40 años de democracia argentina

Imagen: Lucía Montenegro
Whatsapp
Facebook
Twitter
Instagram
Telegram

por LEONARDO AVRITZER*

Éxito político y fracaso económico

Argentina tiene una trayectoria única cuando hablamos de democracias sudamericanas. Después de haber atravesado una transición hacia el colapso vista, en ese momento, con renuencia por los politólogos, Argentina tuvo varios gobiernos exitosos en lo que respecta a una lógica de construcción democrática. Su primer gobierno se diferenció de otros países recientemente democratizados de la región al poner en el centro la acusación de graves violaciones de derechos humanos (Jelin y Abós, 1987).

Sin embargo, el fin del primer gobierno ya puso en la agenda un tema que puede considerarse la síntesis de la historia argentina, el descontrol de la economía y la crisis inflacionaria. Éste parece ser un buen resumen de la democracia argentina a lo largo de estos 40 años: éxito político y fracaso económico. Las elecciones de 2023 podrían significar el fin de esta trayectoria.

Los primeros gobiernos argentinos después de su transición democrática estuvieron marcados por dos fenómenos, nuevamente desde un punto de vista comparativo: la ausencia de una nueva constitución, formato adoptado por varios países sudamericanos, como Brasil, Perú, Bolivia, entre otros, y un ciclo perverso entre gobiernos peronistas y no peronistas que impidió a estos últimos completar sus mandatos presidenciales.

El primer gobierno peronista exitoso, el de Carlos Menem, creó las condiciones para una solución a la cuestión constitucional, al incorporar durante la reforma constitucional de 1994, los principales tratados internacionales de los que el país era signatario (Abramovich, 2009). De esta manera, se abrió un camino de ampliación de derechos que consolidó los derechos civiles y permitió a diferentes gobiernos peronistas y no peronistas ampliar sus derechos, como la adopción de niños por parejas homosexuales y la ley del aborto.

Pero el segundo elemento, la continua tensión entre peronistas y no peronistas, un conflicto ahora democratizado, renovó lo que Guillermo O'Donnell llamó el "juego imposible". De hecho, en las primeras décadas de la democratización argentina, los gobiernos no peronistas no llegaron a su fin –en ambos casos debido a una fuerte crisis económica–. Recién en este siglo se estabilizó la sucesión presidencial, en 2019, poniendo fin a la idea de que los gobiernos no peronistas no terminaron su mandato (Paruzzotti, 2023). De esta manera se estabilizó uno de los principales déficits de la democratización argentina.

Cuando pensamos en la situación económica del país durante el período democrático, especialmente en los últimos 23 años, vemos dónde residen los riesgos para la democracia. Después "corralitos”, vino un período de recuperación económica con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, pero en los últimos años la economía comenzó a decaer progresivamente. Los últimos cuatro años de gobierno del actual presidente, Alberto Fernández, han sido de recesión. Como consecuencia de este desastroso desempeño económico, los niveles de confianza en las instituciones y el optimismo sobre el futuro cayeron drásticamente (Iazzeta, 2023).

Las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) tienen una estructura diferente a las primarias estadounidenses y, de hecho, toman en cuenta las preferencias de la población. En este caso, el favorito era Javier Milei, un político que llamó la atención a finales del año pasado, pero que parecía no tener posibilidades de alcanzar el primer lugar debido a su mal desempeño en las elecciones provinciales de finales del primer semestre del año. año. Javier Milei provocó un terremoto en la política argentina al romper con patrones formalmente establecidos (Annunziata, 2023).

Siguiendo al politólogo argentino Martín D'Alessandro, esto convirtió a los peronistas, columna vertebral de la democracia argentina, tuvo su peor resultado electoral en 80 años (D'Alessandro, 2023). Pero el terremoto no quedó ahí: el voto a Javier Milei, que no tiene gobernadores, alcaldes ni ningún otro tipo de representación, es, por eso mismo, un voto profundamente antiestatal y antiinstitucional.

Así, Argentina corre el riesgo en estas elecciones de enredarse en una espiral que ya ha involucrado a otros países de la región, como Brasil, parcialmente recuperado de la aventura de Bolsonaro, Perú, con juicios políticos regulares y Chile, paralizado entre la constitución que hace. que no queremos y que no es capaz de consenso. Este es un camino que sabemos comienza: con el rechazo de todas las instituciones democráticas. Simplemente no sabemos cómo termina.

*Leonardo Avritzer Es profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la UFMG. Autor, entre otros libros, de Impases de la democracia en Brasil (Civilización Brasileña). [https://amzn.to/3rHx9Yl]

Publicado originalmente en Jornal GGN.


la tierra es redonda existe gracias a nuestros lectores y seguidores.
Ayúdanos a mantener esta idea en marcha.
CONTRIBUIR

Ver todos los artículos de

10 LO MÁS LEÍDO EN LOS ÚLTIMOS 7 DÍAS

Ver todos los artículos de

BUSQUEDA

Buscar

Temas

NUEVAS PUBLICACIONES

Suscríbete a nuestro boletín de noticias!
Recibe un resumen de artículos

directo a tu correo electrónico!