por PAULO CAPEL NARVAI*
El programa de salud bucal que se integró con otras prácticas de salud pública dentro del SUS fue un avance y un logro para la población
Hace 20 años, un 17 de marzo como hoy, la política de salud bucal brasileña registró un cambio profundo: el entonces programa “Brasil Sorridente” (BS) fue lanzado en Sobral, CE, por el presidente Lula.
Pero Brasil Sorridente no nació en Brasilia. Nació en los numerosos municipios que, desde los años 1980, habían ido reorientando programas en este ámbito. Sin estas innovaciones no habría Brasil Sonriente, o sería otra cosa. Algunos ejemplos: desde Curitiba, con sus “clínicas modulares”, referencia de la red pública, Antonio Silveira propuso lo que serían los Centros de Especialidades Odontológicas (CEO), de los que hoy existen 1.229 en todo Brasil.
De Belo Horizonte, con la formación de técnicos y asistentes, bajo el liderazgo de Eugênio Vilaça, de la Universidad Católica, vino el reconocimiento de la importancia del Equipo de Salud Bucal, idea que Sylvio Gevaerd y Djalmo Souza pusieron en práctica al proponer el equipo, y no sólo el dentista, en Salud de la Familia.
De Santos surgió el reconocimiento de que es justo que el SUS ofrezca prótesis dentales, con cero ganancias, como había propuesto Vitor Gomes Pinto. Marco Manfredini y el alcalde David Capistrano concluyeron que era posible entregar prótesis sin siquiera cobrar costos de producción.
Desde São Paulo, con la consolidación de la fluoración del agua, acciones colectivas en escuelas y guarderías, bajo el liderazgo de Luiza Erundina y Douglas Schneider, surgió la convicción de que era posible integrar la salud bucal con otras prácticas de salud en el SUS. Así, de las experiencias de decenas de municipios (es imposible enumerarlos todos, por supuesto), surgieron las bases de lo que sería Brasil Sorridente, en el primer gobierno de Lula.
Desde entonces se han consolidado y ampliado importantes logros para la población en este ámbito. La municipalización de acciones y la presencia de la salud bucal en la Salud de la Familia despegó con Brasil Sorriente.
Pero en estos 20 años también hubo muchas dificultades. El mayor llegó con Michel Temer, el gobierno que sucedió a Dilma Rousseff. Fue un período de grave falta de financiación en el sector, marcado por la eliminación de la obligación de los municipios de implementar Brasil Sorridente, con su desafortunado Plan Nacional de Atención Primaria. Luego vino Jair Bolsonaro, que cometió un error tras otro, desmanteló el SUS, rompió el pacto federativo y mantuvo la asfixia financiera del BS, que quedó colgando de un hilo. Un desastre.
En el actual gobierno, sin embargo, la salud bucal viene participando activamente en la reconstrucción de acciones y estrategias para volver a encaminar el SUS. De hecho, la salud bucal es una de las áreas de mayor éxito en este esfuerzo de reconstrucción. Priorizar y relanzar Brasil Sorridente, ahora constituida como Política Nacional de Salud Bucodental (PNSB), con la ley federal n. 14.572, del 8 de mayo de 2023, el gobierno Lula promueve, en los últimos 15 meses, unas decenas de acciones para no dejar la ley de salud bucodental del SUS sólo "en el papel".
Entre tantos logros, que merecen celebración en el 20º aniversario de Brasil Sorriente, sólo unas pocas voces están en desacuerdo. Son personas que discrepan por disentir, balbuceando argumentos confusos, inconexos, desligados de la realidad de los municipios. Las dificultades salariales en muchos lugares, que es necesario afrontar y resolver, dan lugar a críticas justas, pero de las que se aprovechan algunos “salvadores de la Patria”, que guardaron silencio cuando Brasil Sorridente fue atacado por Michel Temer y Jair Bolsonaro pero quien, ahora, no propone nada concreto. Nunca se sabe exactamente qué quieren o qué proponen. Sólo reiteran ataques a la ministra Nísia Trindade y a la coordinadora de Salud Bucal del Ministerio de Salud, Doralice Cruz.
Pero Nísia Trindade y Doralice Cruz están invirtiendo aún más en la reconstrucción de Brasil Sorridente. Es esta importante obra, para la que fueron convocados por Lula, la que viabilizó la transferencia de recursos de Brasilia a los Estados y Municipios. Para ello, la orientación del Ministerio de Salud ha sido reconocer el esfuerzo de los municipios, en este período pospandemia post-covid-19, y considerar que el desempeño en el área de salud bucal ha sido el mejor posible.
Por esta razón, los municipios están recibiendo el monto máximo de recursos adicionales previstos por la Ordenanza 960/2023, con cada transferencia. Tanto es así que, además de los montos transferidos periódicamente, el gobierno federal envió R$ 565 millones a los municipios, desde julio del año pasado hasta este mes de marzo. Este dinero extra para los municipios, nada menos que 0,5 millones de reales, debe continuar para recuperar las pérdidas de recursos resultantes de la pandemia y que son necesarios para que los municipios puedan seguir ofreciendo justicia salarial a los profesionales de la salud bucal, como ocurre en cientos de municipios, pero que sigue siendo un desafío para muchos alcaldes y gestores del SUS.
Felicitaciones a Brasil Sorridente, ahora con Más Salud Bucal en el SUS.
*Paulo Capel Narvaí es profesor titular de Salud Pública de la USP. Autor, entre otros libros, de SUS: una reforma revolucionaria (auténtico). Elhttps://amzn.to/45IhkhQ]
Publicado originalmente en el sitio web de Centro Brasileño de Estudios de Salud (CEBÉS).
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