por AFRANIO CATANÍ*
Comentario al libro de Nelson Motta en colaboración con Antônio Carlos Miguel
“Qué incluir y qué excluir, esa es la cuestión” (Karl Popper).
Después de 13 meses viviendo con mi familia en Londres, regresé a Brasil en agosto de 2016. Año difícil: acusación por Dilma Rousseff, la libra esterlina cotizada a BRL 4,00 meses antes de llegar a BRL 6,60 –mientras escribo esto, gracias a la política económica puesta en práctica por un gobierno genocida, llegó a BRL 7,61–, huelga en las universidades estatales de São Paulo, consternación general , “¡Fora Temer!” teniendo poca efectividad...
Así que fue un alivio encontrar, un mes después, el libro 101 canciones que tocaron Brasil, que escribió Nelson Motta con la colaboración de Antônio Carlos Miguel.
En el “Posfácio – Bônus Track” (p. 215-218) se reconoce que “las 101 mejores o más importantes canciones brasileñas no existen”, enumerando bastante más de un centenar de las que no fueron incluidas en la obra, reconociendo que la selección podría llegar fácilmente a 1.001 canciones, “tal es la creatividad y diversidad de los compositores brasileños en el último siglo”. Seguramente, Motta y Miguel se enfrentaron al dilema enunciado por el filósofo Karl Popper (1902-1994) en su autobiografía intelectual, que utilicé como epígrafe en este artículo: “qué incluir y qué excluir, esa es la cuestión”.
Y esta maravillosa lista, defiende Motta, debe (y debe) hacerse “por género, por época, por importancia histórica o éxito popular, además de por excelencia melódica, armónica, rítmica y poética”. También agrega que la música brasileña tiene como una de sus grandes cualidades la “inigualable variedad de géneros, estilos, ritmos y mezclas musicales, desde Belém hasta Porto Alegre, en diferentes épocas y bajo múltiples influencias, que representan nuestra diversidad étnica y cultural”, ponderando que “entre las innumerables canciones bellas, alegres, dramáticas, románticas, divertidas, trágicas, políticas, sociales, de los más variados ritmos y estilos, que se hicieron populares y marcaron su tiempo, algunas tocaron especialmente a Brasil, en nuestros mejores y peores momentos , y se convirtió en la banda sonora de nuestra historia personal y colectiva”.
Steve Turner, hace unos años, escribió un hermoso libro describiendo los detalles de la creación de cada una de las canciones de los Beatles, constituyendo un sabroso texto para cualquier interesado en el backstage del cuarteto de Liverpool. Motta, asistido por Miguel, cuenta poco a poco la historia de las 101 canciones elegidas. Como con cualquier selección, obviamente uno puede estar en desacuerdo con los elegidos. Después de todo, somos más de 210 millones de apreciadores de los sonidos producidos por los compositores que realizan su oficio aquí. Pero, reitero, si hay alguna duda sobre el “barrado en el baile”, se puede acudir al Epílogo y, ciertamente, allí aparecerá el agraviado, mencionado, pero no incluido.
Personalmente, me gustó cómo estaba organizada la obra, repleta de imágenes de intérpretes y compositor(es), así como portadas de discos, CDs, fotos de conciertos, carteles, caricaturas... Cada canción aparece comentada y contextualizada, ya sea con respecto a la trayectoria del compositor, intérprete y/o corriente musical a la que se vincula. Comentarios rápidos y valiosos.
El camino comienza en 1899, con “Ó abre alas”, de Chiquinha Gonzaga, y termina en 2003 con Marcelo D2 y Davi Corcos (“Buscando el compás perfecto”). Entre estos “tips” tenemos 99 canciones. Mencionaré algunos de ellos, ya que es imposible detallar todo el conjunto.
Noel Rosa aparece con “Feitiço da Vila” (1934, con Vadico) y “Palpite infeliz” (1936); está “Por el teléfono” (Donga y Mauro de Almeida, 1916); Pixinguinha tiene “Carinhoso” (1937, con João de Barro) y “Rosa” (1937, con Otávio de Souza); Ary Barroso tiene 3 grabaciones: “Na Baixa do Sapateiro” (1938), “Aquarela do Brasil” (1939) y “To hurt my heart” (1943). Dorival Caymmi es recordado en cinco canciones: “Rosa Morena” (1942), “Dora” (1945), “Marina” (1947), “João Valentão” (1953) y “Saudade da Bahia” (1957). Luiz Gonzaga y Humberto Teixeira con “Asa Branca” (1947), Lupicínio Rodrigues con “Nervos de Aço” (1947) y Zé Keti con dos temas (“A voz do morro”, 1945; “Mascarada”, con Elton Medeiros, 1965 ). Jorge Ben Jor, por su parte, cuenta con “Más que nada” (1963) y “País tropical” (1969). Luiz Melodia (“Pérola negra”, 1972), Raul Seixas (“Ouro de tolo”, 1973; “Metamorfose ambulante”, 1973) y Cartola (“Saldrá el sol”, 1964, con Elton Medeiros; “Como las rosas no hablan”, 1976 y “El mundo es un molino”, 1976) no se olvidan, mientras que Milton Nascimento, con “Travessia” (Fernando Brant, 1967), “Nada será como antes” (Ronaldo Bastos, 1971) y “Estudiante corazón” (Wagner Tiso, 1983) y Gonzaguinha, con “Explode Coração” (1979) y “O que é, o que é” (1982).
Los comentarios sobre Chico Buarque se centran en “A pesar de ti” (1970), “Construção” (1971), “Ojos en los ojos” (1976), “Beatriz” (Edu Lobo, 1983) y “Futuros amantes” (1993). . Roberto y Erasmo Carlos no podían quedar fuera: se analizan “Detalhes” (1971), “Emoções” (1981) y “Fera herida” (1983). Paulinho da Viola tiene dos canciones – “Foi um rio que passa em minha vida” (1969) y “Coração leviano” (1977) –, Paulo Sérgio Valle y Marcos Valle también dos (“Necesito aprender a estar solo”, 1961 y “Samba de Verão”, 1965), las mismas para Gilberto Gil (“Domingo no Parque”, 1967 y “Aquele Abraço”, 1969) y otras tres para Caetano Veloso: “Força Estrange”, “Sampa” y “Terra” , todos de 1978.
Vinicius de Moraes, Tom Jobim, Newton Mendonça, Carlos Lyra, Baden Powell y Toquinho son reseñados en “Chega de Saudade” (Tom y Vinicius, 1958), “Sé que te amaré” (ídem, 1958), “Desafinado” (Tom e Mendonça, 1959), “Samba da Benção” (Vinicius y Baden, 1963), “Chica de Ipanema” (Tom y Vinicius, 1963), “Canto de Ossanha” (Vinicius y Baden, 1966), “Primavera” (Vinicius y Lyra, 1964), “Ola” (Te lo cuento) (Tom, 1967), “Tarde em Itapuã” (Toquinho y Vinicius, 1971) y “Águas de Março” (Tom, 1972).
Pero el libro no termina ahí: también están Lamartine Babo, Silval Silva, Bororó, Assis Valente, Zé da Zilda, Marino Pinto, Braguinha, Cassiano, Guilherme Arantes, Ivone Lara, Rita Lee, Djavan, Zé Ramalho, Cazuza, Frejat, Marina Lima, Lobão, Herbert Vianna, Arnaldo Antunes, Marisa Monte, Carlinhos Brown, Tim Maia, Renato Russo, Lulu Santos, Oh, pero casi me olvido de Nélson Cavaquinho, Adoniran Barbosa, Jacob do Bandolim, Renato Teixeira, João Bosco , Aldir Blanc, Geraldo Vandré, Johnny Alf, Belchior, Jorge Mautner…
De todos modos, recalco una vez más: se puede estar en desacuerdo con la selección hecha por Motta y Miguel, pero es un libro muy animado. Entiendo que no es posible notar las últimas cuatro líneas del “Bônus Track” escrito por Nelsinho: “Desde modinhas y choros hasta funk y tecnobrega, la música brasileña acompaña los movimientos del país con canciones que cuentan la historia de una época y de los sentimientos de los brasileños con calidad, cantidad y diversidad” (p. 218).
*Afranio Catani Es profesor jubilado de la Facultad de Educación de la USP y actualmente es profesor titular de la misma institución. Profesor invitado en la Facultad de Educación de la UERJ, campus Duque de Caxias.
referencia
Nelson Mota. 101 canciones que tocaron Brasil (con la colaboración de Antônio Carlos Miguel). Río de Janeiro, Estação Brasil, 2016, 224 páginas.
Bibliografía
Carlos Popper. Autobiografía intelectual. Traducción: Leonidas Hegenberg y Octanny Silveira da Mota. Sao Paulo, Cultrix, 1986.
Steve Turner. The Beatles: la historia detrás de cada canción. Traducción: Alyne Azuma. Sao Paulo, Cosacnaify.