecen.
Se descuida el movimiento centrípeto centrado en la disputa por la hegemonía dentro de este círculo de poder. Una falsa moral defendida por quienes quieren mantener la statu quo que dicen querer preservar la pluralidad, la autonomía y la libertad de cátedra, potencia el movimiento centrífugo. El movimiento centrípeto, potencialmente capaz de aprovechar mejor la energía de estos actores insatisfechos y de cooptar a sus pares hacia un camino diferente, cuando está descalificado, los lleva a no involucrarse en el cambio de sus agenda, hoy adheridos al sistema económico capitalista.
En lugar de actuar políticamente para guiar esta agenda En la dirección del sistema de economía solidaria y, en particular, de lo que he llamado, particularizando el espacio cognitivo, Tecnociencia Solidaria, estos partidarios de la ES se han alejado de este centro. A menudo, por razones comprensibles de “supervivencia”, buscan a otros. locii, como las incubadoras.
Allí, gracias al trabajo de estudiantes y algunos profesores (casi todos de humanidades y dedicados a la extensión), se produjo un notable proceso teórico-práctico de cambio. agenda. A pesar de su carácter importante, creativo y revolucionario, se limita al reducido número de estudiantes que, insatisfechos con los conocimientos que vienen recibiendo, se acercan a las incubadoras.
El actual proceso de curricularización de la extensión es una “ventana de oportunidad” fundamental que debe aprovecharse para desencadenar un movimiento centrípeto orientado a la disputa de la hegemonía contra quienes, alegando esa falsa moral, defienden el mantenimiento de la agenda de la economía del sistema económico capitalista en el ámbito de la universidad pública. Y, también, la seducción y cooptación de quienes aún ignoran las alternativas a esta agenda los cuales han sido concebidos durante tres décadas en los distintos ámbitos mencionados en el apartado de Introducción analítico-conceptual.
¿Cómo eliminar obstáculos cognitivos?: mirando hacia atrás
Durante mucho tiempo ha habido movimientos centrípetos en América Latina destinados a evitar la reproducción acrítica (y en gran medida autoimpuesta debido a la creencia en el mito transideológico de la neutralidad y el determinismo de la tecnociencia) de la agenda de enseñanza, investigación y extensión practicada en los países centrales. .
Uno de los movimientos mejor estructurados y más importantes para el objetivo de este texto, aunque no ha logrado mucho éxito, es el desencadenado por el Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad (PLACTS). Ya en los años setenta propuso cambios en la agenda orientada a la generación de conocimiento en línea con un proyecto nacional que apuntaba a la soberanía respecto de los países centrales y a la satisfacción de las “necesidades básicas” de la población. La valoración que hago del acierto con el que sus fundadores llevaron a cabo los momentos descriptivos y explicativos de su análisis es tan positiva que es en ella en la que me baso para la elaboración del marco analítico conceptual que origina la propuesta de Tecnociencia Solidaria.
En cuanto al momento normativo, sin embargo, mi valoración es diferente. Las circunstancias en las que vivía América Latina hicieron que PLACTS, si bien reconociera las limitaciones (evidenciadas por la Teoría de la Dependencia) que el imperialismo y la clase propietaria ponían a lo que querían, no pudo obtener la adhesión de la universidad para cambiar su agenda.
En esa circunstancia, una izquierda dividida entre un proyecto de sumarse a una burguesía nacional supuestamente capaz de enfrentar al imperialismo y otro que proponía la lucha armada, la cuestión de cambiar la agenda no se abordó de manera importante. El primer proyecto tuvo como actor central a empresas nacionales y estatales. Sin embargo, para satisfacer el consumo imitativo de bienes y servicios ya diseñados en el Norte, no necesitaba innovar (explorar la plusvalía relativa), como suele funcionar el capitalismo allí.
Por el contrario, las empresas locales pueden seguir aprovechando la posibilidad más cómoda de disfrutar de un valor añadido absoluto. Esta variante especialmente saqueadora del capitalismo periférico engendrada por la clase propietaria y “su” Estado. El proyecto que aún persiste, retomando la noción de desarrollismo nacional en la forma de la actual propuesta de neoindustrialización, apoyada por el mito transideológico de la neutralidad y el determinismo de la tecnociencia, explica en última instancia por qué la cuestión de la agenda permanece alejado de la política cognitiva.
¿Cómo eliminar obstáculos cognitivos?: mirando hacia el futuro
La Introducción histórico-conceptual indica un cambio en esta situación. Un marco analítico-conceptual que renueve PLACTS y el pensamiento de autores extranjeros y, principalmente, nacionales (como Paulo Freire y Darcy Ribeiro), y el surgimiento de un nuevo actor, el movimiento ES, pueden cambiar la correlación de fuerzas a favor de aquellos que quieren cambiar el agenda.
Entre los muchos factores que contribuyen al fortalecimiento de este nuevo actor, hay uno que es ominosamente actual: la conciencia de la necesidad de superar el agravamiento de la crisis sistémica del capitalismo. Y también el hecho de que en el estricto nivel individual, de su negocio, la empresa, aunque quisiera hacerlo, es incapaz de internalizar las externalidades negativas que viene provocando. Quienes lo hagan en contra de la lógica atomizada e intrínsecamente egoísta que lo rige, serán excluidos del mercado porque no pueden trasladar sus mayores costos de producción al precio.
Pero entre estos factores, lo que quiero resaltar, dada su característica de posible “hecho futuro” para promover el cambio en agenda, es la existencia de un gobierno en el que muchos de sus líderes de izquierda, especialmente aquellos que estudiaron algo de Economía, pertenecen a una generación que conoció y valoró la educación superior.
Para movilizarlos, en primer lugar habría que considerar que tal vez sea la necesidad de tener en cuenta los intereses de otros miembros de la coalición gubernamental lo que explica el hecho de que todavía no estén actuando de manera suficientemente incisiva.
Algunos de ellos no han resaltado la especificidad del sistema de economía solidaria y lo mencionan de forma indiferente en relación a propuestas como la economía creativa, circular, popular, verde, de impacto o sostenible que, en realidad, sirven a otros intereses y valores. Atrapados en la persistente trampa socialdemócrata de intentar hacer más eficiente el sistema económico capitalista para financiar políticas socializadoras, no tienen en cuenta la importancia de dirigir los voluminosos recursos de compras públicas hacia la educación superior. Cada vez más entendido por los partidarios de la SE como la principal vía para ampliar y consolidar sus redes de producción y consumo y, de esta manera, aprovechando su papel para inducir un estilo de desarrollo más justo y sostenible, también es visto como un garante de la gobernabilidad. que el actual gobierno necesita.
Es necesario hacer que estos líderes políticos materialicen su gran poder de influencia para cambiar la situación. agenda. Junto con los sectores más directamente involucrados con el sistema de economía solidaria y, en particular, en el ámbito en el que se centra este texto, con los profesores, estudiantes y empleados universitarios (donde obviamente deben seguir actuando), necesitan ser cooptados. .
Una oportunidad para avanzar en esa dirección fue el XXV Congreso Brasileño de Economía, organizado por la Cofecon en noviembre pasado, donde por primera vez se logró dar a conocer el tema de la educación superior entre los más destacados economistas. Como medida que podría adoptarse más adelante, sugerí que se enviara un documento a los líderes políticos que habían demostrado simpatía por ES en el pasado, pidiéndoles que sugirieran medidas para cambiar la situación. agenda.
*Renato Dagnino Es profesor del Departamento de Política Científica y Tecnológica de la Unicamp. Autor, entre otros libros, de Tecnociencia solidaria, un manual estratégico (luchas contra el capital).
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